Es un evento que ha escandalizado a "los buenos cristianos". Es decir, a las almas piadosas y es que probablemente este joven cura párroco de la Arquidiócesis de Barquisimeto no haya leído nunca en su corta carrera eclesiástica, aunque se supone que los ejercicios de ascética sean ya de larga data, aquel opúsculo de San Alfonso María de Ligorio (Marianella, Nápoles, Italia, 1696-Pagani, 1787), titulado: "Práctica del Amor a Jesucristo" (Talleres Universitarios, Mérida, 1996). Una obra de "sana Teología" planteada en 1767 y publicada en 1768, cuando este santo obispo tenía 71 años, en consecuencia, representa una "obra de madurez"; las meditaciones de un sabio ya, luego Doctor de la Iglesia hacen especial hincapié, digamos en la práctica de las conocidas "Virtudes teologales", a saber, Fe, Esperanza y Caridad en un lenguaje propio de su tiempo, de estilo bastante barroco o isabelino. Esto es, adornado o florido. En todo caso, el fondo del asunto tratado es claro y conmovedor. Por ejemplo, dice en una parte:
"3. Dice San Agustín: "Ama y haz lo que quieras". "El que verdaderamente ama a Dios busca lo que es del agrado de Dios y sólo en esto encuentra su alegría. Escribe Santa Teresa: Oh Señor, que todo el daño nos viene de no tener los ojos puestos en Vos, que, si no mirásemos otra cosa que el camino, presto llegaríamos; mas damos mil caídas y tropiezos y erramos en camino por no tener los ojos, como digo en el verdadero camino" (ob cit., p. 190).
Agrega el obispo y teólogo Ligorio de seguidas: "He aquí, por tanto, cuál ha de ser el único blanco de nuestros pensamientos, acciones, deseos y plegarias: el gusto de Dios. Y éste ha de ser nuestro camino hacia la perfección: seguir de cerca la voluntad divina" (ídem).
Bien. Se diría que los actuales Seminarios diocesanos se han "modernizado", gradúan licenciados en Filosofía y Teología en convenios con la Universidad Santa Rosa de Lima de Caracas, etc., usan otras referencias bilbiográficas; sino uno no entiende por qué molesta tanto un humilde consultorio público u oficial en los predios de una iglesia, cuyo "cura rockero" o "postmoderno" que lleva cabellos largos, aunque a todas luces es corto de entendederas y parece más que ha extraviado el camino; su porte desgarbado y enjuto, de tono melancólico al hablar, su acento es "gocho" o colombiano, pareciera que hubo de tocarle una prueba grave. El pobre. Lo asiste el Derecho y ha tirado la piedra o la ha puesto más bien a las autoridades regionales de salud, gobernador Pereira y el médico Cabrera, ambos muy diligentes en sus gestiones. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Por qué ese conflicto tan desagradable y triste?
Dice que no quiere violencia porque es parte de "un pueblo de paz", pero puso candado cerró el dispensario, ¿no es esa una forma de violencia? Eso dizque ha hecho que se pierdan muchas medicinas y tampoco haya atención médica, ni funcione el puesto de vacunación contra el Covid-19 ahí instaladdo; argumenta que semejante actividad constituye un foco de contaminación y es un peligro para la salud de los feligreses que asisten a la misa, que además la comunidad Cruz Blanca, como se llama ese sector, ya cuenta con un Centro de Diagnóstico Integral de Barrio Adentro o CDI.
El asunto involucra también a las autoridades sanitarias del estado Lara, la Secretaría de Salud, dizque prometió retirar el susodicho Dispensario, pero ha incumplido reiteradamente y el referido cura hastiado cerró el dispensario y las bolsas de remedios e inyectadoras se ven arrumadas. Se generó un conflicto que en realidad desdice de nuestra condición de cristianos, ya que como decía el recientemente fallecido Mons. Gustavo Ocando Yamarte, ahora poco se ve en la iglesia lo que antes se llamaba "Pastoral hospitalaria", la iglesia hoy no administra hospitales y clínicas o donde aún subsisten pequeños dispensarios piden sean desalojadas. Qué triste.
"En realidad, un vulgar platero", han proferido varios vecinos. "Ahora le ha dado por querer cobrar al Grupo Scouts que realiza sus entrenamientos o ejercicios en el patio de la iglesia y la Plaza Macario Yépez, ¡abrase visto!", según denuncias por los medios de comunicación y redes sociales.
Con abogados acudió tribunales y accionó para activar el desalojo del Dispensario. No hay vuelta atrás, ¿pero si en otras iglesias existen consultorios médicos y hasta cobran módicas sumas en dólares? Claro, este se trata de un Dispensario público adscrito al sistema de salud y seguramente no aporta nada a esa iglesia, no hay retribución económica y eso pesa. Qué de cosas, ¿no?
Hay quienes ven eso como una actitud sorprendente y "poca cristiana", ¿cómo van a desalojar un Centro de Atención Primaria de Salud? No hallan qué pensar del cura párroco de la iglesia "Claret" de Barquisimeto, de apellido Pinto. Al parecer pretende sólo "salvar almas", no los cuerpos, como decía entre bromas hace años un "Hermano Lego profeso" o religioso.
No cree que pastoral tenga preferencia por las actividades de salud. Teme a la enfermedad y a la muerte, claro, porque al parecer no medita mucho en "los últísimos". Esto es, las dimensiones de la ortopraxis vinculadas a la soteriología, rama de la teología o doctrina relativa a la salvación, que un viejo cura amigo decía que comprende cuatro fases: muerte, juicio, cielo o infierno.
En fin, por estos días según lo mostrado por la televisión regional Promar tv, somos tv y otros medios, este señor cura ha puesto en sus manos una papa caliente y causado poco menos que un escándalo porque cerro y botó la llave del Dispensario público u oficial que desde hace más de 30 años funcionaba en un anexo de la iglesia parroquial La Claret, ahí frente al rectorado de la UCLA. Fin de mundo. Alejan sus correligionarios que esos espacios no deben ser destinados al servicio médico antedicho, sino a otras "actividades de pastoral", ¿será que no consideran que la salud es una muy buena y necesaria de practicar la caridad?