De los hechos trascendentes de los guerreros orientales, hay tres que ahora se me vienen a la memoria. Por supuesto, primero lo que la narrativa tradicional llama simplemente "Invasión de Chacachacare", en 1813, meses antes que Bolívar emprendiese "La Campaña Admirable", el rol del general Bermúdez previo a la batalla de Carabobo, quien estuvo combatiendo, diariamente durante varios días del mes de junio, para distraer y dispersar las fuerzas realistas que hallaba a su paso o estaban acantonadas en algún sitio a modo de distracción, de acuerdo al plan elaborado para llegar a la gran batalla del 4 de junio de 1821. El tercero es la toma de Guayana, que si bien estuvo comandada por Piar, se origina como aquí se cuenta del viejo proyecto de los orientales y además, porque el héroe de San Félix, se hizo gran jefe militar entre los orientales y con estos.
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La toma de Guayana, entre los años 1816 y 1817, cuyo momento culminante lo fue la batalla y control de San Félix, bajo la conducción del general Manuel Piar, teniendo a Anzoátegui como jefe de carabineros y miembro de su estado mayor, constituyó un hito en la instauración de la tercera república, resultados posteriores de la guerra de independencia nuestra, parte de la del sur del continente y creación de la Gran Colombia.
Piar asumió aquella empresa por percatarse de manera convincente que era un bastión que servía de retaguardia segura a españoles, aportaba recursos abundantes, como alimentos y caballería y fluida comunicación hacia la costa venezolana y el exterior. Con fecha 19 de enero de 1816, escribe a Bolívar en los siguientes términos:
"Las ventajas que nos ofrece esta provincia libre son incalculables. Nos permite organizar un ejército fuerte y valeroso capaz de libertar la República si V.E. viene a Guayana. Todos estos recursos manejados por su sabia dirección adquirirán un nuevo mérito y produciremos efectos más grandes".
Pero mucho antes, los guerrilleros patriotas venezolanos que se movían por el sur de lo que hoy son los territorios de Anzoátegui y Guárico, por las mismas razones, se habían planteado aquella odisea sin éxito.
Es más, con posterioridad, en los avatares de la Guerra Federal, la obsesión por Guayana, volverá a colocarse en primer plano.
En la batalla de Urica, pese a que se le dio muerte a Boves, se dice que por una maniobra envolvente del "rompe líneas", una especie de cuerpo especial de caballería comandado por José Tadeo Monagas y Pedro Zaraza, el ejército patriota, particularmente el de la banda oriental, que en aquellos años cargaba el peso de la guerra, quedó virtualmente destruido.
Aquel acontecimiento militar, conformó una especie de encrucijada en el destino de la guerra. La derrota del ejército patriota fue contundente, tanto que quedó diezmado; un actor en aquellos acontecimientos, en su "Relación del General Francisco Vicente Parejo", inserta en el Boletín 21 de la Academia Nacional de la Historia, lo describe así: "…el ejército mandado por el general Bermúdez sufrió en Urica, su total derrota, después de haber rompido* la línea enemiga por el general Zaraza, que mandaba la división de este nombre, que era compuesta de los oficiales y soldados más conocidos por su valor…. Pues a ellos se les debe la muerte de Boves".
Pero muere Boves y con él, la capacidad enemiga de movilizar grandes ejércitos. La magia del asturiano, inspirada en la conflictividad de la lucha de clases a lo interno, para arrastrar tras de sí a los inconformes deseosos de venganza, su furia, cuestionables procedimientos, hechos y hasta crueldad llegaron a su fin. A partir de aquellos momentos, comienza a tomar fuerza una nueva forma de encarar la guerra, la incorporación de nuevas consignas y actores. La lucha de clases empieza a manifestarse de otra forma, a través de diferentes personajes y expresiones políticas de otra naturaleza. No tardará mucho en levantarse en el llano la que fuese legendaria figura popular patriota como José Antonio Páez y consignas antes ausentes o estrictamente simuladas como la del abolicionismo. Pronto Bolívar comenzará a lanzar proclamas contrarias a la esclavitud y los ejércitos patriotas a convertirse en fuerzas arrolladoras y de enorme capacidad.
