La Tecla Fértil

Robots en el simbolismo informático y el género comunicacional de la identidad

Sábado, 25/02/2023 01:36 PM

El género informativo, viene siendo planteado de una manera confusa, lo vengo expresando desde dos artículos anteriores. En 1997, M. Hawkesworth anunció un debate serio e intenso que mostró el papel del feminismo en la historia como en el orden académico. Constituía el tema boom de los Mass- Media y se dieron una diversidad de críticas, incluso, réplicas. Pero, lo fundamental era plantear noticias y ensayos que mostraran un gran esfuerzo en representar la voluntad racional del periodista y, la construcción y reforzamiento de esa realidad. Es que, se movían muchos ángulos teóricos- conceptuales y, disciplinas diversas en el orden hermenéutico que algunas veces no coincidían con el género científico. El feminismo, como el fenómeno hippie fue materia de estudio para muchos analistas y políticos, siendo muy necesario conocer el idioma anglosajón para distinguir las diferencias de sexo y de cultura ambiental para no develar los supuestos paradigmas o argumentaciones implicadas en su manejo conceptual.

El género informativo es utilizado en la actualidad para mostrar las creencias y estrategias de acción de un candidato o gobernador, alcaldes y diputados para mostrar una declaración abierta de sus principios a los ojos de la opinión pública y electores. La idea es conmover detrás de la distribución de los espacios del mundo humano y académico su popularidad., su objetivo es lograr el cálido cobijo de "nosotros" y la legitimidad que esperan del reconocimiento y, de la visibilidad social de sus identidades.

El gobierno bolivariano, viene utilizando el escenario del juego político de las identidades, tanto de la oposición, como el de las mujeres militantes exacerbando el sentimentalismo para aumentar las estadísticas de popularidad del oficialismo y del presidente, esto, se llama retórica del género, porque se trasplanta el contexto latinoamericano de revolución con un objetivo político específico, las futuras elecciones de 2024.

El académico Luis Brito García, expresó en su último artículo, " Todavía recoge usted con la aspiradora cadáveres virtuales de Medusas Catatónicas y espectros hiperdensos de Acéfalos Enmascarados y esqueletos protónicos de Estrellas Enanas que percuden la sala y se pregunta si tendrá valor para conectar de nuevo el televisor y sobrevivir a un nuevo aluvión de fuere lo que fuere. Sí, mañana, en el mismo canal, como todos los días, a la misma hora.

Ahora la teoría política siempre parejera postula modelos cibernéticos o sea según Norbert Wiener, Ross Ashby y Karl Deutchs el Estado es un sistema informático que proporciona respuestas a las peticiones que se le formulan.

Yo no sé si el sistema político se parece a una computadora, pero sí advierto que mi computadora parece un sistema político. Prometió la computadora que a través de ella conoceríamos todo, pero resulta que mientras más computamos menos sabemos sobre ella mientras que ella sobre nosotros sabe todo.". Así finaliza una parte de este género cibernético e informativo.

La Cibernética como hermenéutica, viene aliándose con grupos poderosamente integrados que algunos colectivos la relacionan con una visión fantasmagórica que llega hasta un nivel de multitud y, le garantice a cada ciudadano una experiencia de su propia exaltación, fomentando un sentimiento de solaridad que tiene su base en una imagen de adhesión.

En cada comunidad hay mucha confusión sobre la teorización que consolida una diversidad de intereses y afinidades comunes que en un principio se motivó en un punto y círculo. Muchas veces estas ilusiones se sostienen a partir del desconocimiento de un complemento del saber que se aprende en la escuela y, puede originar malentendidos originado en la imprecisión de las palabras que, supone un enrarecimiento. En estas dinámicas grupales no puede llegarse a la ignorancia.

El género periodístico, debe coincidir con un nuevo reordenamiento de las posturas teóricas para evitar polémicas duales. Es claro, el lenguaje critico y sus posibilidades analíticas hay que redimensionarlo y, al hablar de diferencias debemos entender que es un sistema de conocimientos y el discurso científico en general con su alcance universalista nos lleva a un intento de teorizar la subjetividad para alcanzar un nuevo lenguaje, cuyo único requisito es reconocer al ser humano como identidad en la normativa social. Siguiendo a Ranciére, diríamos que lo que está en juego al hablar de género, es el lugar del hablante en el escenario público, es decir, su reconocimiento y autorización como actor en el mundo político.

Si «la política es en primer lugar el conflicto acerca de la existencia de un escenario común, la existencia y la calidad de quienes están presentes en él» (Ranciére, 1996) y, si la identidad es la respuesta que damos a la pregunta «quién» o "quiénes»; entonces la política es, en primer lugar, una cuestión de «identidad». Pero ¿qué sentido de identidad» y ¿qué sentido de política? La metáfora espacial, y más precisamente teatral, de un «escenario en común» es importante, pues la política será esencialmente el conflicto sobre qué clase de actores son susceptible de ingresar en ese escenario público. En realidad, se trata de los límites mismos del escenario. La política, según Ranciére, se definirá por la ampliación del escenario en virtud de la entrada de nuevos actores.

No debemos aceptar estos intentos de burla por parte de los manejadores de la información cibernética que con sus campañas eliminaron la prensa física y la convirtieron en digital. Ahora bien, lo que ocurre cuando un actor se constituye como tal al ingresaren el ámbito de la política no es solamente la emergencia de una identidad; tal como lo señalan estos autores, esa emergencia está antecedida por una identidad asignada previamente desde lo que Ranciére llama el aparato policial (Ranciére,2007: 44-45), por lo que la emergencia de un actor en el escenario político, al mismo tiempo que constituye una nueva identidad, lleva implicado un movimiento simultáneo de «desidentificación» de la anterior identidad establecida desde

el lugar del otro. ¿Qué tanto la «nueva identidad», definida por los mismos límites del escenario de la política y por la presencia-ausencia de los actores implicados, puede interpretarse como un acto de des-sujetación o solamente como la asunción de un nuevo lugar hetero designado, si bien que a partir de diferentes coordenadas? ¿No se trata entonces solamente del atrapamiento en una nueva identidad que opera como señuelo en la lucha por el reconocimiento, mientras que la verdadera posibilidad de subjetivación y de auto designación se aleja más, ya que ésta solamente advendrá en el vacío de un no-lugar, es decir, en la habilidad para sustraerse del juego político de las identidades colocándose en el más allá del reconocimiento?

Lévis- Strauss nos llama a tener cuidado con las inadecuaciones lingüísticas, su descripción y significado. Al prender nuestra Televisión en un canal del Estado observamos los valores simbólicos de la propaganda y, de pronto, entre una información y otra, los enlaces. La población no entiende lo que se dice, pero, sí los simbolismos, de pronto, resurge unas identificaciones que debemos vincular, sin duda, son los robots de inteligencia artificial que manejan los distintos contextos y de manera plena, el televidente repite en cualquier lugar fuera del área de su hogar las palabras dadas con lugar en ese lugar del telespectador.

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