¿Por qué refundar Cabimas?

Martes, 26/04/2022 07:49 AM

Desde hace algunos años venimos planteando la necesidad de Refundar Cabimas y la creación de la alcaldía mayor del Zulia para la Costa Oriental del Lago, hoy me voy a referir a lo primero, teniendo en cuenta las relaciones históricas, sociales, culturales y económicas.

Cada uno de nosotros tiene en su memoria la Cabimas que nos vio nacer y crecer, cada uno vivió su infancia entre cuentos y leyendas urbanas, entre el crecimiento demográfico acelerado por la explotación petrolera y la emigración de nuestros familiares y amigos al exterior por la última acción endógena y exógena contra nuestro país, pero no es el tema, se trata de pensar, discutir y actuar en colectivo la ciudad que tenemos y planificar la construcción de la ciudad que queremos.

Para comenzar hay que intentar visualizar nuestro origen que va mucho más allá de lo que algunos historiadores quizás por agotamiento, resolvieron "convencer" a los gobernantes de ese momento para decretar que Cabimas fue fundada el 22 de diciembre con una justificación vaga por no decir irracional, se trata de que alguien encontró un escrito de un misionero de la corona española que describía su visita a nuestra tierra pero lo que no pensaron los promotores de semejante disparate es que para que aquí hubiesen llegado los representantes de la corona tuvieron que existír primero pueblos indígenas, quienes antecedieron un rato largo la fulana visita.

Quizás tendría más lógica inventar una fábula sobre el primer indígena rebelde porque el cabimero es o somos rebeldes por una condición innata, quizás biológica o genética pero así somos todos, muy pacíficos por las buenas pero muy rebeldes por las malas.

Por lo antes descrito y teniendo en cuenta la experiencia que cada uno de nosotros vivió, me permito mencionar que particularmente nací en el barrio INOS de la parroquia Jorge Hernández, durante mi infancia pude observar la mezcla de familias provenientes de otras regiones del país, incluso extranjeros, particularmente soy nieto materno de un campesino de origen falconiano, Juan Pantaleón Espinoza y una guajira llamada María Casilda Pineda pero nací y crecí aquí, todavía sigo creciendo aquí en Cabimas.

Nuestros abuelos heredaron de sus padres la costumbre de construir sus casas en amplios terrenos que tenían la dualidad de funciones: ubicar la casa de habitación y la ubicación de un pequeño núcleo de producción, la mayoría de los patios eran conucos o tenían gallineros, corrales para la cría de cerdos, cabras, chivos y en algunos casos, ganado.

Mi abuela paterna, Ángela Martínez tenía un conuco muy variado, parecía el jardín del Edén, había varios tipos de mango, plátanos, cambures, naranjas, toronjas, guayaba, mamón y ciruelas, también se alternaban cultivos de auyama, granos y maíz.

La mayoría de la gente del barrio ejercían como actividad económica la fabricación artesanal de sillas corianas, los más chamos nos íbamos a la ciénaga a cortar eneas para que las mujeres tejieran las sillas, como complemento de esta actividad económica unos se iban de cacería y otros de pesca pero en medio de ese ambiente éramos felices, la única calle que estaba pavimentada era la que venía desde el Lucero y salía por la intercomunal, las demás eran polvorientas.

Pero en ese medio tan rudimentario donde era un escándalo parecido al que se vive cerca de un aeropuerto cada vez que pasaba un carro por la avenida intercomunal porque generaba un ruido en toda la comunidad, muy poco circulaba un carro por el barrio y cuando lo hacía era algo extraordinario para todos.

Recuerdo que varias familias se reunían para ver el juego de béisbol o una pelea de boxeo alrededor de un televisor Blanco y Negro de esos que tenían cuatro patas.

Aunque creo que me extendi un poco en los recuerdos de mi infancia, confieso que lo hice con la finalidad de que cada uno de nosotros haga lo mismo y podamos entrar en detalles como el hecho de que nuestros abuelos y los padres de sus abuelos siempre respetaron los cauces fluviales, no construyeron viviendas en cualquier parte pero el crecimiento demográfico y la ausencia de planificación por parte del estado género el surgimiento de nuevas comunidades en zonas inhóspitas, tanto así que se construyeron viviendas en áreas calificadas como humedales de una manera provisional que luego se convirtieron en permanente.

