- ¡Qué fácil resultó reducir la razón de la arquitectura a un simple dato utilitario!
CÓMO SE MIDE ESE ALEJAMIENTO
En una de esas reuniones de la Comisión de Sustentación histórica de la Casa Sucre de Cumaná, y con motivo de dar cumplimiento a la invitación que se le hiciera al arquitecto Servando Marín Lista para la presentación del marco teórico metodológico de la planificación, organización y diseño del espacio urbano arquitectónico de la Casa Sucre de Cumaná, sucedió que algunos miembros -incluyendo a la contratista de la obra-, atribuyeron a otros un supuesto alejamiento de la senda teórico académico de la arquitectura para la Casa Sucre de Cumaná.
Como este reclamo no iba acompañado de las evidencias de tal alejamiento, el expositor les preguntó a los que así hablaban, cómo se medía ese alejamiento:
- ¿Era acaso que los miembros de la Comisión de Sustentación histórica de la Casa Sucre de Cumaná no estaban ejerciendo su profesión académica simultáneamente con la de historiador?
- ¿Seria, tal vez que, en su actividad, no estaban promoviendo la memoria del lugar y la historia local que esos críticos piensan que hay que hacer?
Pues, de ser este el caso, la Comisión de Sustentación histórica de la Casa Sucre de Cumaná -ausente en la presentación-, estaban obligados a señalar los elementos caracterizadores de la arquitectura que "hay que hacer", o por lo menos la de esa que debía ser rechazada.
Como la cuestión surgió cuando la contratista de la obra, señaló su intención de establecer un vínculo del "canon constructivo y estético" de la Casa de Sucre de Cumaná con la proyección geométrica ortogonal de la pintura de Felipe Meneses. Aquí resolvió el problema del "proyecto de arquitectura", a través de una incorrecta apreciación historiográfica, constituyéndose no solo en un daño irreversible a la memoria del lugar, un desprecio por la historia local y una flagrante violación al ejercicio de la profesión de arquitectos e ingenieros, sino también un daño patrimonial al entorno urbano-arquitectónico y a la poligonal histórica, ambiental, cultural y patrimonial.
Pero, mucho tememos que quienes hablaban de tal alejamiento, no lo hacían porque tenían simpatías con la "contratista de la obra" sino porque la Comisión de Sustentación histórica de la Casa Sucre de Cumaná, con la excusa de darle preeminencia al viejo oficio académico, cobró con más fuerza, y con ello haciéndose arrogante, una postura que supuso que la razón de la arquitectura es el objeto mismo, como expresión de la imagen cultural predominante y de las ideas que la respaldan haciendo innecesarios cualquier discusión sobre "contenidos". Pues. esa cultura de imágenes, es la cultura.
IDEOLOGÍA QUE LLAMAN
Tal postura, arraigada en Venezuela como una inflorescencia tropical del tradicional espíritu humanístico europeo, ve a la arquitectura como un esfuerzo de creación personal, donde un sacerdote, cual aficionado a la arquitectura y la restauración de edificaciones religiosas, llevado por su espiritualidad y sus fundamentos teológicos, el cual generó "forma-espacio-función" como testimonio infame del ejercicio ilegal de la profesión de arquitectura e ingeniería, al desvincularse de los propósitos de su propia materialidad, para convertirse –gracias al particular lenguaje de dibujo "SmartDraw y Floorplanner" que maneja su autor-, en una nueva proyección geométrica ortogonal, ya no de la pintura de Felipe Meneses sino de una especie plagio por parte de un actor anónimo y discursero de oficio.
Para blindar gráficamente este arrebatado ejercicio ilegal de la profesión, sobraron los ductores, ubicados siempre, claro está, en el campo exclusivo de la ideología burguesa alemana, cuando no anglosajona. A pesar de tantos años que nos separa de la gesta esclarecedora del arte moderno, Konrad Fiedler, aún sigue sonando contundente en las aulas de teoría: "el dato utilitario de la arquitectura reafirma el carácter artístico de esa forma de arte, no disminuido por su destino práctico (…) pues, siempre se puede reconocer en el arte una función práctica".
No sabemos si los seguidores de teorías como las de Konrad Fiedler le reconocen a la arquitectura este propósito, pero en todo caso, críticos como Renato De Fusco, no tienen muchas dudas en extender hasta ella esos principios que reconoce como del arte: "(…) no reproduce la realidad, sino que constituye una realidad", dice él, hablando sobre su idea de arquitectura.
No se trata de fastidiarle el sueño a los seguidores de estas ideologías, pero nos parece prudente llamar la atención sobre la enorme dificultad que tenemos en este país -particularmente en Cumaná-, para hacer que la Casa Sucre mejore realmente nuestra calidad de vida urbana, cosa que tiene un ingrediente material, pero también espiritual, heroico y trascendental.
Con este propósito de lo que se trata es de ligar –al revés de cómo lo ve De Fusco, la actividad constructiva con la experiencia más amplia de la cultura, para tener así arquitectura. Y aunque parezca una gran impertinencia, nos atrevemos a señalar a los que no lo ven de esta manera, que la única Arquitectura –con mayúscula-, que a la ciudad de Cumaná le interesa hoy -viéndola desde el lado de las condiciones objetivas y no de los deseos-, es aquella que permita resolver las necesidades y los problemas planteados por una ciudad pobre y atrasada que quiere avanzar hacia el bienestar colectivo, siempre postergado.
ARQUITECTURA NEGADA Y AL MARGEN DE LA PLANIFICACIÓN URBANA
Este alejamiento de la senda teórico-académico de la Comisión de Sustentación histórica, género en la actividad histórica, que es en definitiva de lo que estamos discutiendo, la necesidad de un trasfondo ético y disciplinar que permitiera asumir con mucha claridad que la Casa Sucre es el escenario donde los cumaneses nos encontremos a sí mismos y donde sus seres humanos se hacen ciudadanos.
Que la Casa Sucre de Cumaná, se va haciendo con arquitectura negada y al margen de la planificación urbana. Y que esta Casa Sucre de Cumaná, a pesar de la nula presencia de los arquitectos, sigue siendo la realización cultural de mayor significación, por lo que hay que hacer grandes esfuerzos para acercar la arquitectura a las aspiraciones humanas. La Casa Sucre de Cumaná, en definitiva, tiene demasiada presencia, permanencia y trascendencia como para asumirlos con posturas subjetivas, ambiguas y equivocas.
Enfrentar esa ideología de copiar la proyección geométrica ortogonal de la pintura que hizo Felipe Meneses, de repetir su lenguaje y la técnica expresiva como metodología para hacer arquitectura. Negando, más bien, los ojos y la mente a los conceptos, a la contextualización y a la pertinencia urbana –es lo que llamamos los contenidos- y que la Comisión de Sustentación histórica de la Casa Sucre de Cumaná no comunicó a nadie, porque la Casa Sucre sirvió solo a un propósito: el subjetivo, el ambiguo y el equivocado.
¡Qué fácil resultó reducir la razón de la arquitectura a un simple dato utilitario!
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