La mata de mango lucía hermosa en el conuco, parecía una gran bailarina con su falda de color verde y con su sonrisa de perlas blanquecinas. El periodista Juancho Marcano, la observó desde lejos y viendo aquella estampa, no pudo más que alegrarse y entender que los árboles tienen en su vida sus momentos felices, como debe ser, que no se complican la vida con angustia y preocupaciones, viven y mueren, con sus ratos felices y de tristeza cuando la sequía los castiga o cuando en el peor de los casos, viene el asesino más grande y cruel que ha dado la naturaleza, como lo es el hombre, y de una vez, en cuestiones de minutos, acaba con una vida que duró años en crecer entre muchas vicisitudes.
El perro Pipo que caminaba cerca de Juancho Marcano, también observaba el panorama, hasta que se llegaron al pie de la mata de mango y ahí quisieron saber el porqué de su alegría. "Bueno, amigos, en estos días, con el rocío de la noche y las lloviznas que han venido a acariciar a las plantas, estas se han sentido alegre y eso me contenta, pues su alegría es la nuestra también", dijo la mata de mango, cuando se le inquirió al respecto.
El periodista cuando escuchaba hablar así a la mata de mango e igual a Pipo, se sentía emocionado, pues entendía que estos seres vivos, a diferencia de ciertos otros, que dicen llamarse humanos, tienen sentimientos hermosos, lo cual deberían tener los hombres para que el mundo no estuviera lleno de egoísmo, mentiras e hipocresía.
Pipo al observar la alegría de sus amigos, quiso intervenir y por eso, manifestó: "Es bueno estar contento por motivos que así lo ameritan, pero yo he oído que cuando llegan los tiempos no muy buenos, los humanos dicen: "Al mal tiempo buena cara", pero he visto que a veces no es así y la gente anda con una cara de angustia y amargada que no la puede ocultar. ¿Qué opinas tú Juancho?"
El periodista vio al cielo como diciendo: ¡Ay Dios! Y luego señaló: "La idea, Pipo, es que las situaciones que no nos son favorables, la enfrentemos con calma y con valentía, pero sin perder nuestra forma de ser, pero sucede que hay situaciones tan complicadas y difíciles que hay seres humanos que no aguantan y ni saben cómo enfrentarlas, por factores externos, que no pueden ocultar su cara de angustia".
El perro y la mata de mango estuvieron de acuerdo con lo dicho, y luego perro y hombre regresaron a casa.