El mes de septiembre en Margarita es un tiempo que dispara dardos sofocantes y la aguja de la temperatura sube marcando grados que producen calor y sudor. Pero este período es también el de la Virgen del Valle, Patrona de Oriente y Diosa de los marineros y agricultores. En ella se conjugan la fe y la esperanza de que los tiempos nuevos están ahí detrás de las nubes celestiales, esperando el momento que pronto se va a dar.
El periodista Juancho Marcano llegó con su esposa, luego de que habían salido temprano en la mañana, y por eso el perro Pipo, lo esperaba impaciente para preguntarle por dónde andaba y aunque el reportero llegó un poco cansado y con la nostalgia clavada en el corazón, atendió a su perro, cuando lo interrogó:
- ¿Juancho qué estaban haciendo?
- Pipo, mi esposa, su hermana y yo, estábamos limpiando la casa que fue de mis abuelos, pues hacía tiempo que no se le realizaba un buen aseo y te cuento que por ser este mes el de la Virgen del Valle, el viento de la nostalgia me empujó a tiempos pasados y hasta me entristecí.
- ¿Por qué Juancho?
- Porque en esa casa antes de esta crisis económica y la pandemia, el día de la Patrona de Oriente, un grupo de amigos nos reuníamos y festejamos ese día con mucha alegría, pues jugábamos truco, hacíamos sancochos e ingeríamos unos tragos, y ahí entre juegos y conversas, música en honor a la Virgen, con sus respectivos cohetes, pasamos ratos inolvidables, que quedarán indeleblemente en cada uno de los corazones de aquel grupo que después no se ha vuelto a reunir. Y esos momentos, Pipo, ya no volverán y por eso la nostalgia te arropa, aunque tú no quieras.
¿Y qué te fue lo más que te entristeció?
- Los amigos, Pipo, que se fueron sin despedirse para más nunca ya volver, pues se marcharon a otro plano.
El perro entendió al periodista Juancho Marcano y optó por no preguntarle más, y éste empezó a bajar los implementos del carro para guardarlos.