El asentamiento urbano y la ordenación de la estructura físico-espacial de la ciudad de Cumaná del siglo XIX, lo cual permitió concebir la planificación de la "gran operación inmobiliaria" de la década 1883-1893 [1] con edificaciones en ambos lados del vector oeste de Altagracia, sobre una longitud de más de un (1) kilometro de distancia y una superficie aproximada de cincuenta (50) hectáreas, con el objeto primordial de desarrollar integralmente el nuevo papel de la ciudad como centro urbano sobre la base de la incorporación del sector portuario al núcleo urbano: primero, como una agenda de ordenamiento territorial y, luego, el diseño urbano-arquitectónico.
La operación inmobiliaria se apoyó en un enfoque práctico de la comprensión de la percepción e imagen urbana causando, entre otras cosas, la ruptura parcial de la unidad ambiental y de la coherencia de la ciudad colonial; a pesar de permanecer la cuadrícula, la construcción de baja altura, las calles estrechas y el orden concéntrico como patrones básicos con un perfil urbano que se levantó sobre el nivel de edificaciones de la entonces ciudad plutocrática para la burguesía cumanesa emergente.
Cumaná fue sujeto de una tendencia decimonónica consistente en recomponer ciertas zonas de la ciudad con arreglos escénicos para el ocio y el juego. Así se diseñó el espacio urbano, como vista panorámica desde la misma ciudad, al destacarse sitios de conmemoración y monumentos separados de la trama.
De acuerdo a las definiciones técnico-urbanas contemporáneas éste modelo de diseño, como lo plantea Stagno [2], puede clasificarse como "arquitectura caribeña" por la mezcla e integración de las experiencias formales y constructivas de la población aborigen y de los aportes africanos y europeos.
En su conjunto estos elementos reformularon con aires de modernismo global la antigua herencia hispana dando a la arquitectura del gran Caribe una suerte de quimera que aún está por estudiarse: el resultado volumétrico, sus relaciones espaciales, el color y el detalle.
La investigación determinó que en el caserío de Altagracia existen viviendas emblemáticas de un patrimonio arquitectónico que está por desaparecer: se transformaron los perfiles urbanos en escenarios heterogéneos, el diálogo entre edificios cada vez se distanció más, la lectura del pasado se debilitó, la estética patrimonial se interrumpió y se impuso un acelerado desarrollo que vulneró los derechos del patrimonio edificado.
El estudio reportó a la "casa Alarcón", detallada con madera calada y celosía intricada, con adiciones de porches y verandas, de la sustitución de la antigua ventana de caja exenta por la presencia de tabiquerías de romanillas y las aderezadas adiciones decorativas típicas del "estilo Gingerbread" [3], localizadas en frontones, porches, aleros y alrededor de ventanas o puertas.
[1] El ordenamiento territorial del sector portuario al núcleo urbano admitió cierta planificación, ajeno todavía a la noción del plan urbano, al priorizar la titularidad de naturaleza jurídica privada sobre el derecho de propiedad pública de las nuevas tierras urbanas.
[2] El hecho significativo es que no existe como un canon rígido sino que aparece una concepción dinámica de formas y espacio forjado en la integración de experiencias disimiles. Ellas definen el contenido sincrético de la arquitectura caribeña, manifiesta a través de un "significante hecho de diferencias". Bruno Stagno (1997:120). Arquitectura para una latitud. Ed. Menhir, México.
[3] "En la arquitectura y el diseño, se refiere al adorno calado de madera elaboradamente detallado, ya sea lujoso o superfluo, comúnmente utilizado en la Arquitectura Victoriana de finales del siglo XIX". Encyclopedia Britannica Online, s.v. "gingerbread". http://www.britannica.com/EBchecked/topic/233910/gingerbread. [Consultado 17 mayo 2015].
[4] TEXTO TOMADO DEL LIBRO: EL CASERÍO ALTAGRACIA. EL SUBURBIO DECIMONÓNICO FINISECULAR.((2016). OBRA INÉDITA.