"Salvo un puñado de personas que demostraron estar dispuestas a jugarse el tipo por defender a la democracia, el país entero se metió en su casa a esperar que el golpe fracasase. O que triunfase"... "Anatomía de un instante" (2009), Javier Cercas.
En Venezuela vivimos un tiempo de turbulencias políticas aceleradas. La hiperinflación, y la politiquería ideológica de extrema izquierda nos están terminando de empujar a la catástrofe. La política económica depredadora del socialismo real fracasado del siglo XX nos condena con la ruina de la nación, la extinción de la clase media profesional, imponiendo un sistema político de control social que podríamos denominar como el de una revolución fascista. Que se sustenta en el robo de los dineros del pueblo así como la aplicación institucionalizada de la neo-pobreza. La soberanía la ejercen los poderes económicos de los comerciantes árabes y chinos, que muestran su rostro a través de las especulaciones, y la legitimación de capitales.
La miseria del país solo se sustenta en la retención del poder a como dé lugar para seguir con sus privilegios: donde los macro parásitos significativos son hombres, que al especializarse en la violencia al tener el monopolio de las armas, se muestran capaces de asegurarse la vida sin tener que producir por sí mismos el alimento y otros géneros que consume el pueblo venezolano
Técnica del Golpe de Estado es el título de un libro de Curzio Malaparte, escrito en 1931. La idea medular de esa obra es que el golpe de Estado es considerado como un problema técnico y no político. El autor inicia su análisis, con el 18 Brumario, con el golpe de Estado ejecutado por Napoleón. Quien trató de conciliar el uso de la violencia "respetando" la legalidad para llevar a cambio una revolución parlamentaria. El Parlamento aceptó el hecho consumado y legalizó formalmente el golpe de Estado, decretando así su propio fin. ¿Esto sería lo que quisieron aplicar los estrategas militares de Juan Guaidó el pasado 30 de abril?
Según Malaparte las tácticas insurreccionales son cuestiones de procedimientos políticos militares. Los conspiradores se deben infiltrar en los centros neurálgicos del país como (lo hicieron con el SEBIN), en las arterias del gobierno, para que este se tambaleara sin disparar un solo tiro. Sólo se necesita una pequeña tropa, (como los "20 guardias nacionales bolivarianos utilizados ese día") según Curzio Malaparte, entrenados y cuadrados en su causa. Y donde el autor sostiene que es factible, en cualquier país democrático, dar un golpe de Estado, aún en condiciones no muy críticas y sin el apoyo de las masas. Solo hay que atacar los puntos más sensibles del Estado. Tomando por asalto los medios de comunicación adueñándose (hoy de las redes sociales a través del internet) de la línea editorial y destruyendo los servicios públicos. También la no violencia como técnica de acción política puede ser utilizada en cualquier momento como las continuas marchas que tienen en movimiento.
La represión desatada por el gobierno, está siendo utilizada, quitándose la máscara de la apariencia democrática para establecer una dictadura de hecho. Esto puede ser utilizado como táctica por la oposición para derrocar a un gobierno tirano.
La revolución bolivariana cohabita con unos intolerables niveles de corrupción en su propio partido, que apuntan incluso al alto gobierno, las medidas políticas más importantes adoptadas por el gobierno, están acelerando y profundizando la debacle económica, siguen las directrices emanadas de la Habana. Acatando órdenes ideológicas desde esa isla caribeña, cuyo gobierno no fue elegido por los venezolanos, aplicando medidas que afectan a los mecanismos básicos de legitimación del sistema democrático basado en la justicia, que la sociedad venezolana pretendía construir con la CRBV de 1999.
Cuando se recurre a las conductas marcadas en el libro de Curzio Malaparte en forma consciente o no, la gente de Guaidó se han ido adueñando de los tejidos de los mecanismos del Estado venezolano.
El poder que ejerce actualmente el gobierno bolivariano es despiadado. Gobierna solamente para las elites de amigos de la revolución aplicando decretos injustos para la mayoría social. Cuando se dictan disposiciones arbitrarias en asuntos institucionales y administrativos. Abusan del poder para su propio beneficio o el de sus familiares, amistades y de la nomenklatura. Legislan, fundamentalmente, vía Decreto-Constituyente. Lo que permite al Gobierno aprobar normas con rango de ley sin tener que pasar por la Asamblea Nacional, desvirtuando la Constitución De La Republica Bolivariana de1999. El Gobierno suprime el proceso democrático a través del TSJ, el debate parlamentario, y la publicidad de las leyes. Así, se ignora la voluntad popular, que el Gobierno, y el partido que lo sustenta, se arrogan por tener en todos los poderes una mayoría absoluta, que la oposición dice que fue obtenida de una manera fraudulenta.
