La Historia es relativamente objetiva pero en esa relatividad siempre nos enteramos de verdades con sus interpretaciones subjetivas tanto por el escribidor como por la ideología que bañe al susodicho intérprete de aquella historia que nos atrevemos analizar por una u otra de las muchas razones que busquemos justificar. Es, en esa argumentación, que nos tropezamos en nuestras lecturas con realidades históricas cuales “se repiten” durante el desarrollo histórico del “ser creado” como “ser social” frente a su inevitabilidad antropológica por histórico-natural cuando nos preguntamos en los momentos de recogimiento cuál es la razón de ser (exitencia) de nuestro tránsito por esta nave.
Karl Marx realizó un interesante análisis histórico que le permitió abstraer de las realidades históricas toda una teoría sustentada, consideramos, en el “ser social” y su tránsito por los avatares históricos. Ello significa que es el “ser social” el protagonista de la Historia independiente de como pensemos en un cuerpo de ideas al cual nos hemos adscrito por lo que todo escrito de un historiador contiene descripciones contenidas de análisis que tratan de formarle al lector una idea de como se comporta el “ser social” en ciertas circunstancias según los tiempos históricos por donde transcurre su ser. En ese orden, siempre nos ha atraído el análisis de Edward H. Carr en su libro sobre ¿qué es la Historia?
En ese orden, cuando transitamos sobre los hechos históricos percibimos ciertas circunstancias, por históricas, cuales son una constante en el proceso histórico que recorremos. Es, en ese sentido, que nos consideramos que el concepto “imperio” es una realidad objetiva en el quehacer histórico tanto del “ser social” como de las sociedades donde se expresa ese concepto en referencia. Es evidente que la dialéctica entre el “tiempo histórico” y el concepto “imperio” es una y única en función del título que le demos a ese imperio al cual nos hemos acercado. Es decir, en fácil comprensión, el Imperio persa fue una realidad como así fueran las realidades del Imperio romano en considerando sus independencias y diferencias en función analítica de sus tiempos históricos cuando ambos imperios se manifestaron; son realidades históricas que contienen en sus conjuntos paradigmas similares en función y base del concepto “imperio” como tienen, a la vez, asimetrías diferenciadas, radicales y profundas, cuando asumimos el análisis de dichos tiempos históricos; es decir, ello es importante para un análisis cercano a la objetividad para así poder precisar esas variables comunes y diferenciadas como también poder desglosar lo necesario contenido al considerar con objetividad los tiempos históricos cuando cada imperio comparado se expresó como tal.
En algún texto anterior comentábamos que había una sólida e importante relación entre el concepto “imperio” y la “guerra” como su praxis obligada tal como la Historia nos muestra a través de diferentes autores independientemente de sus ideologías (la bibliografía es extensa).
Lo conocemos por los avances y desarrollos militares de los persas, de los romanos, los ibéricos y franceses, los británicos, los aspirados alemanes e italianos como los japoneses como obligada necesidad ante el expansionismo de las coronas europeas a través del continente asiático. Es decir, podríamos exponer que no existe imperio si no hay guerra. Ello nos lleva a preguntarnos sobre ¿cómo se expresa, entonces, la guerra?
No vamos a entrar en la filosofía de la guerra aún cuando en las actuales circunstancias globales es un tema de discusión entre conocedores de ese tan desgraciado y polémico tema: la guerra. Trataremos de conversar sobre la guerra como praxis obligante para la existencia y subsistencia de un imperio a analizar. En este caso concreto, como reza el título, nos referiremos al imperio norteamericano como tal.
Lo anterior nos lleva a inquirir sobre sí una nación “nace imperial”. Es decir, sí la constitución de la formación de una nación contiene en su íntimidad la aspiración de convertirse en un imperio. Es decir, podríamos preguntarnos en cuál momento Darío decidió convertir a Persia en un imperio y cuáles eran las variables que le permitieron concluir que era ello posible e, incluso, sí era una necesidad nacional e histórica o, simplemente, personal.
