Para embajador británico en EEUU, Trump es un inepto, pero también pudiera ser Poncio "El piloto"

Lunes, 08/07/2019 09:57 AM

"El tipo saldrá de la Casa Blanca antes se le cumpa el período"; eso dijo el cineasta estadounidense Michel Moore y nosotros lo hemos recordado varias veces. Porque Trump, sin duda, tiene sus arranques de loco, como si le faltasen varias tejas, como decían en Cumaná de tipos como él. Su manejo de la diplomacia, por ejemplo, en lo que respecta a Irán y Correa del Norte, es un echar "pa´ lante" con los faroles, como el que ya va a empezar a lanzar trompadas y de repente mete el freno y empieza a recoger piedritas y "yo no dije eso, sino todo lo contrario". Ni más ni menos, responde a la imagen que a uno le formó la vida de los guapetones buscapleitos pero que salieran a pelear otros y nunca él. Después de provocar al máximo, como aquel pandillero de "El Salao" que, con su banda recorría a Cumaná a importunar a quien se le ocurriese, cuando alguien le entrompaba optaba por decir, "Pelea, con este carajito", mientras empujaba hacia el provocado al primero que tuviese a mano y agregaba; "tú eres poco para mí", con lo que creía salvada su honra, de la misma forma se comporta Trump. Asume ni más ni menos el patrón de conducta de un hijo de papá, quien por ser el dueño de los guantes, el bate y la pelota quiere jugar de short stop, cuarto bate y hasta ser novio de la madrina, pese para nada de eso sirva y si no le aceptan sus ridículas exigencias coge sus vainas, se va y termina con el juego.

Ahora mientras pone cara de perro bravo frente a Irán, sin ocultar sus señales que "son vainas por no dejar", inesperadamente se va a Corea del Norte, traspasa el paralelo 38, se reúne con el líder de ese país a quien llena de elogios, y "tu no metas conmigo que yo contigo tampoco me meto" y "en las vainas entre los iraníes y yo hazte el loco, pues eso no tiene nada que ver contigo", como si el mundo fuese tal como él lo concibe. Tanto que según la prensa de su país, acaricia el sueño de acabar con "el comunismo" de Corea y China y a estos polos de poder ponerles a su servicio.

La prensa norteamericana interpreta eso como que Trump, pese las opiniones en contrario de sus diplomáticos, John Bolton y Mike Pompeo y su locura, sabe del poder destructivo de las armas de Il Kim Jung que, según se dice, pudieran alcanzar parte del territorio estadounidense y arrasar en muy breve tiempo con Corea del Sur y parte de Japón, lo que al parecer le hace menos loco que Pompeo y Bolton y ya esto desdice, si no más de él, si en demasía de su diplomacia.

Pero si se toma en cuenta todo su comportamiento y hasta su inmensa fortuna, Trump parece no tenerlas todas consigo y por eso, Moore dijo lo que dijo. ¿Qué se puede pensar de un hombre que constantemente es objeto de acusaciones de acoso sexual y otras indelicadas conductas hasta denunciadas por funcionarios que han estado cerca de él? Tiene el multimillonario todavía, pese su avanzada edad, comportamiento de carajito malcriado que se cree que el mundo es una bolita y puede atraparlo en su mano.

¿Pero cómo juzgar el comportamiento del sujeto de marras en el tratamiento de sus vínculos con China? Las relaciones de intercambio entre China y EEUU son por demás estrechas, pese todo lo que el observador distraído cree, como el cuento del comunismo. Tanto que hay regiones en el gran país del norte cuyos productores dependen de ello y hasta viceversa. China, como lo ha hecho, al responder con lo mismo que Trump contra ellos, ponerle altos aranceles a los productos que de allá importa, les crea grandes dificultades. Es, la irracional conducta de Trump, como un boomerang lanzado en una dirección que se devuelve e impacta a su punto de origen. El asunto Hawei más o menos ilustra sobre el particular, por lo que hemos visto al presidente estadounidense obligado a retroceder y revisar ciertas medidas. Y en eso se mantiene, para atrás y para adelante. Frente a China, Rusia, Vietnam. Pues el mundo de hoy no se parece al que, a lo mejor, le enseñaron en la escuela.

Pero si lo anterior no es suficiente, se podría apelar a lo que acaba de decir del presidente de Estados Unidos el actual embajador británico, quien en documento secreto dirigido a su gobierno, filtrado a la prensa, le acusa de inepto, disfuncional y dice que hasta podría terminar en "deshonor", ni más ni menos, lo mismo que dijo hace casi tres años Moore.

https://www.lemonde.fr/international/article/2019/07/07/l-ambassadeur-britannique-a-washington-dresse-un-portrait-sans-concession-de-donald-trump_5486511_3210.html

La calificación de inepto dada por el embajador británico es como demasiada locuaz. Si los británicos, por años, han sido calificados de flemáticos, hay razones para creer entonces que sus diplomáticos lo son en mayor medida. Y si uno ellos usa esa expresión en un documento secreto dirigido a su gobierno hay razones abundantes para creer que Trump es un caso más grave de lo que uno cree. De él entonces se podría decir que es más peligroso que mono con hojilla y en un momento de la humanidad, cuando quien menos uno piensa carga un misil nuclear en los bolsillos (pesemos el poder de China, Rusia y hasta Irán) es como para que dentro de EEUU y sus aliados, los de la OTAN, se prendan las alarmas. Sin duda, eso movió al diplomático británico a prevenir a su gobierno. Ahora mismo Pravda, diario moscovita, habla que su país posee una novedosa arma nuclear mucho más poderosa que cualquiera que pudiera tener occidente. Entonces hay razones para portarse bien porque cualquier disparate, hasta en la periferia, pudiera desatar un conflicto que destruya a la humanidad. Y no hay duda que eso preocupa al embajador británico y más que a éste a los ciudadanos estadounidenses que nunca, en la historia moderna, han visto una guerra en su espacio.

Trump está tan loco, desquiciado y además falto de sindéresis, cualidad esta que tiene como dársela la fortuna que posee que además es, en buena medida heredada, que el cuatro de julio pasado bajo una discreta lluvia y pese leía su discurso en telepronter, por la conmemoración del día de la independencia de Estados Unidos decretada el año 1776, dijo que el año 1775, es decir un año antes, ellos los estadounidenses controlaban todos los aeropuertos. Para ese entonces los hermanos Wright y Santos Dumond, los pioneros de la aeronáutica todavía no habían incursionado en esa aventura. Por eso Trump a uno le recuerda el cuento de aquel andaluz, que habiendo oído que Cristo al resucitar al "tercer día voló a los cielos", pregunto con sorna, no sin antes pronunciar una procaz interjección "¡Conó! ¿Y cómo voló sin tener avión?". Por lo que alguien a su lado, creyéndose en la obligación de explicar aquello, le respondió diciendo: "¡Claro que había! ¿Si no entonces que hacía allí Poncio ?"

Y lo peor vino cuando habiendo sido advertido por alguien de su desaguisado, lo achacó, nada extraño en él, a la pertinaz lluvia que caía ese día festivo, que según la propia prensa de su país, transformó además en uno de alarde de poder ofensivo.

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