La ilegitimidad de desempeño de este Gobierno es evidente, para aquellos que creen en la Justicia. No hablamos de leyes que ellos mismos se están aplicando. Los tribunales, si no estuvieran cooptados por los partidos del GPP, deberían ordenar la liberación de todos los presos políticos, y la convocatoria de nuevas elecciones. Previa penalización de aquellos funcionarios que han incurrido en corrupción.
¿Y qué pasará con los ciudadanos venezolanos? Creo que en Venezuela ya no hay ciudadanos, sino sobrevivientes, y el destino de los sobrevivientes es pasar hambre. No es una hipérbole, sino una observación corroborada por los datos: cuatro millones de personas que han huido del país sin ningún tipo de protección, millones de niños, y niñas viviendo por debajo del umbral de la pobreza comiendo poco y mal, miles de familias desahuciadas por la falta de medicamentos, miles de personas en los puntos de controles policiales, y militares en las carreteras del país, humillados y maltratados por la policía y militares.
Recortan derechos y libertades como los de manifestar, e inviolabilidad de las comunicaciones. Se ejerce una escalada represiva dirigida contra los sectores sociales que han plantado cara a las políticas hiperinflacionaria, y al recorte de derechos sociales, y libertades civiles.
Ante el aumento de las movilizaciones, este Gobierno, que se niega a condenar el genocidio económico causado por la hiperinflación, y solo trata de emular el modelo autoritario cubano. Ha desencadenado una oleada represiva cuyo objetivo es atemorizar a la sociedad mediante las siembras violentas, las falsas denuncias y montajes policiales, que generan injustas prisiones ilegales. Siempre desproporcionadas a los hechos, claramente hipócritas. Se criminalizan las personas, no sus actos. Fomentando el deterioro de la seguridad ciudadana, aumentando cada día el hostigamiento sistemático contra los activistas sociales y políticos, con detenciones, retenciones arbitrarias. La sombra de la tortura continúa salpicando a los cuerpos de seguridad del estado, que debieran proteger al pueblo contra una minoría que les utiliza como guardia pretoriana.
Se castiga a las familias empobreciéndolos, y privando de futuro de los hijos. Frente a la crisis, han optado por aplicar políticas que aumentan la injusticia y la iniquidad hasta el punto de convertir a nuestro país en el más desigual de toda la América Latina.
Para propagar su proyecto cuentan, entre otros, con el apoyo de los medios de comunicación públicos. Las telecomunicaciones son su principal instrumento para dirigir la opinión pública a través de la desinformación y la propaganda más casposa, débil intelectual. Una prensa que, actúa a la búlgara defendiendo la actuación gubernamental. Los medios son verdaderos instrumentos de guerra en esta lucha de clases, una verdadera guerra civil social. Del otro lado contrario al gobierno las armas son modestos y pequeños medios de comunicación y las redes sociales, ambas en Internet. Mientras ellos tratan a estos medios de comunicación alternativos y las iniciativas ciudadanas injuriándolos, y tratando de acallarlos ocultándolos.
En Venezuela se modela una sociedad sin derechos sociales. Nos imponen la regresión social, una involución democrática basada en las desigualdades económicas, sociales y de poder, impulsando la pérdida del sentido comunitario en la sociedad. Las nuevas reglas que imponen desplazan a los ciudadanos a la nada en las grandes decisiones. Se crea así, una democracia fascista.
Esto que pasa actualmente en Venezuela con la constituyente es un golpe de Estado en toda regla, presuntamente y que democráticas, que están imponiendo medidas totalitarias, que han favorecido las políticas antisociales del actual Gobierno; la constitucionalizacion del saqueo; los que han deteriorado los servicios públicos esenciales, las medidas represivas; los medios de comunicación que apoyan estas medidas y, sobre todo, aquellas instancias civiles y militares que realmente nos gobiernan, han contribuido, o están colaborando en este Golpe de Estado.
Ahora los 30 de abril no recordaremos precisamente, el aniversario del 4 de febrero de 1992. Por este motivo, no estaría de más recordar la obra, Técnicas del golpe de Estado, que desde hace mucho tiempo se tiene como el manual de operaciones del golpismo profesional.
Una insurrección para que triunfe, así lo describió Curzio Malaparte en su obra Técnicas del golpe de Estado, la cual escribió a finales de 1930, cuando aún se movía como un pez en las aguas turbulentas del fascismo. Muchos años después, en 1948, Curzio Malaparte confesaría: "Odio este libro mío. Lo odio con toda mi alma. Me ha dado la gloria, es pobre cosa la gloria, pero también muchos disgustos". Y lo atribuía al destierro, y a la cárcel que había sufrido, así como la fama mal ganada de hombre cínico, descreído y cruel que, como la sombra al cuerpo, le había acompañado desde entonces rebajándolo a la condición de una especie de carmelita descalza.