Los comentarios políticos hay quienes se los toman a pecho, pero hay muchos más que les dan poca importancia, por eso dice el dicho que "guerra avisada no mata soldado…", y tal parece que en materia de espionaje e inteligencia el gobierno revolucionario de Venezuela no anda de brazos cruzados, como muchos creen, de allí que el presidente Trump, enojado y molesto le viene exigiendo a Cuba y a Rusia, que dejen de estar asesorando a Venezuela en materia de seguridad, pues hasta hora y a pesar de la guerra global que le ha impuesto de manera criminal al país, no ha podido dar con el traste de la revolución.
En días pasados anunciamos que desde Venezuela se estaba abogando para llegar a un entendimiento con el imperio, pero todo dependía de las exigencias, nada favorables, que el propio gobierno norteamericano le quiere imponer a nuestro país, de allí que solo el presidente Nicolás Maduro, y no el auto proclamado, tiene en sus manos resolver el impase entre ambas naciones.
Desde luego la oposición extremista de nuestra nación, encabezada por Juan Guaidó, tampoco anda dormida en los laureles, por ello lo vimos regresar de su gira reciente por EE.UU dispuesto a aplicar una nueva agenda que permita derrocar definitivamente al gobierno legítimo, sin más contratiempos. Naturalmente, sin importarle los cientos de miles de muertos que puedan ocurrir.
Trump, paralelamente, se reunió también en días pasados con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y con el de Colombia, Iván Duque. No hay que hacer grandes esfuerzos para determinar que ambos encuentros tuvieron como norte promover desde cada una de esas naciones, con gobiernos de derecha, una invasión en perjuicio a Venezuela, tomando en cuenta que ambos países forma parte también de la frontera con nuestra nación.
Ante el inminente fracasó que resultó la última marcha que fue convocada por Guaidó, el pasado 10 de los corrientes, el imperio, según se ha podido determinar, ha optado finalmente por llevar adelante la invasión, solo que una vez más desestimó lo bien que están preparados los grupos de inteligencia que operan en Venezuela, al extremo que lograron una vez más descubrir las malsanas intenciones de Trump, para que desde Brasil y Colombia se lleve a cabo la incursión armada.
El plan era que Guaidó nuevamente saliera a la calle a convocar otra marcha o una concentración, mientras las tropas invasoras se encargaban al unísono de concretar el trabajo sucio, para desalojar por la vía de las armas al presidente Maduro de Miraflores.
Ni Guaidó, ni el imperio y mucho menos Brasil y Colombia, llegaron a pensar que precisamente la llegada del Coronavirus a Venezuela les iba a abortar el endemoniado plan golpista, que de hecho, repetimos, iba a dejar centenares de muertos.
Así como se escucha. Una vez que las autoridades epidemiológicas venezolanas encendieron las alarmas ante la llegada del Covid-19 al país, el presidente Maduro decretó la prohibición de las concentraciones, lo que hizo que el plan conspirador fallara estrepitosamente.
Con su manera jocosa de ser, hay venezolanos patriotas y revolucionarios que están proponiendo, ahora que tenemos el coronavirus en nuestro país, que aquellos enfermos que han contraído el terrible mal deberían aprovechar para guardar en frasquitos sus secreciones y entregárselas a nuestro Ejército, para esperar -con los brazos abiertos- a las tropas del imperio, y desde luego a esos "hermanos" colombianos y brasileños.