Al llegar al tema de los Estados Unidos de América, nación que la academica trata como imperio, cuando nos acercamos a una ligera lectura de su constitución conocemos de la importancia de “lo militar” y de la poca importancia de “la salud”. Como cuando nos enteramos de la “no definición” de fronteras y cuando, con clara precisión, señala la necesidad de la “expansión por la seguridad nacional”. Ello demuestra, por si mismo, sobre las dos tesis ya referidas en anteriores escritos. La primera es la tesis de Albert Thayer Mahan quien propuso, en sus propias ideas, sustentándose en la experiencia expansiva del imperio británico, en la necesidad de conformar lo que podríamos denominar como “una ruta de puertos” hacia las aguas del oceáno Pacífico. La segunda tesis la hemos referido a la conclusiva y obligante necesidad geoestratégica de la “Doctrina Monroe”; nos referimos a la expansión como referencia en ejemplo como fueran los hechos históricos que ocurridos en los ambientes de “El Álamo”.
Pero como hablamos de “guerra” nada mejor que llamar la atención al rescate bibliográfico de un pequeño folleto publicado por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (Mayo, 2008, pp. 45) bajo el título: “Intervenciones de Estados Unidos en America Latina y el Caribe. Incursiones militares, operaciones cubiertas o indirectas”. Muy interesante texto educativo por cronológico, sencillo y fácil de leer y comprender comenzando con la siguiente frase: “...las primeras noticias de intervenciones de estadounidenses en América Latina se remontan a los tiempos del Libertador [Simón Bolívar]...” (pág. 7), concluyendo con la referencia: “...2004. EEUU viola de nuevo el derecho a la autodeterminación de Venezuela (esta vez durante el llamado a referéndum sobre el mandato del presidente Chávez en agosto)...” (pág. 37). Como se puede intuir, la cronología del tema en referencia es amplia y, posiblemente, completa para la fecha de la edición del referido texto.
Tratemos de desglosar nuestra inquitud en referencia sobre la relación entre “el imperio y la guerra”.
En ese orden debemos ubicarnos en la Historia, es decir, no son los mismos escenarios históricos del proceso imperial de la expansión militar del Imperio Romano bien del español que el proceso que le permitió a la corona británica su proceso expansivo. Ello es por la sencilla razón, bajo nuestro criterio y responsabilidad, del “modo de producción”, lo real sistémico en desarrollo histórico (Marx, ese filósofo que marcó el pensamiento histórico). La combinación de la Ciencia y la Técnica con el mercado obligó a Londres a mirar a la Historia de Amsterdan (“La Compañía Holandesa de las Indias Orientales”. Werner Sombart. “El burgués”). Ello requirió la necesaria transformación de “lo naviero”, claridad del mercado internacional, nuevos productos y una política de estado que sustentara esa agresiva expansión, fundamentalmente, hacia la India y China.
Cuando Washington entró en el escenario expansivo extra-territorial, en aquellos momentos históricos de la modernidad, lo realizó sobre la base de la tesis de Mahan sobre dos zonas geográficas, Asia-Pacífico y el Caribe, fundamentales para su consolidación como neo-nación en referencia a su geo-seguridad (El Caribe) sobre la base fundamental de su geo-estrategia (Asia-Pacífico) en función de las bases fundamentales de su neo-Política-de-Estado en su aspiración de convertirse en un “imperio-moderno” en conjunción a las realidades globales que se expresaban en aquellos momentos históricos.
El primer momento histórico de la participación de tropas norteamericanas en Asia sería cuando Matthew Calbraith Perry (1794-1858) obligó, militarmente, al Imperio japonés a aceptar la presencia de tropas norteamericanas en su territorio. Un segundo momento, consideramos, sería la participación de tropas norteamericanas durante el sitio a la ciudad de Peking (Peiping, Beijing. Ver la película: “55 días en Peking”) cuando el “Levantamiento de los Boxers (iniciado en noviembre de 1899 finalizado el 7 de septiembre de 1901).
Es decir, el doble proceso militar tanto en su expansión hacia el territorio mexicano-texano, como hacia los países de Centroamérica, titulados como países del Caribe así como hacia la región de Asia-Pacífico, fue, en el marco del lógico contenido en su Política de Estado, el ir buscando convertirse, en aquellos momentos históricos, en el socio y aliado de los imperios continental-europeos. Es decir, los Estados Unidos de América entrarían en los escenarios globales con “la política del fusil” (Mao Zedong: “el poder nace en el fusil”.
Lo expuesto en el texto sirva de introducción.
