La industria de la cultura de masa y sobretodo la maquinaria mediática de la desinformación han adquirido un impulso vandálico. Su acción criminal lo "objetiviza" los intereses imperiales. Esa realidad es la que editan los medios de comunicación privados, esto es, colocar a Washington como una pila de agua bendita. Vivimos una guerra asimétrica proveniente de la desinformación. Los medios han creado escenarios que exacerban la psicosis con el signo de cero contenido de información veraz y objetiva; eso sí, se han especializados en magnificar las mentiras.
Está encaminada una regresión totalitaria en el orden mundial. El sindicato de naciones imperiales que integran la OTAN ha llamado a reagruparse en torno a EEUU tras declarar que "un ataque a alguno de sus miembros es un ataque a todos".
En estas amenazas en pleno desarrollo los pueblos no se han cruzado de brazo. Hay otros escenarios que le restan impulso al poder hegemónico imperialista. EEUU tiene la economía más grande del mundo, el mayor poderío militar y el máximo control de los medios de comunicación social privados, sin embargo, su sistema capitalista está declinando, vive una crisis que le ahoga sus propias contradicciones. Luego, allí está el auge de Nuestraamérica, el crecimiento de la China, Rusia, y otros países como la India y Turquía, entre otros.
EEUU se sostiene de la inversión y los préstamos externos y de la emisión de la chatarra del dólar sin respaldo. Depende en gran medida del financiamiento externo. Por eso busca reactivarse a expensa de Nuestraamérica con la instalación de siete bases militares en Colombia y el cerco geomilitar, lo que incluye también las acciones criminales de la malignidad informativa, sin desestimar a los chupasangres del pueblo: los apátridas lacayos del imperialismo.
La historia como testigo de excepción da cuenta de cómo las maniobras asesinas imperiales pretenden frenar al avance de la Revolución Socialista Bolivariana que se ha fortalecido y está internacionalizada. Ante el muro de contención impuesto por Nuestraamérica, el imperialismo busca a toda costa instaurar su hegemonía en los territorios que poseen recursos energéticos y agua dulce como Ecuador, Bolivia, Venezuela, entre otros países hermanos del hemisferio Latinoamericano. Son Estados que han realizado transformaciones para dignificar a sus pueblos, que han generado inclusión social, en el trabajo, en la educación, que han rescatado su acervo histórico y cultural; y, además, han asumido el control soberano de sus recursos naturales y energéticos con una concepción claramente antiimperialista lo que representa un desafío a los intereses yanquis y a sus aliados en el mundo.
Para colmo de males los apátridas están sin pueblo y no le cuadran los números para intensificar sus actos canallescos. El pueblo está de este lado con una historia marcada por su heroísmo, cuyas páginas están escritas con la sangre de tantas mujeres y tantos hombres que han ofrendado sus vidas por una Patria libre y soberana, sin injerencias, vengan de donde vengan. La dignidad de los pueblos no es un bien gratuito se batalla y se conquista. ¡Victoria final!