Maduro y el Carvativir, ¡Zapatero a tus zapatos! ¡Bájale un poco al ego!

Martes, 26/01/2021 02:23 PM

A Stalin le decían el "padrecito" y le atribuían hasta milagros, pese el carácter "materialista" del gobierno, Estado soviético y "doctrina" del PCUS. Recuerdo que, hasta los avances de carácter científico de la URRSS, se lo endilgaban a él o él ordenaba se los endilgasen y para nada hacían mención de quienes en verdad en eso trabajaron.

Unos años atrás, tantos como que aquí nadie había oído hablar de un tal Hugo Chávez, a Venezuela, mensualmente, llegaba una revista editada por el gobierno de Corea del Norte, en un formato muy parecido a la de aquella estadounidense llamada Reader`s Digest, en la cual se promocionaban productos de la industria de ese país oriental y, además, los trabajos de carácter científico en distintas áreas y, una de las particularidades, era aquello estalinista, que quienes eso escribían, intentaban dejar en el lector que, todo eso era producto de la creatividad y trabajo del abuelo de quien ahora es allá jefe de Estado.

El liderazgo de Hugo Chávez, nacido de una impronta, un acontecimiento singular, como fue el alzamiento que dirigió contra un gobierno en plena decadencia y además marcado éste en desgracia por los sucesos que solemos llamar Caracazo y relacionado con aquello del "por ahora", que fue como un distintivo, adquirió una fuerte carga personalista.

A lo anterior, habría que agregarle, la configuración de los movimientos o partidos que constituyó. El primero fue el MBR-200, conformado por militares y en plena clandestinidad, una muy particular, porque lo fue dentro del ejército, que por ambas razones se conducía de acuerdo a los procederes dentro de ese universo, donde eso de la disciplina y lealtad, estaban por encima de todo. Es muy difícil concebir que allí, la discrepancia fuese abundante y cotidiana. Más imperaba la idea de lealtad y sujeción a sus superiores mandos y unos elementales principios que, dentro de aquella organización, pudieran ser distintos a los del ejército, dada sus propias particularidades. Como que un capitán, se sujetase al control de uno de inferior rango, pero con mayor liderazgo, tiempo y confianza, dentro del comando clandestino.

El segundo fue el MVR, constituido para participar en las primeras elecciones y, conformado por lo que, uno podría llamar en propiedad, un saco de gatos. Pues allí arribaron todos aquellos que emigraron de los viejos partidos de la izquierda y hasta de la más reciente, particularmente de la "Liga Socialista", organización que tuvo el cuidado de insertarse, tal como era, para operar dentro de la creada por Chávez, sin dificultad y la aceptación de este. Esto último, alentó para que los demás, hasta los del MBR-200, salvo algunos hastiados de eso, se organizasen también en grupos para defender sus parcelas de quienes desde el inicio intentaban ser más vivos.

Es decir, el partido creado por Chávez, para participar en las elecciones de 1998, estuvo constituido por una serie de parcelas con sus dirigentes, mandos, dogmas y objetivos aparte, desde Luis Miquilena para abajo. Quien soñase con otra cosa quedaba en el limbo y en el aire.

Este estado de cosas o naturaleza organizativa, lejos de aminorar el liderazgo personal de Chávez, le sobredimensionó y posiblemente, al comandante, lejos de molestarle, en virtud de su discurso "democrático, participativo y protagónico" y aquello de "hasta las piedras hablen", terminó por gustarle, tanto que validó y caracterizó su conducta.

Aguas abajo, los dirigentes de menor nivel descubrieron la ventaja que para ellos tenía aquello, pues en sus espacios o parcelas podían actuar de la misma manera y así, concibieron y conformaron, algo como un Estado feudal partidista. Pese el discurso dijese lo contrario, como que mientras se decía que ningún miembro del gobierno debía ser dirigente del partido, al mismo tiempo se hacía lo contrario hasta que, al final, esto terminó siendo la regla.

Así se consolidó en el movimiento de Chávez, pese que ellos mismos metieron en la Carta Magna lo de "participativo y protagónico", lo que es inherente a la consulta permanente con las bases, las elecciones dentro del partido, es decir, lo profunda y ampliamente democrático, la idea de lo personalista, autoritario, el poder centralizado en las jefaturas, unas encimas de otras y del "papa", o para decirlo convencionalmente, lo estalinista; o lo que conduce a la idea que cada ícono, de arriba abajo, es un dios, sólo que arriba hay uno mayor a quienes los demás deben obediencia. Los de abajo lo respaldan porque se respaldan a sí mismos y hasta piensan, "quizás algún día a mí me toque ser el dios de mayor alcurnia".