¿En cuál momento histórico se encuentran, actualmente, los Estados Unidos de América ante las realidades sistémicas globales y las presencias de Rusia y China en los escenarios internacionales con políticas sólidas, firmes, precisas, claras, contundentes y con objetivo objetivos geopolíticos sustentados en nuevas políticas geo-estratégicas?
En ese mismo orden de ideas, en considerando en objetividad las actuales realidades pandémicas globales ¿cómo saldrá y se expresará el “enfermo capitalista” post-pandemia mundial?
Hemos considerado con anterioridad que los nuevos escenarios geopolíticos globales consecuentes del movimiento histórico de la unipolaridad hacia un mundo multipolar y pluricéntrico (Chávez Frías) han afectado, gravemente, la Política de Estado imperial del “imperio norteamericano” lo que nos obliga a preguntarnos sí aún podríamos seguir calificando a los EEUU de América como “el único imperio” de la actual post-modernidad como, al tiempo, inquirirnos sí tanto Rusia como China estarían aspirando en sustituir o, quizás, compartir el “concepto imperio” con Washington.
En nuestro texto: “Estados Unidos de América: la soberbia en su política internacional”, describimos lo que consideramos, por lógica histórica, el comportamiento que podría asumir y desarrollar Washington ante “la competencia sino-rusa”. Ello significaría que “lo militar” tendría que asumir “sus responsabilidades histórico-imperiales”.
En ese orden, bien conocemos como desde Bush II se vienen desarrollando unas neo-políticas-expansivas de tipo militar siendo el primer ensayo realizado con Bush I (Kuwait/Iraq), continuando con Obama (Libia, Siria, Isis, Osama Bin-laden, etc.) y Donald Trump (Siria, Cuerno de África).
La dialéctica del “caos-socios-aliados/reingeniería de la fase superior del imperialismo en su nueva fase neo-capitalista del siglo XIX” con la objetiva realidad neo-geopolítica-mundial en cuanto consideramos las realidades de Rusia y China en las actuales decadencias sistémico-capitalistas, obliga a Washington a desarrollar lo que hemos denominado como la “neo-guerra” que resultaría de la expansión militar de la OTAN/Asia-Pacífico, la nueva filosofía de la guerra (división territorial del país proto-invadido, Guerra Política de los Colores, combinación de SEAL’s-mercenarios, humanismo de David Howell Petraeus/Ira y Afganistán, etc.), las sanciones que son una combinación de decisiones jurídico-internacionales del Departamento de Justicia norteamericano sustentadas en “lo financiero” aprobadas por el Departamento del Tesoro (copia fiel y segura de la doctrina jurídica internacional e imperial impuesta por las “14 Potencias” a China durante el siglo XIX), llevan, necesariamente, hacia una confrontación militar de mediano a alto nivel.
La supervivencia del sistema capitalista es prioridad fundamental del imperio norteamericano en la actual etapa de reingeniería global de la geopolítica.
En ese orden del discurso nos trasladamos al continente americano. La Política y la Academia han rescatado la tesis contenida en la “Doctrina Monroe” en el marco de la seguridad de estado de los EEUU de América y es por ello, aprovechando el discurso, que Barack Husseim Obama aprobó el texto referido a Venezuela referido a la seguridad tanto del Estado norteamericano como de la sociedad estadounidense en su sustentación ideológico-calvinista y el “american way of life” (clase media).
Consideramos con los permisos correspondientes de expertos y conocedores que la responsabilidad actual del Gobierno Bolivariano-Chavista bajo la conducción del Presidente Nicolás Maduro Moros es fundamental en la actual reingeniería de la geopolítica mundial. ¿Por qué?
El escenario global nos muestra la evidente y demostrable crisis del imperio norteamericano pero, al tiempo, nos está señalando la profunda crisis del sistema capitalista lo que significa que la combinación de ambas realidades es letal para la seguridad planetaria y, en su consecuencia, para el “ser creado” como “ser social”. Ya en sus tiempos y de manera repetitiva lo señalaba el Comandante Fidel Castro Ruz cuando al mencionar uno de los puntos-crisis-planetarios reflexionaba sobre el “medio ambiente”, grave problema reiteradamente negado por el Presidente de los EEUU de América, señor Donald Trump. Cabe la pregunta del porqué el susodicho mandatario norteamericano es tozudamente opuesto a considerar y aceptar la crisis medioambiental en “pleno desarrollo”. Nos consideramos que dicha negativa podría tener su razón de ser en el desarrollo de la industria petrolera estadounidense en los circuitos nacionales con extensión actual y futura en Alaska. Es decir, en simple argumentación, es el petróleo cual está siendo explotado en cifras astronómicas aún en considerando los costos por barril y los descensos en las reservas probables y probadas en el territorio norteamericano.
