La lucha imperial es por petróleo y agua

Lunes, 17/06/2019 08:48 AM

El poder hegemónico que ejercía el imperio estadounidense está resquebrajado, toda vez que han emergido otras potencias como, por ejemplo, China, Rusia, India, que han vulnerado el dominio imperialista de EEUU. Este escenario internacional hoy plurinacional de alguna manera favorece a Venezuela como potencia mundial energética en materia petrolera. En consecuencia el anhelo yanqui por echarle mano al petróleo pese a su poderío armamentista es un asunto que lo colocaría en jaque ante otras potencias amigas de la Patria de Bolívar, Zamorana y Chavista.

El representante ruso Yuri Borisov reiteró la voluntad de Rusia de continuar la cooperación bilateral, "incluida la expansión de nuestra cooperación no solo en las áreas tecnológicas tradicionales sino también en las nuevas". Igualmente acerca de la solidaridad de Rusia a Venezuela otra información da cuenta sobre la amenaza imperialista en los siguientes términos:

El presidente de la cámara baja del Parlamento de Rusia (también conocido como Duma), Viacheslav Volodin denunció que "Estados Unidos hizo todo lo posible para socavar la economía de Venezuela: las cuentas fueron bloqueadas, de hecho, robaron 30.000 millones de dólares que pertenecen al pueblo de ese país; fueron impuestas sanciones comerciales; y se ejecutan ataques cibernéticos contra la infraestructura de importancia crítica".

De la misma manera China se ha pronunciado, en efecto, "China presta gran atención a la situación actual en Venezuela y apoya los esfuerzos del Gobierno de este país para garantizar la soberanía de Estado, la independencia y la estabilidad", precisó el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang.

Entrando en el tema petrolero, el destino de las economías del mundo sigue y seguirá atada al desarrollo de fuentes de energías como el petróleo y el gas. Hidrocarburos apetecibles por el imperio que ni siquiera podrá controlar al colocar a Venezuela en un supuesto "arco de inestabilidad" o zonas o territorios del mundo que el Pentágono denomina como "la de mayor conflictividad". Causalmente son espacios territoriales donde el pulseo por los recursos está en vigor a través de injerencias abiertas que en cierta forma gozan de impunidad.

El Oriente Medio, África América Latina son el epicentro de las turbulencias de alta intensidades aunque con diferentes componentes criminales. Por ejemplo, existen conflictos bélicos abiertos en el norte de África y Oriente Medio, en América Latina el control formal de los hidrocarburos ejercidos por los gobiernos progresistas del hemisferio en el ejercicio de su soberanía, el injerencismo gringo ha operado mediante los golpes de Estado implementado con guerras no convencionales o asimétricas. La más reciente ocurrió el pasado 30 de abril en Venezuela.

En estos escenarios de conflictividad, Venezuela se mantiene en el ojo del huracán. Luego, América Latina, suministra el 25 % de todos los recursos naturales y energéticos que necesita el imperio. Además, en sus pueblos habitan un territorio en el que se encuentra también el 25 % de los bosques y el 40 % de la biodiversidad del globo. Es la zona que más oxígeno provee (40 % del oxígeno del mundo) y la que absorbe una mayor cantidad de dióxido de carbono, por eso, y con sobrados méritos, se le denomina el "pulmón del planeta".

NuestraAmérica no es poca cosa en la lucha mundial por los recursos y de allí la prioridad estratégica de EEUU por asegurar su control, cosa que se le ha complicado por los gobiernos revolucionarios que configuran lo que los ideólogos de Washington denominan el "eje del mal", o "el arco de la inestabilidad regional".

Como parte de la guerra planetaria por los recursos naturales EEUU reforzó su presencia militar con el establecimiento de siete bases militares en Colombia. Nunca antes un territorio sudamericano había alcanzado tal grado de injerencia militar ni siquiera en plena Guerra Fría. En las próximas dos décadas EEUU requerirá 31 % más de producción de petróleo y 62 % más de gas natural y, NuestraAmérica es líder mundial energético con sus vastas reservas petroleras y gas. La guerra contra Venezuela empezó hace tiempo, y es de "cuarta generación". El objetivo prioritario de EEUU es Venezuela.

