¡Ahí viene el coco! Asina asín así, recibíamos en la calle Alegría, el pregón de Rosa María, toda vez que el sueño huía del dormitorio y no queríamos dormir, después que la redoma de vecinos retirábase de la puerta del recibo y zaguán del rancho y casa. Pero, nada, ya habíamos oído los cuentos de muerto, la sayona, el demonio, la bola de fuego, el silbón, el ánima de La Yaguara, fantasmas, criaturas ficticias, y, tantos seres fabulosos, todo aquello enigmático que no soportara el dios Morfeo, en la lengua de la vieja abuela cuentacuentos, pues, el introito al catre y a la hamaca, a que íbamos, y, vayan a orinar pa’que se acuesten, en que sobrevenía el pánico. Y, el coco, por encima de los muertos, el demonio y la bola de fuego, como seres inferiores. Los cuentos de Rosa María, todavía resuenan en la consciencia y en la inconsciencia, como accidente de tiempo de lugar de modo, en los sustratos límbicos sinusoidales siniestros del dicho y del hecho.
¡Ahí viene el coco! No era el cuento del tío, no era el cuento del tocomocho, aun y aún, a sabiendas, que era la estafa para con la inconsciencia armígera inocente alma, en las noches terroríficas lunares, pedíamosle a Rosa María, por el cuento del muerto de la zanja, en El Puente de La Burra de la calle Alegría, del cabeza cortada con navaja, era el cuento que no faltaba en la puerta del rancho, de la calle Alegría, de las tardes calurosas con las noches del ensueño interrumpido. El cuento del cuco, el cuento del cucuy, el cuento de la cuca, el cuento del cucu, en que el sustrato esencial estaba unido adherido pegado al dicho y al hecho, del diablo y del muerto, en lo jerárquico y en lo polarizado, del cuento, y, que muerto y diablo, rendíanse a temeridad del coco, que no al del tocomocho.
¡Ahí viene el coco! en que Goya pintara la escena del muerto de Rosa María, el hombre con una sábana blanca en la cabeza, el muerto de la sabana verde que te quiero verde sancarleña y veguera, aledaña, que robábale las gallinas a las vecinas del vecindario, ese muerto el mas y más peligroso, porque macheteaba, que no más aventurado aventajado que el coco, pues, rómpanse los largos justanes blancos encarbonados de la vieja, que no aflójense, había que ir y huir al patio pa’orinar y no orinarse en el catre y en la hamaca, como para no inundar la desconocida desconchada vasinilla blanca de peltre redibujada por fuera de ramos de flores rosas, detrás de la puerta del cuarto del rancho, que la graciosa gracia enigmática moribunda, motivara la párvula visión de la contradictoria difusa borrosidad, de la vasinilla medio llena y la vasinilla medio vacía de miao, del contradictorio borroso 69 cojedeño, similaricadencia tautológica repetitiva platónica del yin y del yang, hoy el símbolo de la borrosidad.
¡Ahí viene el coco! el coco de Goya, dejara gracioso lienzo pictórico, evoca imaginación de la vasinilla, evoca imaginación de los cachitos de jabillo, evoca el 69 cojedeño, de los puños de Perogrullo y la perogrullada de las manos cerradas en juntura paradójica de vulgares pulgares, como también evoca fortaleza cagueta, al punto que hanse inundado los aporreados archivo de Aporrea, con la fulana borrosidad, que deviene de aquellos lodos de los muertos de Rosa María en la calle Alegría de San Carlos de Cojedes, sin televisión y con radio de Los Tres Villalobos, que lo preferencial a Tamacún, década del cincuenta, y, de las cuentas de muertos y de muertas, en que la TV echara por tierra moribunda fábula en recordada puerta y vasinilla, y, que no muerta y vainilla echando varilla.
¡Ahí viene el coco! el coco de Goya, cuenta el cuento del poema borgeiano: "Defiéndeme, Señor. (El vocativo/ no implica a nadie. Es solamente una palabra/ de este ejercicio que el desgano labra/ y que en la tarde del temor escribo). Defiéndeme de mí. Ya lo dijeron/ Montaigne y Browne y un español que ignoro/ algo me queda aún de todo ese oro/ que mis ojos de sombra recogieron…" La tarde del temor, la tarde de los muertos, la tarde del coco, la tarde del cuco, la tarde del cucuy, la tarde de la cuca, la tarde del cucu, en que el sustrato esencial estaba unido adherido pegado al dicho y al hecho, del muerto, en la sombría penumbra whitmaniana, ojos de sombra, ojos de cura ignaro raro cleuasmo asno que de sobra y sombra recogieron, en borrosa vasinilla difusa rosa para la nueva era celosa.