En conclusión.
Es probable que nos encontremos en un proceso histórico de la transformación profunda de “lo sistémico-global”. La confrontación ideológica del capitalismo con las actuales praxis de los socialismos ha llevado al Presidente Donald Trump a expresar dos ideas fundamentales: los Estados Unidos de América nunca serán un país socialista; mientras que la segunda expresión se refiere a la permanente confrontación con la República Bolivariana de Venezuela, la República de Cuba, la Federación Rusa, la República Popular China, como países con bases y tradiciones históricas socialistas. A este grupo de países le debemos adicionar a la República Islámica de Irán como “nudo geográfico” en lo geo-estratégico de la amplia región del Medio Oriente. ¿Se encuentra en crisis el policía del Medio Oriente?
En ese orden de ideas, reiteramos en considerando que ya lo hemos expresado en anteriores escritos sobre la imperativa necesidad del control absoluto de todo el continente americano por parte de Washington. Es, en ese discurso, cuando el Presidente Donald Trump, en la continuación de la política de Estado en lo referente a la decisión de Barack Husseim Obama de declarar a Venezuela y su gobierno como una amenaza inusual y extraordinaria, que ha tomado la decisión de ir desarrollando, “aguas abajo”, diferentes escenarios, en el marco de la Guerra Política, hasta el haber aprobado el despliegue de una flota de barcos en la región estratégica cercana al lago de Maracaibo, zona petrolera, bajo la burda excusa de la persecusión y “control” del tráfico de estupefacientes por la “región oriental” (sic) del Mar Caribe sin mencionar la “líneas marítimas” para el trásito naviero y las zonas exclusivas (tesis referida y argumentada por los EEUU de América en el caso del Mar del Sur de China).
¿Qué significaría la invasión militar norteamericana a territorio venezolano?
Desde las “Torres”, los EEUU de América, bajo la doctrina del Pentágono, se ha servido de los ejércitos de sus “socios y aliados” cuando ha tomado la decisión de incursionar por medio de “lo militar” en algún país. Ello significaría que, en caso de una invasión militar al territorio venezolano, tendría que conformar una “alianza militar continental” junto con algunos países miembros de la OTAN (ex-colonizadores en el Caribe). Es, en ese orden, que, paulatinamente, ha venido “rescatando” al TIAR cuando sus propuestas políticas en la OEA, expresadas directamente, bien a través de terceros, han resultado en continuos fracasos; es decir, la famosa frase de “la opción militar está sobre la mesa”.
Desarrollar un escenario como el que se desplegó en Libia, bloqueo naval y misiones aéreas, podrían tener, en un comienzo, cierto nivel de “éxito militar” pero es probable y posible que la FANB tenga, también, en sus planes de “guerra total regional” (“arden las praderas, General Custer”), algunas decisiones acordadas con el Comandante en Jefe, Nicolás Maduro Moros. Recordando aquella sentencia del Libertador sobre el sacrificio de la mitad de la población...en lo personal me llaman ciertas dudas sobre las inevitables reacciones de las sociedades latinoamericanas (“Guerra Civil en España). Algún importante político de Colombia ha mencionado a Vietnam y a las milicias venezolanas. Temas a considerar en cuando a una “guerra de largo aliento”. Por ello hemos expresado en privado que dudamos que la sociedad norteamericana no pudiera reaccionar al ver por los medios informativos, cualesquiera ellos se utilizen, la llegada mensual a suelo norteamericano de un número importante de militares estadounidenses fallecidos por causa de una guerra de largo aliento. A diferencia de Vietnam, reiteramos y repetimos, los tiempos históricos y las tecnologías son diferentes como son diferentes los medios de información.
UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA
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Estados Unidos: Las guerras del imperio norteamericano
Por: Miguel Ángel Del Pozo
Sábado, 04/04/2020 12:06 AM