Los paracos y el Estado colombiano. A propósito de las amenazas contra venezolanos

Lunes, 05/08/2019 01:40 PM

Recientemente fueron publicados algunos panfletos en la ciudad de Bucaramanga, en el departamento de Santander en Colombia, en los que un grupo paramilitar, específicamente Las Águilas Negras, amenaza abiertamente a los venezolanos que están en dicha localidad y a quienes les estén ayudando y/o dando empleo. Xenofobia y odio a más no poder lo expresado en tales panfletos, y si bien son textos derivados de mentes enfermas y dementes de individuos comunes, también es cierto que detrás del contenido de esos escritos tiene metida la mano el narcoterrorista Estado colombiano.

Por un lado quienes están a la cabeza de dicho Estado son grandes aliados del Imperio estadounidense, y han hecho el trabajo sucio de intervenir de diversas formas en Venezuela y de generar matrices de opinión negativas sobre su gentilicio, contribuyendo así con la dura crisis que padecen los venezolanos. Evidentemente una matriz de opinión es ni más ni menos aquella de que los venezolanos que han tenido que emigrar son seres indeseables en su mayoría, y en consecuencia se deberían tomar medidas de diversa índole incluso contra la propia nación venezolana. Más aún, las amenazas militares de parte de Estados Unidos y sus aliados en Suramérica, tienen como sustento en parte el supuesto peligro que representaría para la estabilidad del continente americano la huida masiva de ciudadanos de Venezuela. Por otro lado las autoridades colombianas insisten en señalar que fueron desmanteladas hace algún tiempo las organizaciones paramilitares, incluidas Las Águilas Negras, hecho que es totalmente falso, pues esas basuras siguen haciendo de las suyas en territorio colombiano y venezolano. La verdad es que el Estado colombiano está practicando una política de xenofobia encubierta o disimulada contra los venezolanos; a la vez que aseguran combatir a los grupos delincuenciales que amenazan la integridad de los inmigrantes, no hacen gran cosa para castigar con firmeza a dichos grupos. Sin duda alguna la impunidad describe una postura gubernamental antiinmigratoria.

Ahora bien, ¿qué sustento puede haber en los argumentos de Las Águilas Negras para acusar a los venezolanos de delincuentes y seres peligrosos? Ninguno considerando que ese grupo de paracos es una verdadera escoria, lacras vinculadas con el narcotráfico, el sicariato, el contrabando, el secuestro, la extorsión y otros delitos. En un país como Colombia, donde el narcotráfico y el terrorismo controlan la sociedad de arriba a abajo, lógicamente la delincuencia de todo tipo es la que manda de facto y permea todo el conjunto social. Entonces, ¿cómo es que se acusa a inmigrantes venezolanos de la actualidad de ser responsables de delitos que durante décadas han tenido en jaque a millones de colombianos? Realmente la élite de Colombia y sus delincuentes aliados son quienes han generado problemas a Venezuela y a otras naciones suramericanas; el narcotráfico, la extorsión y el sicariato, por mencionar solo algunos, han sido productos de exportación por excelencia del Estado burgués colombiano, afectando terriblemente a los países vecinos.

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