Las distintas ofertas de Trump para el gobierno de transición como si “Camilo se está muriendo”

Jueves, 02/04/2020 05:09 PM

La pandemia, a políticos venezolanos, más que preocuparlos por contaminarse y contaminar a la familia, los está volviendo locos y autores de una narrativa que se funda en "una realidad" inventada que pudiera llevarlos de nuevo no tanto al fracaso, sino a la definitiva locura, como para sus espacios se vuelvan un manicomio.

Maduro venía haciendo todo lo posible para que la oposición ganase más adeptos; o mejor, para decirlo al revés, no hace lo apropiado para fortalecerse y por lo menos, hacer que los venezolanos se esperancen y comiencen, para decirlo con una frase que fue un lugar común, "a ver luz al final del túnel" en el cual nos metió por pésimo conductor, no ya de autobús que debió serlo por ególatra, sino político y gobernante. Pero no es sólo él, le acompaña una corte como sembrada que poco tiene que darle, si apenas eso, la sensación de compañía y obediencia. Por supuesto, esta soledad que aludo, está circunscrita a Miraflores, pues es cierto que en la calle, por efectos del todavía deambular de Chávez, la idea que estamos por "liberarnos", las agresiones y amenazas del Pentágono y cierta dosis de populismo, goza de significativo respaldo.

Pero el tipo es por demás afortunado. Quienes determinan el mensaje y la opción opositora como para copar todos los espacios, no se cansan de cometer errores. Es ese el resultado de operar con táctica y estrategia "importada", que para nada toma en cuenta el escenario, actores y público. Es como una obra de teatro en donde los parlamentos estuviesen en una lengua inteligible para quienes forman el público y que los actores tampoco manejan apropiadamente. Quienes aquí deben ajustar la obra, dada las particularidades del público, como hacer la traducción adecuada, no tienen opción ni derecho a hacer ajuste alguno. Pues uno, por simple sentido común y experiencia diaria de años, sabe bien que en el mundo opositor sobra gente inteligente, que bien sabe lo que al público le gusta, quiere y maneja las formas, digamos pedagógicas, para llegarle a él. Pero no, no tienen esa opción ni ese derecho.

"Aceptan la vaina como es o se callan y van al invernadero. Saldrán cuando les llamemos, si es que acaso les necesitamos para algo."

Es la respuesta que reciben a diario de allá y si alguna inconformidad manifiestan, sobre ellos caerá y cae toda la furia del cielo. Para eso están las redes y los tantos encargados de lanzar bombas y petardos contra quienes de esa línea discrepen aunque sea de la manera más discreta. Por eso, la inteligencia ha optado por callar. ¡Abajo lo inteligencia! Solía gritar el fascismo europeo.

Pero resulta que en medio de todo eso, la pandemia se vino, no tanto por los caminos verdes, sino que se sepa, primordialmente en aviones desde Europa y Colombia en toda la regla. Nada de caminos verdes. Y las cifras comenzaron a decir muy tímidamente que aquí había llegado. En Europa toda, pero especialmente Italia y Francia, el virus estalló y alcanzó a un universo descomunal, tanto que rebasó la capacidad de reacción del sistema de salud, que había sido hasta entonces evaluado como eficiente. La reacción tardía y hasta el desdén de los gobernantes, pudo más que la estructura sanitaria y los recursos humanos disponibles para ese fin. Y ese cuadro se repitió en Brasil y en Estados Unidos, por sólo hablar de unos espacios que nos sirven para pintar el escenario.

Maduro, quizás advertido por gente que de eso de pandemia sabe mucho, pues siempre ha sido poco perspicaz, salvo para la maniobra política y el enroque, tomó la iniciativa a tiempo, como otros por distintas razones no lo hicieron, alertó al país, llamó a "cuarentena social" y desplegó todo el protocolo habitual en esos casos. Es decir, Maduro se le adelantó a la pandemia y hasta ahora, pese lo que digan quienes quieren sacarle de Miraflores como sea y cuando sea, pareciera estarle ganando a ella la partida. Y esa partida, a todas luces, hasta ahora también se la tiene ganada a mucha gente. Y lo que es por demás evidente, se la viene ganando a Trump de a galope, pues este pensó que el asunto era un juego y siendo así el virus y el Covid 15 no podían estar por encima de la economía. Y por eso, ahorita, en EEUU la pandemia ha crecido exponencialmente y Trump hasta empieza a temer que ella le derrote en las elecciones venideras.

Estando así las cosas y habiéndose descubierto el plan encabezado por Clíver Alcalá, Trump desesperado se jugó otra carta. Ofreció 15 millones de dólares, que a nadie va a pagar, por la cabeza de Maduro. Si a este, pensó Trump, tampoco lo saca el virus sino que le fortalece, vamos a incitar a que una turba de casas recompensas invada a Miraflores y se lo traigan para acá.

