Entre Guamazos:
Uno de los méritos que tiene el programa Entre Guamazos que dirige con mucho tino el comunicador social Raúl Delgado es la mística, la autenticidad, el profesionalismo que le pone a cada una de las entrevistas y, que le ha permitido granjearse todo un mundo de amistades y sobretodo abrirle las puertas en todos lados. Por allí han desfilado conocedores y hacedores de la música, la religión, el deporte, el ganador de un premio guinnees, una reina de belleza, así como hombres y mujeres del pueblo llano. Raúl Delgado escudriña a cada uno de sus entrevistados, su vida, su actividad, su quehacer diario, sus anécdotas. Es la presencia de un entrevistador febril, apasionado que no pierde el tiempo en irse por las ramas para obtener respuestas, sino que va directo al grano. Con este tipo de programas en todos los pueblos, se estaría formando un nuevo estilo de periodismo que despertaría el interés por todos aquellos que tienen mucho que decir, pero no lo pueden hacer, por no disponer de un medio idóneo para hacerlo.
Una mañana de un 31 de diciembre:
Me contó en una oportunidad Luis Raúl Ramírez, lamentablemente ya desaparecido, que presenció la escaramuza en una mañana de un treinta y uno de diciembre. Se encontraba en la entrada del pueblo en la calle 1 con carrera 5; acompañando a un grupo de muchachos con un año viejo, que cargaba a las espaldas el hijo de Mahoma, recogiendo real para la quema de esa noche. Nos decía Luis Raúl que llegaba Orger Roa de Tovar en compañía de un profesor y con unos palos encima, se detiene y lo saluda por la ventanilla del chofer mientras que por la otra, se acerca el hijo de Mahoma con el año viejo; el profesor le dice en tono jocoso…quiere que le meta un tiro al muñeco (sic) y el muchacho le dice pégaselo pues, pensando que era en broma. Diciendo esto, sacando la pistola y disparar fue rápido. Aquello se armo un zafarrancho, todo el mundo corrió. El único que se quedó en el sitio custodiando al año viejo fue Luis Raúl. Al rato se aparecen los muchachos y le dicen a Luis Raúl…Quienes eran esos locos que dispararon a mi casi me joden…yo no los conozco le respondió, lo que si me di cuenta es que tenían unos miches encima.
Víctor Delgado:
Víctor Delgado vivía en la carrera 5 entre calles 3 y 4, era un joven de posiciones de izquierda, con una profunda sensibilidad por el perseguido, por el desaparecido, por el preso político y la situación política y social del país. Estudió en el liceo Simón Bolívar, que era para la década del 60 un hacedero de luchadores y soñadores que luego cobrarían relevancia en el país. Un día fue llamado a rescatar pacientes que sufren la perdida de funciones por un accidente o enfermedades, por un médico, profesor de la ULA, que vio en él aptitudes para la Fisiatría y se desempeñaba en esa alma mater de la medicina como fue el Hospital Central de San Cristóbal. Allí de la mano de estos doctos en esta materia, se convirtió en todo un especialista en esta área, que lo llevó en sus hombros, hasta que un día, todavía joven, partió para no regresar. Muchos en el pueblo que sufrieron de una caída, el rompimiento o fractura de un hueso, acudía con premura, profesionalismo y sapiencia en su ayuda.
La Calle Los Alegres:
La historia de los pueblos es para eso, para contarla. Cada quien la escribe, la cuenta, la analiza o la interpreta a su manera. Eso sí que este en consonancia con la verdad histórica. Digo esto porque existe en Palmira dos calles muy emblemáticas, cada una tiene su historia y sus respectivos fundadores; si es que se le puede decir así. Los Afligidos tiene ese nombre por su carácter taciturno y poco dados al jolgorio y a las fiestas; de allí que fue Juan José Plata, John Silver, como solía llamarse; residía en la calle 4, de carácter jovial, alegre y de fino humor; como chocaba con las posturas poco emprendedoras de sus vecinos, le coloco tan peculiar nombre a la calle. Mientras que a Los Alegres fue Rafael Ramírez, (el flaco Rafael) quien era un organizador nato, para llevar cualquier evento a feliz término; quiso en una ocasión diferenciarse de esta calle; diciendo a viva voz: Ellos son los afligidos; así que nosotros seremos la Calle de Los Alegres. Quedando catapultado con este nombre la calle.