Qué pasará después de la intervención de la Corporación Venezolana de Guayana. Se reactivarán las Empresas Básicas? Habrá inyección de recursos financieros para el arranque? Recuperarán los trabajadores sus puestos de trabajo y derechos salariales? Comenzará un acelerado proceso de privatización? Seguirá el desmantelamiento y saqueo de las empresas? Seguirá la mafia del oro devastando el territorio? La incertidumbre social y económica no permite diferenciar matices y nadie sabe adónde va Guyana?
La CVG fue creada en 1960, como órgano rector del desarrollo regional con control de las Empresas Básicas para la transformación primaria del hierro, bauxita, fuerza hidroeléctrica, recursos forestales, oro, diamantes y otros recursos naturales. Se trataba de una plataforma para la exportación ventajosa y el suministro de materia prima a la industria nacional para su transformación y aprovechamiento.
Desde el año 1999, la CVG ha tenido 12 presidentes y una Junta Interventora. Solo 2 de esos presidentes pueden ser considerados gente de Guyana. Los demás han llegado a conocer a Guayana y su gente. Exploradores buscando "El Dorado". Ninguno ha llegado con experiencia técnica ni gerencial en las Empresas Básicas. Ha prevalecido la improvisación. Solo 3 de esos presidentes han permanecido un tiempo considerable en el cargo: 1.- Rangel Gómez (2000 – 2004) 3 años y medio signados por denuncias e irregularidades. Hechos que involucraron altos funcionarios como la imperecedera "mafia de las cabillas"; 2.- Justo Noguera (2014 - 2018) 4 años de parálisis de la producción, sombríos negocios y deterioro de las plantas y 3.- Pedro Maldonado (2018 – 2023) 4 años y 8 meses. Tiempo que le permitió estructurar una organización integral para la corrupción, todo género de negocios turbios, el saqueo descarado de la poca producción, desconocimiento abusivo de los derechos laborales y reducción del salario que condujo a la ruina de la familia guayanesa, exclusión de trabajadores jubilados y el desmantelamiento de plantas para venderlas como chatarra. El resultado es evidente, Guayana está absolutamente paralizada, la pequeña y mediana industria destruida, la industria metal mecánica desarticulada y el comercio local invadido por capital de oscura procedencia. Solo la perseverancia de un pueblo noble y trabajador se convierte en la esperanza para salir de la incertidumbre. Las acciones de la Junta Interventora de la CVG marcarán la pauta.
La CVG se convirtió en la dirección de un exitoso holding que llegó a tener 21 empresas productivas. Que se reconocían como "la alternativa no petrolera del país". Los efectos de la corrupción, la desidia y la incompetencia la han convertido en una institución disminuida que no garantiza integración, ni rentabilidad. Integración de las Empresas Básicas a un Plan de Desarrollo Económico y Social de la Región y rentabilidad para hacer que cada empresa sea un espacio productivo con nuevas relaciones sociales de producción donde el trabajador recupere la motivación para el trabajo y vuelva a sentir el orgullo de ser sujeto del desarrollo.
La magnitud del daño que le han causado a Guayana y su gente es descomunal. Ha sido más nefasto que las sanciones y la pandemia juntas. Corresponde a la Junta Interventora, por su carácter plenipotenciario, levantar la esperanza y con la fuerza transformadora de los trabajadores abrir cauce a la recuperación de la confianza en la CVG. Es necesario desmantelar la estructura delictiva instalada en cada empresa con anuencia y participación de la FBT, diseñar un Plan de Desarrollo Económico y Social de la Región y luego abrir un debate sobre el futuro de las Empresas Básicas. ¿Privatización? ¿Alianzas estratégicas con capital transnacional? ¿Recuperación lenta y sostenida de algunas plantas para garantizar la producción posible? Mientras tanto la incertidumbre continúa y nos seguimos preguntado: ¿Adónde va Guayana?