Ganó Morel. Perdió Nueva Esparta

Jueves, 09/12/2021 09:24 AM

Hay que debatir qué pasó el 21N. El pueblo merece conocer la verdad de lo ocurrido en las recientes elecciones.

Partiendo de algunas respuestas dadas por Dante Rivas a sus críticos en redes sociales, empecemos por hacer un pequeño examen y recordemos las condiciones en que se dio este proceso electoral.

Para empezar, se debe tomar en cuenta que ocurrieron en medio de la Pandemia, pero además en un país bloqueado económicamente por EE.UU. y sus aliados. Un pueblo que, a nivel de nuestro estado, además de las dificultades adicionales de la insularidad, no contó con un gobernador que asumiera sus responsabilidades. La salud pasó a ser una prioridad para todas las personas y junto a ella el pueblo vio cómo crecían día a día los problemas, especialmente en los servicios de electricidad, agua, gas y gasolina. A esto hay que sumarle las angustias en la vida cotidiana por los efectos de la inflación y el desempleo. En ese contexto, ¿Qué papel jugaron Alfredito, Morel y Dante en la acción diaria para llevar soluciones y atender las necesidades del pueblo? La verdad incontestable es que solo había un combatiente en el campo de batalla y este era Dante. Hizo de tripas corazón para responder a las necesidades del pueblo neoespartano. No se escondió y dio la cara para mitigar las angustias de un pueblo abandonado. Atribuirle todas las fallas al único que buscó y logró soluciones, es lo mínimo, deshonesto. Pretender sustituir la percepción inducida por la realidad es manipular la verdad. Lo atacaron una y otra vez. Descalificaron sus acciones para resolver de manera concreta los problemas del pueblo mientras la prensa mercenaria, los operadores políticos de la derecha y sus adversarios internos, jugaron a su desgaste desde los laboratorios de la mentira. Todos unidos contra el único que se la estaba jugando por el pueblo todos los días.

Por eso, mientras se vayan procesando las informaciones y factores que influyeron en los resultados, conviene mantener la calma y los nervios de acero. Apelar por adelantado a sarcasmos darwinistas no parece ser una forma constructiva para abordarlos. En todo caso confiamos en que la sabia verdad siempre saldrá a la luz con su fuerza renovadora y de cambios. Es cuestión de tiempo.

El ahora gobernador electo, Morel, lo que hizo fue esperar y esperar sin aportar absolutamente nada, apostando al desgaste del inexistente Alfredito, además de culpar a Dante de todo para golpear su credibilidad. Morel miraba los toros desde la barrera para después ofrecerse como el salvador que le devolvería al pueblo neoespartano los supuestos mejores días que tuvo en el pasado. Una operación psicológica para recordar lo que fueron sus gobiernos adeco-copeyanos durante la Cuarta República. Un cuento de hadas donde se borró el capítulo que decía que sus panas norteamericanos nunca lo bloquearon a él ni a sus socios de la política de la guanábana porque eran serviles y útiles al imperio.

Alfredito, solo fue bueno para echarle la culpa a los demás sin asumir los problemas reales del pueblo, incluso de las propias personas que lo eligieron. Por lejos, el peor gobernador de la historia de Nueva Esparta.

Si Dante hubiese sido un político frío y calculador, podría haber hecho lo mismo que hizo Morel. Dejaría al pueblo solo, padeciendo y sufriendo los problemas, depositando toda la culpa en el bloqueo y en el irresponsable que desgobernaba desde La Asunción. No lo hizo y no podía hacerlo. Prefirió como margariteño que le duele los padeceres de su gente, colocarse al frente para buscar creativamente soluciones en medio de las dificultades. Si hoy tenemos servicios funcionando que pueden y deben ser mejorados, fue gracias a las gestiones de Dante. Nadie puede demostrar lo contrario.

Dante se colocó al lado del pueblo y lo ayudó lo más que pudo. Supo acompañarlo y viviendo sus sufrimientos pagó el precio tanto del desgaste político como del físico (perdió algunos kilos). Por eso, alejado de las oficinas y del aire acondicionado se metió de manera verdadera y sincera en el corazón del pueblo noble y trabajador de Nueva Esparta. Por eso también los Bolivarianos que valoran y respetan los verdaderos liderazgos lo están acompañando y lo van acompañar.

Lo mejor está por venir y vendrá de la mano del pueblo llano. Ese que por ahora no se mete en política, pero que reconocerá y apoyará a Dante cada vez más, a medida que pasen las semanas y comprenda quien era de verdad ese ser humano que trataba de darle respuestas a sus necesidades. A Dante le tocó asumir la responsabilidad de ser el Protector de Nueva Esparta en el momento más difícil de nuestra historia. Los tiempos por venir lo absolverán. Logró recuperar y estabilizar la electricidad, el gas, los combustibles y los alimentos y darle la respuesta más adecuada a la pandemia. Hizo todo eso con menos recursos y poder del que le atribuían en ese imaginario de "todo poderoso" que fue construido mediáticamente para poder atacarlo.

En donde no logró obtener los buenos resultados que se propuso, y que lo reconoce, fue en el tema del agua potable. Su empeño y optimismo no fueron suficientes para sortear las continuas e imprevisibles roturas de las tuberías muy deterioradas que traen agua por el acueducto submarino desde el embalse de Turimiquire.

Quisiéramos estar equivocados, pero Morel no tendrá ni como administrar su victoria. Solo ganó porque pudo aprovecharse de un pueblo golpeado que de manera comprensible añora y desea recuperar su estado de bienestar social. Las personas no se equivocan queriendo perjudicarse. Toman decisiones convencidas de que así mejorarán sus vidas. Morel les ofreció villas y castillos, asegurándoles que con él en la gobernación regresarían los tiempos de elevados recursos y beneficios que recibía el estado insular por la renta petrolera, algo que ocurrió en una época en la cual el país no estaba bloqueado. Creó grandes expectativas y lo sabe. Veamos, por el bien del pueblo, cuáles de sus promesas se empeñará en cumplir y cuáles serán sus verdaderos y reales alcances. A juzgar por sus primeras declaraciones habrá frustración desde los primeros días de su gobierno. Morel ya advirtió: "Distinto a otras oportunidades que me ha correspondido ser gobernador, los tiempos han cambiado. Han cambiado, no pa' buenos sino pa' malos".

Al compatriota Dante le corresponde desde ya estar atento de los pasos que vayan tomando las nuevas autoridades regionales y continuar al lado del pueblo como lo venía haciendo. Es el símbolo y el motor de una nueva esperanza para la renovación y el cambio.

¡Viviremos y Venceremos!!!

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