"El discurso y las acciones del señor Trump demuestran una incapacidad para tolerar opiniones diferentes de las suyas, lo que le lleva a reacciones de rabia…", señalan en una carta dirigida al New York Times, el 17-02-2017, un grupo de prestigiosos psiquiatras estadounidenses, quienes al final de su misiva alertan al público estadounidense: "Creemos que la grave inestabilidad emocional indicada por el discurso y las acciones del señor Trump lo hace incapaz de servir con seguridad como presidente". Tony Schwartz, el periodista que contrató Donald Trump para que le escribiera su libro: "El Arte de la Negociación", quien convivió con él por 18 meses, dijo en una entrevista al New Yorker: "Creo, sinceramente, que si Trump gana y obtiene los códigos nucleares, existe una enorme posibilidad de que nos conduzca al final de la civilización". En "Fuego y Furia: dentro de la Casa Blanca de Trump", el escritor Michael Wolf retrata el inclemente caos en que se desenvuelve la Administración Trump, presidida según Wolf, por un "maniático violento, inseguro e ignorante, obsesionado por trivialidades como su cepillo de dientes y en la que reina la confusión, las luchas internas, las traiciones y los insultos". Algo de eso, ha trascendido a la opinión pública con motivo del fallido intento de golpe de Estado del 30 de abril en Venezuela, teledirigido desde la Casa Blanca por John Bolton. "La insatisfacción del presidente se ha cristalizado en torno al asesor de Seguridad Nacional John Bolton y Trump se ha quejado en una postura intervencionista en desacuerdo con la opinión de que Estados Unidos debería mantenerse al margen de los atolladeros extranjeros", afirma The Washington Post en su edición del pasado 8 de mayo del presente año. Como puede apreciarse, el fallido intento de golpe de Estado ocurrió en Venezuela pero sus efectos se hicieron sentir fue en la propia oficina oval presidencial, según el WP: "Trump, añade el diario no está cómodo con "la escalada retórica", de algunos de sus funcionarios, contra Venezuela, "que no representa una amenaza militar directa para Estados Unidos". Además, "cualquier intervención militar allí (en Venezuela) lleva el riesgo de una pelea de poderes con Rusia, que respalda a Maduro y le ha vendido armas". Tal pareciera, que el escenario de guerra que han pretendido sembrar sobre territorio venezolano, se ha trasladado a la propia sede del imperio y la desconfianza de Trump hacia sus asesores de mayor confianza cunde, y genera en el propio Trump un estado de "inestabilidad emocional" que le ha obligado a buscar la calma y cordura, tan necesarias para el ejercicio de sus responsabilidades en su psiquiatra particularísimo: el Presidente de Rusia, Vladimir Putin.
La llamada de Trump a su psiquiatra se realizó el pasado viernes 3 de mayo, apenas tres días después de su fracasado intento golpista, que su Administración intentó para derrocar al Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. De tal calibre fue la derrota, que Anne Gearan, corresponsal en la Casa Blanca para The Washington Post, informó que: "Trump está molesto porque su equipo subestimó a Nicolás Maduro". En resumidas cuentas, el psiquiatra Putin conversa con un hombre abatido y desesperanzado en su objetivo de satisfacer su ansiado cambio de régimen en Venezuela. La terapia, según contó posteriormente el propio Putin, se realizó en un ambiente de cordialidad y respeto entre ambos. Diversos tópicos de la realidad mundial abordaron, Corea del Norte, Irán, Ucrania, el Comercio Internacional, el informe del fiscal especial Robert Mueller sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales que llevaron a Trump a la presidencia de EEUU, el tratado bilateral INF, y por supuesto: Venezuela. En relación con Venezuela, el psiquiatra Putin, encontró a un Trump en abierta distención, reconociendo que no le ha sido fácil disciplinar y dominar a Venezuela, su Presidente y Pueblo. Putin, fue expresamente reiterativo en su terapia, reafirmándole al paciente Trump sobre lo que es política de Estado del Kremlin, en materia de política internacional, de que: "sólo los propios venezolanos tienen derecho a determinar el futuro de su país". Asimismo, le invitó a aliviar sus sanciones contra Corea del Norte y a propiciar un acercamiento de relaciones entre ambos países. Ambos, paciente y terapista, lograron alcanzar un ambiento de plena distención mundial, que llevaron a Trump a expresar en uno de sus tuiteres, posteriores a la llamada: " "Putin no está pensando en intervenir en Venezuela. Y yo siento lo mismo". En otro tuiter, encontramos un Donald Trump más distendido, como reflejo de cuán beneficiosa le resultó la terapia: "llevarse bien con Rusia y China y todo el mundo es una cosa buena, no una cosa mala".