Pero poco antes, en 1815, José Tadeo Monagas, siempre acompañado de los hermanos Sotillo, como antes lo había hecho, andaba en tareas de supervivencia y reclutamiento de hombres por los lados de Santa Ana, Cachipo y Pariaguán. El general Francisco Vicente Parejo, en la fuente antes citada, dejó constancia que "Destruido el ejército patriota, se hablaba de unos malhechores en los montes de Santa Ana…lo que quedó comprobado con la entrada que estos hicieron en Santa Ana, Cachipo y Pariaguán, al mando del señor Monagas". Y se agrega: "Ya para esa fecha (1815) la partida del señor Monagas había tomado el aspecto de una división por el número de hombres que la componían, aunque sin los útiles precisos para batirse con los enemigos".
Para Ricardo Becerra, en "José Tadeo Monagas, Breves apuntes Biográficos", de la Editorial Centauro, ese año transcurrió en un incesante movimiento en los llanos, entre fieras. A veces, sepultados en pantanos.
Para el mismo año, Monagas, según Vicente Lecuna, citado en el Boletín Nº 21 antes mencionado, quien a su vez se apoya en el General Miller, después de haber derrotado al canario Antonio Martínez, en Peñas Negras, se acerca a Aragua de Barcelona con el doble propósito de liberar prisioneros patriotas, abundantemente mujeres, en manos de los españoles y distraer al teniente coronel Salvador Gorrín, quien se movía en las cercanías de las márgenes del Orinoco.
Para el 28 de marzo, llega hasta Santa Ana, el pueblo de los Sotillo, con destino a Aragua de Barcelona; el 30 se le incorpora el comandante Francisco Vicente Parejo, con 30 hombres. El 2 de abril, de nuevo el General Sedeño, quien apenas conducía 22 combatientes. El 5, son los Sotillo quienes se suman a las fuerzas de Monagas, con un contingente de 115 hombres.
Como la fuente de estas cifras es el propio José Tadeo Monagas y podrían inducir a cierta duda, sobre todo por los conflictos que siempre hubo entre éste y Sedeño, acerca de la certeza de aquella pírrica fuerza que el primero le reconoció al segundo al redactar su informe. Pero eso da una idea del estado en que habían quedado nuestras fuerzas de los llanos centrales y orientales, después de la derrota de Urica. El relativamente grande aporte de hombres, en aquel encuentro paulatino, de los Sotillo, se explica porque en ese instante se movían en el espacio donde estos siempre ejercieron un significativo liderazgo.
Toma la plaza de Aragua de Barcelona el 14 y allí se entera, mediante una proclama colocada por Morales en la puerta de la iglesia que Pablo Morillo, con una fuerza de 20.000 hombres, se dirigía al escenario donde ese momento se encontraba.
Pese a esa información, pone en ejecución la segunda parte de su plan, que consiste en dirigirse a Guayana.
Pasan el gran río en curiaras que sólo podían transportar nueve hombres en el mejor de los casos, otras apenas tres y sillas de montar. Relata Parejo, sin dejar claro cómo fue el paso de la cabalgadura, que lograron transportar sólo mil hombres, otros doscientos desertaron y de inmediato tomaron la población de la Piedra.
Ya en Guayana, relata Francisco Vicente Parejo, apenas habíamos concluido la Junta de Guerra, "se tuvo aviso que Gorrín se aproximaba con su ejército, que sería como a las cuatro de la tarde y aunque ya se habían organizado los cuerpos que componían nuestras fuerzas, al cargo de los comandantes Parejo, Sotillo (Miguel) e Infante, se determinó, con las miras que el enemigo no se impusiera en nuestra ruta, que estos mismos cuerpos tomarán distintas direcciones, como se ejecutó". Por lo expuesto, está claro que la comandancia tenía claramente definida la estrategia de avanzar sobre Guayana.
Con los pocos hombres que le quedan, Monagas intenta tomar Angostura, lo que se frustra por la llegada de Gorrín con fuerzas superiores. En una acción de distracción y hasta persistente, el comandante ordena a Francisco Parejo la toma de las Misiones, lo que también se ve impedido por un rápido y efectivo movimiento del mismo comandante español.
