"Repensemos nuestras acciones que a diario marcan la formación de nuestros estudiantes, seamos modelos en un mundo deformado"
Lusmery Alvarado, 10-03-21
Dando continuidad al artículo ¿Hacia dónde debemos articular nuestros pensamientos y la construcción del conocimiento liberador?, donde las interrogantes: ¿Hacia dónde deben virar esas investigaciones?, ¿Qué orientaciones debemos dar como formadores a nuestros participantes?, ¿Qué áreas prioritarias presenta la sociedad para nuestras investigaciones?, problematizaron aún más mi existencia, contrastando el ser con el deber ser en esta época de cambios y transformaciones donde lo único seguro es el ruidoso silencio de nuestros pensamientos que al culminar un día entran en conflictos.
En este contexto comencé a profundizar en la parte selecta de la investigación educativa, encontrándome frente a un nuevo escenario efímero construido por nosotros mismos en la época actual, un escenario no planificado pero que a diario enrumba nuestras acciones y se empodera de nuestros pensamientos, guiándonos hacia la deconstrucción de un paradigma incrustado en nuestra sociedad y que época tras época se ha convertido en un dragón de dos cabezas, tocando un poco la ficción de nuestros pensamientos, que nos envuelve cada vez que intentamos escribir nuestras investigaciones o cuando asumimos un estudio de postgrado.
En realidad, la vida es una investigación constante, no esperemos a estar cursando estudios de maestría o doctorado para investigar, el descubrir es una acción innata del hombre que a diario busca construir un mundo mejor para la sociedad en la que se desenvuelve. Por ejemplo, en la actualidad la Pandemia desatada a consecuencia del COVID-19 vino a trastocar la cotidianidad en nuestro mundo académico, colocándonos en un escenario de descubrimiento para adecuar nuestras investigaciones educativas en función de las características que emergen en esta época.
La tecnología es una de las características principales que está mancando el rumbo de las acciones estratégicas del docente en el ambiente de aprendizaje, pero somos nosotros los formadores los responsables de establecer las particulares de la influencia de la tecnología en el abordaje de saberes y fortalecimiento de nuestros haceres dentro de la cotidianidad actual, como afirmo McLuhan (1969) "Toda tecnología tiende a crear un nuevo ambiente humano" y precisamente eso estamos haciendo en esta época, construyendo un nuevo escenario humano que nos permita dar respuestas a nuestras necesidades, a las necesidades de la sociedad donde las tecnologías juegan un papel estelar. Por ahora, el llamado es a nosotros los formadores e investigadores a repensar los procesos de la investigación educativa marcada por las tecnologías.