¡Ahí viene el coco! el coco de Goya, cuenta el cuento del poema borgeiano: "Defiéndeme, Señor, de impaciente/ apetito de ser mármol y olvido; /defiéndeme de ser el que ya he sido, /el que ya he sido irreparablemente. No de la espada o de la roja lanza/ defiéndeme, sino de la esperanza." La pandoraiana atrapada esperanza nietzscheiana que, a según Friedrich Nietzsche, prolonga el tormento de los hombres y de las mujeres, en los casos límite contradictorios borrosos de la guerra y la paz, en los tiempos del coronavirus y en los tiempos del coronatripas, Goya y Borges, la pintan en pictórico lienzo de pincel y de palabra. Defiéndeme, Señor, de la esperanza, en esta guerra biológica imperial, asina asín así, como recogiéralo la página web del correo del Orino del día de ayer jueves 12/03/2020, http://www.correodelorinoco.gob.ve/pekin-ejercito-eeuu-habria-llevado-coronavirus-a-china/: Ha escrito este jueves el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Zhao Lijian, en su cuenta en Twitter. "Pekín: Ejército de EEUU habría llevado coronavirus a China, a la ciudad de Wuhan, que fue la más afectada por el brote. ¿Cuándo comenzó el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cómo se llaman los hospitales? Podría ser el Ejército de EEUU lo que llevó la epidemia a Wuhan. ¡Sé transparente! ¡Haz públicos tus datos! ¡Nos debe una explicación! Estados Unidos reportó 34 millones de casos de influenza y 20 000 muertes. ¿Cuántos están relacionados con COVID-19? Algunos casos que fueron diagnosticados previamente como gripe en los Estados Unidos fueron en realidad COVID-19. Es absolutamente INCORRECTO e INAPROPIADO, llamar a este virus como el "coronavirus chino" cuando su origen es en realidad en EEUU. Philip Giraldi, exfuncionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EEUU opina que su país podría haber «creado» al temido virus, en colaboración con Israel, como un arma de guerra biológica para dañar a China e Irán. Sus declaraciones se suman a varios análisis que no descartan el papel de EEUU en esta epidemia que ya ha sido catalogado de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS)." La paz cronológica y la guerra biológica, la paz eterna cíclica y la guerra sostenida maldita, la paz celestial teologal y la guerra mefistofélica infernal. La guerra biológica, la guerra viral es buena la excusa para escapar, y, que jódase la humanidad. La guerra biológica bactericida viral, asina asín así, reacciona el gobierno imperial estadounidense a las circunstancias pequinesas a la tecnología comercial 5G. . La guerra biológica, es un hecho real, el imperio criminal gringo go home, niégase a perder su poder, ante la ruta de la ceda y tela pequinesa, y, a cambio de su desprestigio y del que dirán mundial, ha de acabar con la humanidad terrena, lo pinta Goya y lo canta Borges: ¡Ahí viene el coco! ¡Ahí viene el tormento!
¡Ahí viene el coco! Quizás y sin quizás, y a buen seguro, que tanto un gran laboratorio corporativo internacional como una farmacéutica transnacional zamuro, han de tener el remedio puro para el mal creado y el malcriado virus coco, que no estafilococo de turno. Pues, la guerra es la política seguida de otros medio. La política es la guerra seguida de otros medios. La guerra son los negocios seguidos de otros medios. Los negocios es la guerra seguida de otros medios. La guerra es el comercio, seguido de otros medios. El comercio es la guerra, seguida de otros medios. El gobierno imperial estadounidense, ha perdido la guerra, la política, los negocios, y, los comercios en la ruta de la ceda pequinesa. ¡Ahí viene el coco! ¡A Venezuela ha llegado el coco!
Si, ¡ahí viene el coco!, el coronavirus ha llegado a Venezuela. Entonces sea dicho que esto no enloquece al imperio gringo go home criminal, que infesta a su pueblo y a la humanidad entera. Ergo vergo sea dicho que la ruta de la ceda y de la tela pequinesa, corona la pelea. Ergo vergo sea dicho que la guerra son los negocios seguidos del coronavirus y de otros medios, y, en lo corporativo, el remedio.