Breves comentarios

El linchamiento digital

Miércoles, 24/01/2024 04:55 AM

La muchedumbre subrepticiamente se ha hecho presente en la era digital, sobre todo, en estas redes sociales donde cada día predomina la información a trocha y moche, corriendo los comentarios como alma que lleva el diablo sin importarle a quiénes puedan llevarse por delante. Sin compasión ni vergüenza, se lanzan epítetos indiscriminados sobre personas o hechos de los cuales no se tiene ninguna veracidad de lo acontecido. ¡Qué peligrosas son esas personas! para las redes sociales que contaminan el ambiente psicológico, destruyendo a personas que ni siquiera conocen, propinándoles comentarios desconsiderados. No hay que ser docto en materia penal para darse cuenta de todo este desafuero, diariamente.

En este orden de ideas, existen muchos autores, entre ellos a Escipión Sighele (1868-1913), citado por Jiménez de Ansúa: "La muchedumbre es un agregado de hombres heterogéneo por excelencia, porque está compuesta de individuos de todas las edades, de los sexos de toda clase y de todas las condiciones sociales, de todos los grados de moralidad y de cultura, e inorgánico por excelencia, porque se forma sin previo acuerdo, súbitamente y de improviso". Con más facilidad estos colectivos digitales, invisibles, anónimos, se hacen presente en las redes sociales para linchar con sus opiniones no fundamentadas, a cualquier persona que haya podido presentar un incidente determinado. Lo despellejan digitalmente.

Fíjese usted, mi invisible lector, para ilustrar un poco el contenido, en días recientes aparece en el vecindario del Facebook una persona que le atribuyeron una falta menor en una determinada región; y detrás de la información inicial se desprendió una constelación de rumores y contra rumores, iban y venían enjuiciamientos perversos sin tener los pelos en la mano. Descalificaciones de la más subterránea calaña. Todos en el anonimato se arrastraban en su lecho de taladrantes y distorsionados principios morales. Se paseaban por las redes sociales despotricando en ausencia de la persona señalada. Cosas que no se atreverían hacer en presencia del sujeto que era vilipendiado impunemente.

Ya deja de ser no sólo la muchedumbre presencial la que arremetía contra una persona, sin saber si era culpable o no. El sujeto era golpeado con cualquier objeto contundente, pateado y zarandeado hasta la inconciencia ¡Qué terrible escena!; en muchos casos, se determinada que el sujeto agredido era una persona equivocada. La gente enardecida sin fijar atención a sus instintos se dejaba guiar por la violencia del rebaño, de la multitud que pedía la muerte para el ofendido. Como zombi, se abalanzaban sobre su presa inerte. La era digital y las redes sociales, van sustituyendo todo aquello, pero desde la poltrona quien enfila las teclas de su computador, y con felonía se ensaña contra la víctima.

Ya para ir bajando la santa maría, con el adelanto y el progreso de la tecnología, irán adecuándose, mejorándose y actualizándose las técnicas para detectar este tipo de actuaciones que va en contra de la reputación y la dignidad de las personas, en el contexto de los derechos Humanos (DDHH). Reza un aforismo por ahí: -Detrás de cada tecnología se esconde un delito-. De esta manera, va poniéndose un freno a tan semejantes descalificaciones, que no dejan de ser en la modernidad, en pleno siglo XXI un linchamiento digital.

¡Gracias!

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