El dogma Hobbesiano referido a los pactos que deben descansar en la espada pues de lo contrario no son más que palabras, para garantizar nuestra seguridad y paz, entendiendo al Estado como Leviatán, está de vuelta con un nuevo rostro.
Un pérfido Leviatán, que pasó de la unipolaridad guerrerista de Bush, al poder supremo de la globalización financiera, para finalmente dar un vuelco hacia un suprapoder tecnocrático basado en la ciencia como religión y dogma que intenta erigirse en una verdad absoluta.
Desde esa falacia aplican controles y subordinación por ablandamiento de las soberanías nacionales e individuales, induciendo pánico y miedo a la peste globalizada. Son estrategias que van desde la securitización a la sanitarización para doblegar los Estados Nación soberanos.
Las nuevas máquinas de guerra: corporaciones químicas Suizas y la misma ONU, OMS y hasta UNICEF como mamparas de la dictadura de la ciencia oficializada, sobre cualquier alternativa curativa. Es la guerra por el control de las ganancias de la enfermedad y la muerte como negocio. La nueva cara de la economía postcapitalista liberal: bioeconomía sobre el cuerpo enfermo.
Este neoimperio no solo se basa en la fuerza militar o financiera sino que funda en la nueva forma de dominio de la ciencia como religión. Verdad oficializada de los poderes corporativos monopólicos. Imposición de un derecho supranacional - vacunación obligatoria- que anula toda posibilidad alternativa de independencia y autodeterminación de los pueblos de buscar desde sus centros de investigación y saberes soberanos alternativas de soluciones. ¡Ladino Leviatán de pretender coronarse como amo del mundo! El verdadero Anticristo.
Es Hobbes, ya no para brindar seguridad y evitar nos matemos entre nosotros sino que no nos mate un virus, un enemigo invisible y súper letal creado y ensayado criminalmente sobre la humanidad para cumplir los planes de despoblamiento de la Agenda 21 de la ONU y la TED2010 de esterilización de la OMS y UNICEF, pretexto radical de la instalación del nuevo orden mundial.
Por eso la reacción virulenta contra las alternativas de los doctores Sirio Quintero, Gracian Rondón en Mérida o Carlos Alvárez, todos venezolanos, nanotecnologo el primero , médicos los otros, opuestos a la instalación de una máquina totalitaria que anule toda libertad toda potencia, a la tiranía de farmaceúticas y expertos que desde la dictadura de la ciencia oficial, interesada, ocultan alternativas de sanación tan simples como la alimentación adecuada, uso de plantas medicinales autóctonas, o la aplicación de física cuántica para curar enfermedades.
Necrociencia, necromedicina y necroeconomía que son anti vida humana. Es el conatus de lo existente y vivo contra la aniquilación . Por ello,antes que destruyan lo humano los pueblos del mundo deben hacer revoluciones. El Mesías colectivo que somos los pueblos, ya no como redentores sino como vencedores de ese anticristo. No es una guerra claussewizta sino ambigua, no tiene comienzo ni final ni enemigo delimitado, pues despolitizaron la guerra y la convirtieron en operaciones sanitarias humanitarias: guerra contra lo inmunitario humanitaria.
Es una ortopedia social por shock y espanto. ¿Qué es el corona virus? Tu propia cotidianidad vuelta en tu contra, como tu enemigo, por la ingeniería biológica como arma. Es infectar tú mundo natural y cotidiano. Aplanamiento de toda beligerancia, pacificación por trauma para la imposición de un soberano supranacional.
Bioeconomía criminal que tiene como punta de lanza la medicina , pero no cualquiera, sino la oficial de las corporaciones, laboratorios, farmacéuticas y universidades con sus patentes, como brazos armados y artillería de guerra de ésta, como enfermedad o guerra contra lo sano.
Mafias médicas que usan el argumento de autoridad sobre un fraude epistemológico (la verdad sin evidencia empírica o su manipulación) la ciencia como religión y negocio, pretenden erigirse hoy con el evento del virus, en única autoridad absoluta sobre los países y desde allí, darle la excusa perfecta al poder global.
Dictadura de la ciencia corporativa como religión y negocio que difama tratamientos alternativos cuya evidencia empírica la hace ciencia y sana al ser humano.
¿Ante eso qué tenemos? Tierra, sol agua, conocimientos ancestrales, energía, cuántica, recursos naturales para comer, vivir con nuestros propios conocimientos. Apelemos a nuestro propio Conatus, nuestra inmanencia y desde allí produzcamos soberanamente alternativas al dogma cientificista del negocio de la muerte Atrevámonos a desafiar los paradigmas dominantes, rompamos las barreras mentales y pensemos en términos transdisciplinarios.
Recordemos a propósito de la cuaresma, la enseñanza ancestral sobre el Limonero del Señor, en tiempos de peste en Venezuela.