Hay dos paradojas relacionadas con la larga vida de estos tiempos.
Una es que la sociedad humana ha trabajado toda la vida para conseguir cada vez más longevidad. Hay quien incluso trabaja para lograr la inmortalidad. Y resulta que, cuando en términos colectivos más lejos se ha llegado a vivir, los ancianos, que en otro tiempo fueron guía, faro y un pozo de sabiduría para las siguientes generaciones, hemos pasado a ser, para las generaciones actuales, además de una pesada carga para el erario público, un estorbo y unos ignorantes pasados de rosca cuyas ideas a nadie interesan…
La otra paradoja es que esa larga vida de la que se benefician grandes porciones de población porque nunca se había llegado tan lejos en esperanza de vida, colectivamente hablando (porque individualmente es otro cantar), ocurre a pesar de la certera acusación de médicos, de biólogos, etc que afirman con razón,
1º que la sociedad vive absolutamente medicalizada por el imperio de los Laboratorios;
2º que los Laboratorios están virtualmente detrás del poder mundial;
3º que a los Laboratorios interesa que haya inmensos ejércitos de enfermos y de desequilibrados que creen que se curan con medicamentos, y que con medicamentos preventivos no van a enfermar…