Los dueños de los norteamericanos se creen los amos del planeta

Sábado, 27/07/2019 08:17 AM

Cuando de justicia se trata, nos es tan fácil ser objetivo en un mundo cada vez más convulsionado, por las propias acciones de nosotros los seres humanos, tal parece que cada vez resulta más difícil tratar de entendernos y vivir o coexistir, en un clima donde todos seamos mejores seres.

Nos hemos apropiado sin percatarnos de las ideologías y las cuales lejos de acercarnos, nos separan cada vez más, esto sin contar otro cúmulo de elementos como el fanatismo bajo cualquier circunstancia y el cual contribuye a parcializarnos sin entender o tolerar la posición de los demás.

Por otro lado el desenfrenado amor por el poder y las riquezas, la gloria y la fama se ha convertido en el único fin para una gran cantidad de nosotros los hombres. Dentro de este contexto se desarrolla este pequeño artículo y el cual no persigue otra cosa que tratar de aportar algo constructivo a la mejor coexistencia del género humano.

Los dueños de los norteamericanos se han convertido en un verdadero dolor de cabeza y la más terrible amenaza para el género humano sobre el planeta tierra, estos seres creídos inmortales siendo sólo unos desquiciados por el poder y el dinero, que dicho sea de paso lo han bautizado con la letra S de Satanás, se creen los legítimos dueños de nuestro planeta y el cual nos pertenece a todos, entre comillas.

Hoy precisamente cabe recordar a nuestro Libertador Simón Bolívar, cuando desde la ciudad de Guayaquil con fecha 5 de agosto de 1829, a un año, cuatro meses y doce días antes de su muerte en Colombia, contestaba al Coronel Patricio Campbell encargado de negocios británico, señalando textualmente lo siguiente: "¿Cuanto no se opondrían los nuevos estados americanos, y Los Estados Unidos que parecen estar destinados por la providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad?" Añade nuestro libertador en aquella profética carta: "Me parece que ya veo una conjuración general contra esta pobre Colombia, ya demasiada envidia de cuantas repúblicas tiene la América.

Como podemos observar en función de la rectitud y la justicia, a casi 190 años de aquella fecha, nuestro libertador avizoró lo que hoy constituye práctica recurrente, en seres infames que creyéndose los dueños de los norteamericanos también se creen los amos de toda la tierra, con derecho a violar el sagrado derecho que tiene los pueblos a elegir el sistema de gobierno que más les convenga a sus propios intereses.

Es triste, doloroso, inaceptable y produce ganas de hacer justicia, la injusticia de quienes valiéndose de las más despreciables mentiras al mundo, quieren dar a entender que ellos son en GENDARME UNIVERSAL con derecho sobre la vida y sobre la muerte y desde luego cuando de dinero se trata, entonces cuentan con TRAIDORES a granel.

Dentro de esas viles patrañas cabe recordar las aberrantes mentiras de George Herbert Walker Bush, quien decía que hablaba con Dios todas las noches y Dios le decía, que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva y con esta asquerosa mentira destruyó a Irak, mató a Hussein y se apoderó de toda la riqueza petrolera de Irak.

La andanada de mentiras al mundo por parte de estos seres miserables no se detiene, cabe recordar al PREMIO NOBEL DE LA PAZ pero al revés llamado Barack Obama, y el célebre decreto señalando a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria a su seguridad.

Más recientemente el nuevo amo del mundo, el EMPERADOR Donald Trump, ha amenazado a nuestro país con una invasión militar, desde luego la molestia de estos aberrantes personajes se centra esencialmente, en no aceptar que el país que los ha forrado de BILLETE se instaure un sistema de gobierno más humano, menos excluyente y menos parcializado con el Capital, ese es precisamente el dolor de cabeza de estos seres que no entienden que el mundo debe cambiar, para el mejor vivir de millones de seres humanos.

El temor de los gobiernos norteamericanos, es que en Venezuela se instaure en forma definitiva un gobierno diametralmente distinto a sus intereses de ser los amos del globo, a sus intereses de manipular al mundo como les venga en gana.

Mayor bajeza de robarse a Citgo e impedir que arribe a nuestro país el desarrollo, las fuentes de alimentos o las medicinas demuestran cabalmente hacia donde quieren conducirnos. Cabe recordar por ejemplo en este punto a nuestro Señor Jesucristo cuando el Bicho Asqueroso y en su segunda TENTACIÓN y luego de llevarlo a una colina elevada le dijo: "Todas las riquezas me han sido dadas y yo se las doy a quien quiera, serán tuyas si te arrodillas a mis pies y me adoras."

Pretenden doblegarnos y que nos arrodillemos a sus pies bajo el peso del hambre y la miseria, volvemos a Bolívar y su profética carta a Campbell, ellos los AMOS DEL MUNDO, han librado la más acendrada guerra contra la psiquis del mundo y muy en especialmente contra nosotros los venezolanos.

La guerra de los gobiernos YANKIS, está centrada en destruir toda posibilidad de desarrollo en la patria de Bolívar, se imagina usted apreciado lector si la grandeza de nuestro cerro Bolívar, productor de nuestro hierro desde hace más de 50 años, la hubiésemos desarrollado para producir nuestros vehículos, nuestras neveras, nuestras cocinas, nuestros aviones y miles de cosas más. Pues hoy no seriamos simplemente consumidores del producto elaborado con nuestras materias primas tal como lo señalaba casualmente nuestro libertador, en su CARTA DE JAMAICA escrita con fecha 6 de septiembre de 1815 en Kinstong capital de la isla de Jamaica, y enviada al comerciante Henry Cullen, casualmente a otro británico, señalaba el libertador lo siguiente: "Los americanos en el sistema español que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo y, cuando más, el de simples consumidores."

Hoy se hace patente que ayer la opresión de las colonias americanas estaba encarnada por la desnaturalizada madre española, y hoy de nuevo se hace evidente, que la opresión y la muerte está representada por los deseos vehementes de grandeza, de quienes se creen los dueños del pueblo norteamericano.

 

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