En enfrentamiento entre las fuerzas al mando de Monagas y Gorrín, éste derrota al primero, lo que genera incomodidades y conflictos. Al parecer, las fuerzas que comandaba Monagas, particularmente las directamente comandadas por los jefes que le acompañaban no se sentían a gusto en aquel espacio. Estaban habituados al combate en los llanos del otro lado del Orinoco, espacios que conocían al dedillo y no entendían la justificación de aquella empresa; la que de paso, tampoco en la de Monagas, formaba de un plan de envergadura. Baralt, Rafael María, ve aquella reacción y sus resultados, como un asunto de falta de disciplina.
Por eso, como relata Parejo, "en Chimayco, Monagas, Sedeño y otros comandantes, se tratan de poner de acuerdo que los pequeños restos de los salvados se dividieran y tomaran distintas direcciones, entre tanto calmase el orgullo del enemigo; Monagas quedó con el comandante Sotillo (Miguel) y como con cuarenta hombres en las riberas del río Aro, hacia la parte de Angostura, y Sedeño con Parejo e Infante con 70 hombres entre oficiales y soldados, resolvieron ir juntos hasta el antiguo Virreinato".
Lo de los cuarenta hombres que menciona Parejo, los cuales formarían parte de la fuerza que conservó Monagas, pareciera ser un error. Pues cuando se conocen los avatares del regreso de Miguel Sotillo a Santa Ana y sus habituales campos de batalla, lo que incluye su accidentado repaso del Orinoco, es esa más o menos la fuerza que éste jefe se lleva.
No tarda mucho Miguel Sotillo, con los hombres bajo su mando y previo acuerdo con su compadre y amigo de toda la vida, optar por volver hacia sus predios de Santa Ana. Monagas, con muy poca fuerza, se quedó un tiempo en Angostura. La idea de llegar allí, dejando los pastizales y llanuras donde siempre había combatido con tenacidad, en fin de cuentas había sido suya. Poco tiempo después, será él, quien en marcha hacia el centro del país, dejará a su comandante Santiago Mariño, para intentar de nuevo la toma de Guayana.
Rafael María Baralt, en su "Resumen de la Historia de Venezuela". Tomo II, habla de los acontecimientos anteriores, es decir sobre el intento de José Tadeo Monagas de tomar Guayana en 1815, en los siguientes términos:
"Monagas y Cedeño, al frente de 1300 hombres atravesaron en mayo el Orinoco por el pueblo de la Piedra y cayeron en seguida sobre Moitaco, donde lograron destruir 200 hombres armados que allí había. Su intento era apoderarse de la provincia de Guayana, como la más importante e indefensa de todas; empresa difícil para hombres indisciplinados, faltos de armas y sin organización. El teniente coronel Don Nicolás Cerruti, que tomó en junio el mando de la provincia, no tuvo mucho que hacer para dispersarlos, habiendo recibido un auxilio de Barcelona al mando del teniente coronel Gorrín. Después de varios reencuentros poco interesantes, los patriotas se habían acercado mucho a la playa de Angostura, pero atacados en la noche del 22 por 2000 hombres a las órdenes de Gorrín, quedaron privados de sus posiciones. Aproxímanse otra vez hasta ponerse a tiro de cañón del poblado; pero tuvieron que retirarse en dispersión con pérdida de bastante y perseguidos. Desbaratados por fin sus restos en el Morichal del Becerro, y en el sitio de Caraqueño, se desbandaron completamente; los más fueron exterminados por diversos destacamentos y separados en el río Pao. Sedeño y Monagas, regresaron al Tigre, el primero y el segundo con 150 hombres, con el intento de reunir algunos derrotados. Después de muchos trabajos y bregas incesantes que este tuvo, se reunieron nuevamente los dos jefes; pero ridículas disputas sobre mando y la divergencia de pareceres acerca del territorio en que convenía hacer la guerra a los españoles, produjeron inmediatamente su separación; separado Monagas y volviéndose a la provincia de Barcelona con un corto número de hombres. Sedeño, fortalecido en Caicara y haciendo más y más gente cada día, se mantuvo en sus posiciones todo el año, si no triunfador, amenazante".