De esta manera se construyeron viviendas en ciénagas que fueron tapadas con escombros, hasta el gobierno Nacional, Regional y Municipal tiene responsabilidad directa en la construcción de urbanismos como los Rosales y la urbanización la Panamá en áreas que no fueron evaluadas previamente, ya que el objetivo de los promotores era ganarse un dinero con la construcción de viviendas en zonas de riesgo.

La experiencia demostró en varias oportunidades lo que sucede cuando se cometen este tipo de errores que igual se puede observar en la construcción de la casa hogar María de San José construida encima de una ciénaga que proviene del barrio Inos, recuerdo que a "alguien" rellenó con escombros esa zona y promovió la construcción de este asilo de ancianos que un día tuvieron que ser rescatados en plena inundación.

Si nos paseamos por todas las parroquias de Cabimas nos encontramos con comunidades enterás edificadas en antiguas ciénagas, hay que recordar que Cabimas tuvo sus primeros asentamientos en la época de nuestros antepasados aborígenes y nuestros abuelos en la Misión, Corito y otras áreas pero ellos optaron por no ocupar todo el territorio ya que conocían por experiencia que se tenía que respetar el cause fluvial y de ríos, que no hicieron en el caso de la urbanización los Rosales.

Por esta razón es que arrastramos un problema que parece eterno con el sistema de recolección y tratamiento de aguas residuales, así como de distribución de agua potabilizada, gas y vialidad, porque se construyeron viviendas y comercios en áreas que nunca se debió haber permitido.

Por esta razón tengo fresco el recuerdo del gobierno de Noé Acosta, quien se atrevió a proponer el plan maestro de colectores, no creo a estas alturas que sería una solución de fondo pero hubiese aliviado la situación que actualmente padecemos.

Porque otro elemento que nunca han considerado los gobiernos locales es el hecho de que tenemos algo así como 100 años de explotación petrolera, son 100 años de extracción del oro negro que lógicamente va dejando "un vacío" en las entrañas de nuestra tierra que en algún momento se tiene que llenar de algo, por ejemplo: si por filtración subterránea se llena de agua del lago al final terminaríamos viniendo encima de una gabarra pero si este vacío es cubierto con la misma tierra, estaríamos viviendo en una zona de alto riesgo.

Solo basta observar que ante la crisis del agua a unos genios se les ocurrió fabricar pozos en algunas comunidades y sin ir muy lejos, hay barrios como los Hornitos e Isabelino Palencia donde la gente solo tiene que cavar algo así como 20 centímetros para que mane agua.

Por eso no funcionaron, no funcionan y no funcionarán todos los planes sobre la materia.

De nuestra infancia también está fresco el recuerdo de que cuando íbamos a la escuela los zapatos se nos hundian en el asfalto y no fue en un solo lugar específico, era en todas partes porque yo viví en el barrio Inos, barrio Monte Claro, la Churuguara por donde estaba la bodega de Torococo, Los Médanos, Nueva Cabimas, los Laureles y actualmente estoy en el Golfito.

Por todo lo antes expuesto es que estoy convencido y en la disposición de pensar, hablar y actuar con todas las personas que tienen nuestra memoria histórica y nuestra identidad en el corazón para iniciar la refundación de nuestra ciudad porque ya hemos vivido diversas experiencias de gobierno que no han salido de lo asistencial y la forma, Cabimas no necesita soluciones de forma, nuestra ciudad requiere soluciones de fondo y una de ellas pasa por un estudio de sismología y geodesia para determinar cuales áreas de nuestra ciudad son aptas y cuáles no para vivir y comenzar un plan macro de reubicación antes que sea demasiado tarde.

Lo demás, que si cambiar el nombre de un mercado, el teatro o de una parroquia eso no le resuelve los problemas graves de nuestra gente.

Construir la ciudad que queremos con la ciudad que tenemos es el más grande reto y desafío que tenemos los cabimeros que amamos nuestra ciudad, porque en esta tierra están los metros de tierra que a nosotros nos tocan del planeta.

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