Las reservas probadas de crudo en Venezuela rayan en los 300 mil millones de barriles de petróleo. Sólo en el bloque Junín de la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez hay 90 mil 600 millones de barriles de crudo extraíble, cifra que triplica las reservas estadounidenses y mexicanas, que combinadas, representan más de 31 mil millones de barriles de petróleo. La cifra de reservas de ese bloque (la Faja está dividida en cuatro) dobla el total de las reservas de las cuencas de la inmensa zona delineada como Asía-Pacífico, donde las reservas probadas están en más de 44 mil millones de barriles.

Todo parece indicar que la guerra (boicot, acaparamiento, especulación desmedida, etcétera) en Venezuela no es por Venezuela, es una guerra por el apoderamiento del petróleo. Recordemos que antes de la Revolución Bolivariana las reservas venezolanas se encontraban "aseguradas" a la explotación, aprovechamiento y consumo casi exclusivo de EEUU. Luego, con la llegada del Eterno Chávez al poder, comenzó la diversificación de la política petrolera para favorecer al pueblo venezolano.

Pues bien, si Venezuela y sus reservas recaen en manos norteamericanas y si estos vastos territorios y recursos se confinan de manera definitiva al aprovechamiento casi exclusivo del viejo eje de poder, la ruptura de los precarios equilibrios globales y los flojos consensos planetarios actuales puede consumarse, arrastrando economías, países y regiones a nuevas etapas en una pugna impredecible que ya está en vigor de manera diferenciada, en varios frentes al mismo tiempo. Es decir, que daríamos atrapadados apocalípticamente tras una guerra de nunca acabar.

Lo que es la guerra desatada en el Oriente Medio y lo que es la incesante ocupación de África, son pugna por el posicionamiento de los hidrocarburos, lo cual no excluye al hemisferio latinoamericano. Venezuela es escenario de una variante de bajo impacto en ese mismo enfrentamiento, aunque eventualmente puede escenificarse hacia una mayor intensidad. Justamente es lo que buscan los apátridas vende patria.

La Revolución Bolivariana es un obstáculo a la política imperial de sometimiento y saqueo. Venezuela está en la mira pero por su petróleo. La escalada en pleno desarrollo del asedio interno y externo para doblegar a la República Bolivariana y al chavismo, se debe al petróleo. Por tanto, --repetimos-- Venezuela, sigue y seguirá en el ojo del huracán

Lo que define la política en Venezuela es el petróleo y ello sufrió un sólido revés desde que el Gigante Chávez asumió la presidencia. El petróleo venezolano es la piedra angular del equilibrio o el desastre para una buena parte del mundo. Y no puede ser de otra manera. Las venezolanas y los venezolanos estamos obligados a defender la Siembra del Comandante lo que envuelve proteger y resguardar nuestra soberanía y al mismo tiempo asumir la defensa de nuestro principal recurso: el petróleo.

El agua u "oro azul"

Otro recurso que persigue el imperio es el "oro azul". El planeta contiene más de mil millones de billones de litros de H2O, pero poca se puede tomar. Más del 97% del agua en la Tierra es salada. Dos tercios del agua dulce están retenidos en glaciares y capas de hielo polar. De lo que queda, la mayor parte está atrapada en el suelo o en acuíferos subterráneos.

Eso deja disponible para los que necesitamos el "vital líquido" una fracción mínima, y no sólo para el consumo humano sino que muchas de las actividades humanas involucran al agua de alguna manera como la agricultura.

Por eso es alarmante la información que han revelado notables científicos: se prevé que el mundo se quede sin agua potable para el año 2050. Un tercio de la población mundial será afectada por la escasez de agua fresca para 2025, con la situación volviéndose más extrema a partir de ahí y potencialmente más catastrófica para 2050.

No hay suficiente agua fresca disponible para proveer, con el estándar actual, a una población global que se espera exceda los 9 mil millones de habitantes para mediados de siglo. Esta es otra de las amenazas que se ciernen sobre el hemisferio latinoamericano y al cual no escapa Venezuela con sus ricos afluentes de agua para la vida.

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