El hormiguero opositor volvió como a despertar, habiendo estado dormido y derrotado por el resucitar de Maduro por su despliegue frente al virus. "¡Ahora sí!", se venían diciendo, "es un aviso que ya vienen los marines con su operación cirugía para sacar a Maduro de madrugada de su cueva sin que nadie se entere ni proteste". "Si el fiscal Barr lo decidió de allí a que lleguen los marines no hay más que un paso".

Pero de repente, Guaidó, al parecer de primero, para dar la sensación que fue una vaina suya, su primer aporte en la lucha, apareció proponiendo un "gobierno de transición, sin Maduro" y hasta allí llegó. Luego Trump, según dice la prensa, llamó a Putin para plantearle lo mismo, pero le agregó, "un gobierno sin Maduro y sin Guaidó". Es como quien a la propuesta anterior le agrega una nueva concesión dado que el otro se le puso duro o indiferente.

Pocas horas después, como con desespero y proceder no apropiado de quien gana la partida y lleva la ventaja, aparece esa figura de vampiro que llaman Elliot Abrams y a lo anterior le hace otro agregado o concesión, el "gobierno de transición estaría compuesto por opositores y chavistas".

El lector ha podido observar que los proponentes, sin recibir respuesta alguna, vienen haciendo concesiones, como quien a uno al intentarle vender algo en la calle, en vista que no le paramos bola, comienza a hacer rebajas que nadie le está pidiendo. Es la conducta del desesperado y no de quien gana la partida.

Hoy mismo, sin que no se la haya respondido nada, Mike Pompeo, quien tenía tiempo que no se ocupaba de Venezuela, vuelve por sus fueros y viendo que a Abrams nadie le hizo caso, quizás pensó no le tienen como vocero autorizado para estar ofreciendo nada y menos persona digna para tomarle como interlocutor, toma la palabra y ofrece, así al rompe, para decirlo como el pueblo, "gobierno de transición, integrado por opositores y miembros del gobierno de Maduro, sin este ni Guaidó y la eliminación de las sanciones".

Es decir, Pompeo, como las gestiones u ofertas anteriores de la Casa Blanca no hallaron en el mercado comprador, le agregó un nuevo ingrediente, lo de las sanciones.

No hay duda, esa es la conducta de quien pudiera estar perdiendo el juego y el control sobre el asunto y tuviera, en última instancia que verse obligado a apelar a la agresión militar, lo que no es como muy apropiado y menos en un momento donde el coronavirus se agregó como ingrediente sustancial a la ya inconformidad expandida por América Latina, de lo que todo el mundo sabe y las dificultades que Trump confronta en su propio espacio, tanto que ahora como nunca antes tiene "el culo en dos manos".

La toma del pulso, la tensión de la Venezuela de ahora, de este instante, pareciera indicar que nunca antes Maduro había estado mejor. Y es así porque la pandemia vino como en su ayuda y le dio la oportunidad que algo bueno hiciese y apoyado por distintos factores ha sabido aprovechar el momento. Hay factores, como uno mismo, y son abundantes, que dada la premura de derrotar al virus, han hecho un paréntesis en la lucha; lo primero es lo primero. Y como hemos visto, la conducta del gobierno de USA, es la del vendedor que no encuentra quien le compre lo que vende.

La tal operación cirugía de la cual hablan unos tontos, que suponen un comando de marines entrando de madrugada a palacio para llevarse al presidente sin alteración alguna, no es más que un sueño de tonto, pese a que haya muchos que de eso hablan. Pensar que, como el dentista que mete la pinza en la boca del paciente anestesiado y le extrae la muela sin que este sienta, no es más que un cuento que un opositor pudiera contarle a un niño que no le escucha, menos mal, porque ya está dormido.

Al parecer, la oposición se vuelve a llenar de ilusiones y pintarse el mismo cuadro de siempre. Para ellos, en este momento, por la sola decisión del Fiscal Barr, Maduro se está cayendo y siendo así ya viene el gobierno de transición y creen necesario escoger quienes habrán de componerlo. Los más recalcitrantes ya lo han hecho sin pararle a la oferta de Pompeo, de un gobierno con chavista. Y planean eufóricos y contentos. Hasta más de uno ya se ve desempeñando un cargo o con un contrato para "reconstruir a Venezuela".

Mientras uno, que no tiene vela en ese entierro y por eso mira desde lejos, ubicado en un ángulo de amplia observación, percibe con claridad que lo de la Casa Blanca, por ahora, no sabemos lo que nos depara el futuro, no es más que una parada de ahogado, una oferta engañosa, intentando pescar en rio revuelto, viendo como Maduro se está fortaleciendo.

Y Trump, Guaidó, Abrams y Pompeo, se olvidaron de las gestiones del fiscal Barr.

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