El texto de Baralt, que no menciona el hecho antes anotado, según el cual, antes de regresar a Barcelona, Monagas se quedó en Guayana, pese a que uno de los hombres de su mayor confianza, Miguel Sotillo, dejó de seguirle acompañando en aquel momento, revela el poco interés de algún sector del movimiento patriota por aquel intento que posteriormente será clave en el desarrollo de la guerra. En verdad, se trataba de una empresa al parecer por encima de las posibilidades de aquellos heroicos guerrilleros mal armados, poco numerosos y hasta limitados en sus conocimientos de la guerra. La explicable posición de Sedeño de regresar a combatir en su espacio, viéndose en inferioridad de condiciones para acometer aquella tarea, no propia para ellos que apenas tenían el carácter de osados guerrilleros, obligados a estar en permanente movimiento, posteriormente dará sus frutos.
Cuando Piar opte por invadir Guayana, encontrará en Sedeño, fortalecido por los lados de Caicara, donde se mantuvo desde que se separó de Monagas, en el otro lado del Orinoco, un respaldo significativo.
En la "Relación……" José Tadeo dice que después de varias escaramuzas, que incluyó la toma de Aragua de Barcelona, parte de la columna que comandaba, a la cual, como antes relatamos se habían unido Sedeño y los Sotillo, tomó la vía hacia Bocas del Pao, mientras él se llegaba a las costas del Caris a reclutar hombres, lo que le permitió incrementar sus fuerzas en el número de 1300, la misma cifra que mencionó Rafael María Baralt.
Para el 30 de abril, en lo que José Tadeo Monagas menciona como la posesión "de los Rodríguez", en el curso de tres días, reunieron las canoas a las cuales se refirió Parejo y los días 4 y 5 de mayo, "pasó toda la tropa"; esta expresión indica la travesía del Orinoco. En el mismo documento, Monagas no hace mención a los 200 hombres que, según Parejo, desertaron. Pero sí que para el cinco, el último día de travesía enfrentaron al comandante enemigo Sánchez quien contaba con 200 hombres. El 7 de mayo, fecha señalada por Monagas, la tropa reinicia la marcha hacia la "capital de Guayana".
Para el día 12, formaron las tropas frente Angostura, con la intención de tomar aquella estratégica ciudad, pero la presencia del General Gorrín, quien no cesaba de acosarles, al mando de 2000 hombres, frustró aquel intento. Esa cifra de hombres atribuida al contingente de Gorrín, también es la misma que señaló Baralt.
Lo que intentamos decir es que la plaza de Guayana era estratégica y lo será luego en la guerra federal. Monagas pareció intuirlo y Piar, más adelante, lo comprendió en toda su dimensión. La brillante carrera militar del curazoleño de nacimiento, hecho guerrero en Venezuela y curtido entre los combatientes orientales, tiene su mérito mayor en la comprensión de la importancia militar de Guayana y su peso en la toma de ese territorio, que quedó de manera definitiva en manos de los patriotas y se convirtió en retaguardia, base de operaciones, suministro inacabable de recursos y lanzamiento de la campaña hacia el sur del continente; allí se reunió el Congreso de Angostura y nació la tercera república.
Así como Urica, habiendo sido una derrota militar para los patriotas, se convirtió en un hito por el cambio que impulsa la decisión de tomar Guayana, y abandonar los persistentes intentos de reunir fuerzas para tomar Caracas, estrategia que prevaleció por mucho tiempo, dado había sido la persistente actitud de Bolívar, fue trascendente y exitosa.
Más tarde, en los avatares de la Guerra Federal (1859-1863), Guayana se convertirá de nuevo en un asunto estratégico para los bandos combatientes. El comandante de los ejércitos federalistas de Oriente, General Juan Antonio Sotillo, ya en la ancianidad, el menor de aquellos hermanos que en número de 9, estuvieron en 1815 con José Tadeo Monagas, por tomar Guayana, volverá a empeñarse en volver por aquella hazaña. Casualmente, otra vez, la inferioridad de sus fuerzas, compuestas mayormente por indios mal armados, como en el caso de Monagas, su comandante y compadre de toda la vida, las particularidades de la Guerra Federal, veleidades de la alta dirigencia federalista del centro y habilidades de Dalla Acosta, entonces jefe político y militar de Guayana, se lo impidieron.
*Sedeño, así aparece escrita la palabra en el original.