Por ese estado de cosas, manera de concebir los asuntos de Estado, partido, etc., Maduro se cree con derecho y hasta deber de ser no sólo el portavoz de todo, sino de atribuirse también todo, hasta el conocimiento y la ciencia.

En trabajo anterior hice mención como el personalismo, egocentrismo de Maduro, llegó al extremo cuando, el día 4 de enero próximo pasado, un día antes de la instalación de la AN, sin que eso fuese de su competencia y hasta siendo un proceder por demás impolítico, presidió un acto televisado para anunciar la proposición que su partido llevaría a ese organismo para integrar su directiva y llegó al colmo de decir, refiriéndose a ese asunto, "he tomado la siguiente decisión". Eso está grabado y de fácil comprobación.

Y es que Maduro se siente y le han hecho sentir, por la concepción que dentro de los suyos se ha impuesto y la que en él mismo ha madurado, de lo que ha dado demasiadas muestras, como aquello que dijo a Ramonet, palabras más o menos, lo primero que me impresionó y ganó para estar al lado de Chávez fue el carácter de su liderazgo, su fuerza y capacidad de mando, "lo que no existía en ninguno de nosotros".

Por esto mismo, Maduro no permite ni entiende que los asuntos económicos, por lo general deba anunciarlos el funcionario competente para que dé las explicaciones inherentes al asunto con propiedad, de lo que el presidente, y es natural que así sea, no es el mejor conocedor. Y así procede en materia educativa y en todo lo correspondiente al Estado y gobierno. Y es, además, manera de mandar un mensaje acerca de lo "democrático" del gobierno y quien es el "toro que más mea". Una de las pocas cosas en las que Maduro mantiene cierta prudencia es en lo militar y por algo será.

Esta anomalía, le lleva a hacer las veces hasta de médico y lo que es más de especialista. Ya se ha vuelto habitual que aparezca por los medios recomendando remedios, caseros y patentados. No entiende ni admite que, teniendo un ministro de sanidad, médico, con los conocimientos y la autoridad derivado de ellos, debe ser este quien hable con la debida frecuencia del tema de salud. Y en el caso de la pandemia, habiendo además del funcionario ya mencionado, un comando o comisión, supone uno, en buena lógica, que maneja el asunto, deberían ser ellos quienes hablen del tema, y no me estoy refiriendo sólo a lo de las estadísticas que suelen anunciar la vicepresidenta y otros funcionares menores.

Hace de médico, en un como ejercicio ilegal, a su vez dando muy mal ejemplo, cuando se pone a recomendar medicinas y ponderar los beneficios de las mismas; lo que pudiera ser cierto, pero no es él la persona indicada para eso. Pero lo hace por eso de la egolatría y el personalismo, lo estalinista, que le atrapan a él y su partido.

Por esta fea conducta, Maduro ha estado recomendando medicinas para distintos fines. Ahora mismo, acaba de recomendar una llamada Cartavir para prevenir el Covid. Lo que pudiera ser acertado, no lo sé, porque si algo nunca me ha gustado es meterme en vainas que desconozco y menos si no son de mi competencia.

Y ese errado proceder, de inmediato, produce más divisiones entre los venezolanos, como esta vez por el Carvativir. Ya en las redes, una multitud se manifiesta contra el medicamento y sin saber si es bueno o no para lo que lo han recomendado, sólo porque eso lo hizo Maduro que, aparte de ser quien es y tener tantos y tantos opuestos, no es médico. Es decir, quienes le contrarían no tienen fundamento alguno, sólo lo hacen por llevar la contraria, pero alentados por el carácter no apropiado de quien "mandó el tratamiento" y su inusual proceder. Lo mismo es el caso de la 9ª estrella en la bandera; un proceder adecuado pudiera ser que una comisión amplia, unitaria, integrada por personas de los distintos espacios del Zulia, promovida por el propio gobierno si fuese necesario, hiciese la solicitud. Pues, es difícil creer, que los zulianos no reciban eso con agrado, si se procede con discreción y modestia.

¿Por qué, si esa medicina sirve para los fines que dijo Maduro, porque a él se lo dijeron, el presidente y su gobierno no actúan con humildad y dejan que el ministro del ramo o un grupo de médicos especializados, informen y recomienden a la comunidad sobre el asunto?

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