Siendo hoy 22 de enero del 2024, con motivo de la conmemoración de los 210 años de la firma del Decreto de Elevación de Categoría a Ciudad de Maracay, Turmero y La Victoria emitido por el Libertador Simón Bolívar, el 22 de enero de 1814, me animo nuevamente a escribir sobre la importancia que tiene esta efeméride histórica y su impacto en la visión existente sobre los orígenes de la ciudad de Maracay y Choroni y su simbología.
Visto esto, la idea es hacer un aporte para actualizar el conocimiento y nuestra conciencia, pienso que para mejorar nuestro entorno, la mejor vía es a través de nuestra conciencia y nuestro sentido colectivo, hele aquí se nos presenta un interesante panorama del discurrir histórico, desde sus inicios, de la población de Maracay en la que desde mucho antes del proceso de invasión y colonización por parte del imperio español, ya existían asentamientos indígenas originarios a orillas del actual Lago “Los Tacarigua”, mis profesores Iraida Vargas y Mario Sanoja Obediente en sus hallazgos investigativos alegan presencia de casi 19 mil años.
En este sentido, luego en la misma dialéctica se transita por un proceso de carácter religioso, cuando el 5 de marzo de 1701, el obispo Diego de Baños y Sotomayor otorga a la población de Maracay la categoría de parroquia eclesiástica, fecha muy cuestionada, ya que muchos han querido hacer ver y refrendar como día de fundación y punto de partida de la ciudad de Maracay, lo cual no es cierto y es nuestra inquietud fundamentar nuestro origen, la resignificación y revalorización de nuestra historia como insurgente, rebelde de cuya luz sea vigencia para el presente y futuro de nuestra ciudad.
En el mismo tenor, es oportuno para enriquecer nuestro conocimiento, citar el decreto promulgado por el Libertador el 22 de enero de 1814, desde el Cuartel General de la causa patriota, ubicado en Valencia, El Libertador Simón Bolívar “deseando darles una prueba nada equívoca de su gratitud y reconocimiento por el honroso sacrificio que han hecho (…) en la gloriosa lucha contra los tiranos opresores que han pretendido por más tiempo la esclavitud de tres siglos, ha tenido a bien declarar como declara por ciudades cabezas de partido de los estados de Venezuela a La Victoria, Turmero y Maracay para que se verifique su creación con las formalidades debidas de un modo estable y permanente”.
Es por ello, que mediante su decreto el Libertador Simón Bolívar otorga a los anteriores “parroquianos” maracayeros la categoría de “Ciudadanos”, hecho que la historia insurgente pone de relieve mediante los distintos escritos en los que el propio Bolívar afirma que prefiere “el título de Ciudadano al de Libertador”, alegando que este último “emana de la guerra, mientras aquel emana de las leyes”. (fundamentación de la justicia social del Art 2 de nuestra CRBV).
De igual manera, otro de los elementos simbólicos para abordar y desarrollar los debates necesarios y pertinentes, son los símbolos erróneos existentes en el escudo de nuestro Municipio Girardot, creado en 1952 por el Concejo Municipal de la época ya que en el cuartel dorado, como lo denomina la heráldica, muestra a un guerrero colonizador español que representa a Andrés Pérez Almarza, personaje al que se le atribuye la fundación de Maracay y que historiadores reconocidos como Godofredo González y mi profesor Oldman Botello descartaron, uno porque no se ha podido comprobar documentalmente su existencia, y otro porque de acuerdo a las investigaciones realizadas por ellos la ciudad de Maracay “no fue fundada ni tuvo fundador”. (interesante dato)
Así mismo, en el cuartel rojo se muestra a un tigre semejante al tigre de bengala, que no es propio de nuestro país, en lugar del cunaguaro o “maracayá” que era el vocablo utilizado por los indígenas para referirse a este felino autóctono de la zona y que es una de las hipótesis que otorga origen al nombre de nuestra ciudad. Es importante resaltar que en 1979 el Concejo Municipal de Girardot modificó el escudo del Municipio incorporando en la cinta principal inferior la fecha 22 de enero de 1814, que es precisamente la fecha que debemos difundir y promover para celebrar con justicia el Día de Maracay”.
Por tanto, con este articulo propongo intercambiar visiones de nuestro espacio maracayero, ya que es de vital importancia para nuestra historia local contemporánea y la relación hombre-territorio (la maracayeridad). Los políticos de hoy deben ir más allá de la historia tradicional y ahondar en sus profundas aguas, sobre todo en las historias locales, buscando documentos, detalles, fechas y datos que aún no han salido a la luz por diversas razones pero que dan nuevas perspectivas a lo que hoy por hoy conocemos como geohistoria y la territorialidad.
Es importante, generar esos debates para construir “La Maracay Que Queremos” de cara al 2030 con una proyección global desde lo local, partiendo desde los ángulos de la Geografía, la Cartografía Social, la Planificación Territorial, el Urbanismo, el Paisajismo, la Ingeniería en todas sus aristas hasta la Artificial, la Arquitectura y cumplir así la aspiración de reunir las posiciones más ecuánimes de las ciencias del territorio y del pueblo, para así estimular la controversia y promover la aclaración de las decisiones del pueblo organizado y orientar las políticas publicas al respecto, con visión estratégica de Estado.
Aquí cabe, el imperativo categórico de la propuesta de la creación de un “Decreto Popular”” proceso mediante el cual devendría en solicitar de forma unánime con el Pueblo Organizado en sus distintas expresiones al Concejo Municipal de Girardot, para que reciba nuestra solicitud, la debatan y se la estudien para así lograr el justo respaldo al reconocimiento del 22 de enero como Día de Maracay y la corrección inmediata de los errores señalados en los símbolos que presenta el escudo del Municipio Girardot”, seria un acto de plena justicia.
De manera, que reitero abrir el debate para la confrontación de ideas y para tener la oportunidad de delinear de modo inter y transdisciplinario las políticas que tenemos trazadas para el futuro territorial de Maracay y Choroni, esa visión retrospectiva, ya que la cultura es la memoria de los pueblos, la meta es enmarcar históricamente las propuestas actuales y su relación con los intentos precedentes de construir una ciudad con visión de futuro, entendiendo el emprendimiento, el trabajo y la productividad dentro de las nuevas realidades sociales, económicas y geopolíticas, para plantear un necesario ordenamiento territorial y urbano.
Finalmente, para Maracay debemos construir una estrategia que oriente su distribución espacial hacia su gran su desarrollo integral conforme a la potencial valoración de sus patrimonios territoriales, así como de sus opciones de uso, como también en términos de las nuevas instancias de gestión territorial, de economía circular sustentable y sostenible en los nuevos requerimientos ambientales para la preservación del planeta, y siempre con las pautas emanadas de la ciudadanía organizada en los Consejos Comunales, Comunas, sociedad en general y construir el verdadero Poder Comunal.