Culminada la terapia, Donald Trump, se enfrenta a su propia realidad. Los buitres que le rodean, y han hecho de él un belicista, torpe y fracasado. John Bolton, insiste sobre su aventura militar y Mike Pompeo acude a Moscú para conversar con el Canciller Ruso Seguéi Lavrov, intenta convencerlo de que le apoyen en esa aventura militar. Mientras, el vicepresidente Mike Pence, insiste en amenazar al Tribunal Supremo de Justicia en que le apoyen y juzguen al Presidente Maduro para destituirlo, so amenaza de nuevas sanciones a todos sus miembros. En fin, la respuesta de la banda de los chiflados, que integran el equipo de máxima confianza de Trump, a la terapia ha sido incrementar la intolerancia y el odio contra el pueblo, Gobierno, FANB y las instituciones bolivarianas. Hoy, la Casa Blanca, es un hervidero y un cuchilleo de quítate tú pa ponerme yo, que desconocemos cuál será su triste final. Tan solo, el pueblo estadounidense lo sabrá con certeza, y así lo comienzan a reflejar diversos estudios de opinión hechos públicos. Uno, de esta semana por culminar, realizado por Reuters y la consultora Ipsos, refleja que se ha incrementado al 45 por ciento, la esperanza de los ciudadanos estadounidenses favorables a que Trump se le destituya mediante un impeachment. Otra estudio, de mediados de abril, divulgado en el portal de noticias Político, realizado a 1.992 personas entrevistadas por teléfono, señalaban que 6 de cada 10 votantes desaprueban la gestión de Donald Trump. Mientras que otro estudio, realizado por la empresa Langer Research Associates para los medios ABC News y The Washington Post, devela que apenas el 36 por ciento de los consultados, aprobaban la gestión de Trump, el mayor mínimo registrado en 70 años para un mandatario de EEUU. Lo concreto es, que aquellas simpatías con las que gozó Donald Trump para ganar la primera magistratura de esa gran nación del norte, se han ido minimizando con el transitar de la gestión y hoy, podemos afirmar con absoluta certeza, que la reelección presidencial, se le ha puesto cuesta arriba y lo que se vislumbra en el horizonte, es la vuelta al péndulo de la gobernanza imperialista hacia los Demócratas. El punto a resolver sería: ¿Cuál tendencia? La tradicional o la Socialista Democrática que hoy encarna Bernie Sanders. Es por ello, que en la estrategia electoral del Republicano supremacista Donald Trump, Venezuela, no se circunscribe a la lucha por sus recursos mineros y energéticos, sino que será un estandarte para mostrar la realidad de un país que proclama el Socialismo pero con una economía vuelta nada. Y, no hay mejor manera de demostrar que algo no conviene, sino mostrar el ejemplo adecuado. Será en esa batalla, en que Trump, se esmerará en evidenciar con el ejemplo de Venezuela, que el Socialismo en EUU, es inviable. Sus "sanciones", expresadas en el bloqueo financiero imperialista, harán el rol de hacer chillar la economía venezolana. Ese será, desde nuestra perspectiva política, el enorme favor que aspira Trump que le haga Venezuela, en beneficio de su causa negativa. ¿Qué estamos esperando para destruirle su esperanza e iniciar la recuperación económica de Venezuela? Esa debe ser, nuestra mayor venganza como pueblo de las dificultades. Construir, una economía Socialista de las cenizas del capitalismo rentista en fase de extinción…