El alcalde Nelson Moreno del municipio Sotillo, en Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui, potencia su presencia en las redes sociales mientras lanza una campaña para compartir fotos de las obras que ejecuta en la ciudad, en el Instagram del político portocruzano, y darla a conocer nacional e internacionalmente, está presente en las principales redes sociales como Instagram. Ya ha echado sus pinitos como «influencer». También ha lanzado una campaña para promocionar la ciudad a través de las fotografías que envían de los rincones más bonitos, y llamativos de la localidad. Un hecho que no ha pasado desapercibido puesto que el perfil del alcalde, al fin, y al cabo, es privado.
El objetivo, no es otro que compartir, y se adquiera conocimiento sobre la riqueza que ofrece el conjunto del territorio del bello, y turístico Puerto La Cruz.
Como ciudadano, y antes del apocalipsis político que estamos atravesando los venezolanos, y contagiando todo esto a las gestiones municipales, quisiera aportar, con respeto, algunos consejos e ideas, y ser como una especie de portavoz de una parte de la "calle" los ciudadanos.
Hay muchas personas que tienen la tendencia de comparar, y a veces confundir la labor de un alcalde, o de una alcaldesa, con la responsabilidad de un dueño de empresa.
La gerencia de una ciudad es una posición que difiere muy sensiblemente de la gerencia de una empresa. El objetivo del empresario es: "siempre buscar más ganancia" pero este objetivo en una alcaldía tiene que ser reconvertido en el objetivo municipal de "ser siempre lo mejor en la gestión hacia el ciudadano" como lo está haciendo Nelson Moreno.
Estamos en la era del "bio", del "reciclaje", del "bio", y del CO2.
Es muy cierto que la militancia política de un alcalde del mismo signo de los gobernantes nacionales, y estadales influye en la rapidez de las soluciones administrativas, y económicas: pero que a su vez no tienen que influir en la política de la ciudad; es decir, que lo que verdaderamente cuenta para ser un buen alcalde son sus cualidades humanas, y no su "etiqueta revolucionaria", es el saber escuchar, y el contacto diario con los vecinos; cuando se hace una buena gestión como alcalde es el poder olvidar los principios e ideales políticos a la hora de gerenciar su ciudad.
La militancia política tiene que pasar a un segundo lugar, y anteponer la calidad de vida, y el bienestar de los ciudadanos. Tiene que saber trabajar, y colaborar con la oposición tratando de llegar a un consenso amplio en todos los proyectos.
Un buen alcalde es como un buen médico de familia, que tenga tiempo de auscultar su enfermo (los problemas de su ciudad) antes de elaborar un diagnóstico, para no curar superficialmente pero sí, en profundidad, los orígenes de la enfermedad.
Un buen alcalde tiene que saber gerenciar, ser un buen árbitro, ya que tendrá que tomar decisiones sobre "la jerarquización de las prioridades" en detrimento de opiniones adversas de algunos ciudadanos. Ser fiel con las metas (proyectos) pero realista respecto a las formas de lograrlo, y que las inversiones no sean "obras de arte" sino inversiones prácticas.
Hoy el alcalde Nelson Moreno en su segundo mandato ha sabido rodearse, delegar, confiar en su equipo, y funcionarios, con el fin de asegurarse el mayor tiempo posible para desarrollar las labores anteriormente citadas, sin olvidar de reflexionar sobre las opciones posibles, y meditar sobre el sentido de su actual misión.