Las pestes desde los tiempos de pretéritos (sucintos comentarios)

Miércoles, 01/04/2020 04:04 PM

"No es posible una comprensión del presente sin la lectura del pasado"

(Rafael Arráiz Lucca)

Además de la plataforma de humor (lo recomiendan los psicólogos) por todas las redes sociales, que surge como efectos de la Pandemia mundial, que nos corresponde padecer en esta hora crítica a las almas que habitamos este planeta; y donde de vez en vez, nos causa risa temporal ciertas burlerías; hasta Don Ramón (el del Chavo) ha salido a relucir; también nos preocupamos, unos, más que otros, de conocer ciertos aspectos históricos, técnicos, y científico-médicos; hasta especulaciones que pululan, como la hormiga al azúcar, en relación a este mal que ha atravesado fronteras, inmisericordemente. Y, donde todos nos unimos en un sentir colectivo, desdeñando los individualismos.

Según fuentes compiladas, las pestes han perjudicado a la humanidad desde tiempos remotos. Hay quienes afirman que las epidemias se remontan al siglo V a.c. Los que hemos algún día, tenido una biblia en la mano, nos enteramos que allí aparecen reflejadas las pestes. Durante los siglos XIV-XVIII, Europa fue invadida por epidemias que causaron el desmembramiento de poblaciones en regiones enteras, causando millones de muertos. Aunque con el avance posterior de la ciencia, de la medicina, la biología, la farmacéutica, entre otros, estas epidemias no han dejado de causar víctimas, claro está sin la relevancia mortal de otroras épocas. Italia no ha sido la excepción.

Ahora bien, ¿Por qué no ha sido la excepción? arrime sus pupilas y lea. Según datos consultados por este decrépito en cuarentena, la Peste Negra o la "Gran Peste" siglo XIII, fue traída a los países europeos, procedentes de Oriente en las naves mercantes italianas. Dicen los historiadores, que venían cargados de pulgas que difundieron la enfermedad en la población. Con el agravante de las pésimas condiciones higiénicas, la peste se transmitió con asombrosa rapidez. Se incubó en Sicilia y Toscana; diseminándose por toda Europa (Alemania, Inglaterra y Escandinava), superando cifras alarmantes de mortalidad. La mayoría de estos países, empezaron a gerenciar por crisis las medidas competentes.

En este orden de ideas, esto fue como un seísmo epidemiológico, agravándose con una nueva modalidad: las infecciones pulmonares. Su transmisión fue rápida; y fácilmente, incrementó el número de contagiados en poco tiempo. La población no estaba preparada para este tipo de calamidad. Para esa época, la medicina estaba en su etapa rudimentaria; aunado a ello, la iglesia atribuía estos hechos a un castigo divino. Los aislamientos se masificaron; y la población huía de las ciudades, por la densidad de población y la falta de higiene. Según datos recopilados, en algunos lugares de Francia, el pueblo asesinó a colectivos judíos, con la falsa creencia de que estos eran los responsables de la plaga.

Ya, como colofón, dice la historia, que los feligreses realizaban mortificaciones colectivas, danzas y cantos místicos, implorando la mano de Dios. Hay que recordar, que para estos tiempos , la Iglesia tenía centralizado el poder hegemónico. Imperaban las Herejías. Aunque este no es el tema central, hay que recordar que fue el contexto histórico donde se desarrolló la epidemia. No puede pasar desapercibida. Según análisis posteriores, Europa perdió la tercera parte de su población. Se dice también, que se eliminaron los obstáculos al matrimonio entre la gente pobre. Como consecuencia, en 1349, se elevaron las tasas de natalidad, recuperando así las pérdidas humanas. No obstante, el peligro seguía latente.

¡¡A cuidarse, pues!!

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