Trump: ¿cocaína o marihuana?

Sábado, 04/04/2020 03:29 AM

En la barriada donde vivimos la niñez, fuimos testigos de cómo las personas adictas a la marihuana entraban algunas, en estado de violencia y otras se volvían pasivas, como alejadas de la realidad, valga decir, las mismas manifestaba efectos contradictorios en las personas adictas. La marihuana, es parte de la simbología del modo de vida americano, Barack Obama, manifestó -en alguna oportunidad- al público estadounidense su adicción a la marihuana, y no faltaron "políticos" campurusos de esos que pululan en las colonias gringas, que siguiendo su ejemplo, manifestaron que, al igual que Obama, eran adictos a la cannabis como se le conoce en EEUU, una vez, que han legalizado su consumo y es una de las industrias más florecientes. De hecho, un sujeto de la derecha venezolana, manifestó su adicción públicamente, siendo uno de eso que se caracteriza por ser sumamente agresivo en su accionar político y cada vez que tuitea, desde la embajada en que se refugia, continua convocando a la violencia. Pero, hay un detalle característico de los marihuaneros, por llamarlos de alguna manera, y tiene que ver con la incoherencia de sus declaraciones, nada concordantes con la realidad que intentan interpretar. La incongruencia, es la nota más resaltante de los adictos a la marihuana. En oportunidades, se llega a pensar que es producto de su pensamiento de derecha, pero, los hechos nos llevan a concluir que son producto de los efectos colaterales de su adicción a la marihuana.

Hollywood, por intermedio de sus películas, cambió esa moda de la marihuana, introduciendo una nueva droga que apareció en las pantallas: la cocaína. En las películas de acción, por general, se nutren de mucha violencia y tanto, actores como actrices, no cesan de oler el perverso polvo blanco en medio de un escenario lleno de mucho lujo, vehículos de moda y bellas mujeres. La industria del cine estadounidense, proyecta a la cocaína como símbolo de poder y riqueza. Quienes la consumen, en la gran pantalla, se muestran muy felices y distantes de la realidad en la que se desenvuelven. Se trata de películas, en las que los protagonistas son perversos y malos y tienen origen latino. Mientras, se le adjudica al gringo la actuación positiva de confrontar a los malos consumidores y distribuidores de la coca, que circula –ampliamente- en la sociedad estadounidense. Fiestas en discotecas de mucho lujo, conversaciones de negocios y hasta escenas de sexo, no escapan de mostrar al público a la cocaína, como la droga predilecta de la alta sociedad estadounidense. Prácticamente, el cine estadounidense, vende a la cocaína como lo máximo para la juventud. Hasta se matan por obtenerla. Una sociedad podrida por la drogadicción, eso es lo que son hoy, los EEUU. En 2018, Fariña, se constituyó en el gran éxito editorial de ese año, pese al veto que se le dio una vez que salió a la venta del público español, en el que se pone al desnudo el mundo de la cocaína en España, y cómo se convirtió en la predilecta de la alta sociedad madrileña. "La cocaína es una sustancia que nunca se ha asociado a marginalidad, sino a estatus. Aunque ya no es un producto exclusivo, sigue estando muy presente en el mundo empresarial, en círculos de poder. Y como en esos círculos está bien vista, a la gente le gusta sentir que controla las ironías, sienten que si captan de qué se habla cuando se habla de ella en clave es que forman parte de un ambiente en el que eso puntúa".

En el informe desclasificado: "Colombian Cocaine Production Expansion Contrubutes to Rise in Supply in the United States", de fecha agosto 2017, elaborado por la DEA, ese Cártel manifiesta su preocupación por los altísimos niveles de producción de cocaína en Colombia, donde para entonces se producía el 92 por ciento de toda la producción mundial, seguido por Perú con el 02 por ciento. La ruta de circulación de toda esa droga con destino a los EEUU, se mostraba en la Fig. 4 de dicho informe, indicaba que por el llamado Corredor Caribe apenas circulaba 6-7 por ciento de esa droga que se producía en Colombia; mientras que, por el llamado Corredor México- América Central u Océano Pacífico, transitaba entre el 93-94 por ciento de toda esa droga producida en Colombia y Perú. Este dato, es clave para comprender un reciente movimiento realizado por el Presidente Donald Trump, quien ha ordenado la movilización de los mariners con el objetivo –supuesto- de contrarrestar el tráfico de drogas con destino a EEUU. La DEA, señala que por el llamado Corredor Caribe, el tránsito es irrelevante, entonces: ¿Qué persigue Trump, anunciando la movilización de la marina de EEUU en un supuesto bloqueo naval contra el tráfico de drogas colombianas hacia EEUU? Obviamente, estamos en presencia de una medida ineficiente y de falsa bandera, que nada tiene que ver con reprender el tráfico de drogas hacia territorio de EEUU. Mientras distrae la opinión pública estadounidense con el Caribe; por el Pacífico, el tránsito de drogas se incrementa libremente. Con una economía que ha entrado en recesión, oficialmente, es obvio que las drogas van a entrar a jugar un rol determinante en la recuperación de la economía de EEUU, con ausencia de guerra alguna significativa. Ello, nos explica la protección que hace Trump del Corredor Pacífico, por el cual transitan el 93-94 por ciento de todas las drogas que ingresan a territorio estadounidense. Las drogas, en EEUU, cumplen un rol estabilizador de la sociedad estadounidense, al mantener a sus ciudadanos y ciudadanas, en conjunto con la televisión, el cine y el mundo del espectáculo, al margen de la política. Mantener al pueblo estadounidense alejada de la política y la toma de decisiones, es el objetivo final que persigue la élite dominante de EEUU, al inundarle de todo tipo de drogas el cerebro. Para infortunio de Mr. Trump, el Pentágono, lo puso en su lugar y se negó a acatar sus órdenes, motivado a la emergencia que presentan las tropas norteamericanas en alta mar, contaminadas de Covid-19, y reclamándoles a sus jefes militares que les lleven a tierra para recibir atención médica. Hecho inédito, en la historia militar de EEUU.

En una Carta pública dirigida al New York Times, un grupo de 35 psiquiatras estadounidenses, alertaban a dicha sociedad sobre la grave "inestabilidad emocional" del entonces candidato presidencial Donald Trump: "El discurso y las acciones del señor Trump demuestran una incapacidad para tolerar opiniones diferentes de las suyas, lo que le lleva a reacciones de rabia. Sus palabras y conductas sugieren una profunda incapacidad para sentir empatía. Los individuos con estos rasgos, distorsionan la realidad para adaptarla a su estado psicológico, atacando a los hechos y a quienes los transmiten (como por ejemplo, periodistas y científicos). En un líder poderoso, es probable que estos ataques aumenten, ya que su mito personal de grandeza parece que se confirma…" Como presidente de los EEUU, Donald Trump, ha confirmado cuán certeros fueron ese grupo de psiquiatras, en su caracterización de la personalidad del hoy presidente de los EEUU. Delirios de grandeza, megalomanía, sobreestimación de las capacidades propias. Freud, lo estimaba como un rasgo de personalidad vinculado al neuroticismo. "Mi belleza reside en que soy rico", bromeaba Trump, en "The Apprentice" –programa que presentó la cadena NBC. Algunos otros psiquiatras, lo relacionan con el trastorno narcisista. En un estudio clínico realizado a 20 delincuentes detenidos en la cárcel Central de Lima y 5 no delincuentes, habituados al consumo de la cocaína, se evidenciaba que una de las principales características de los sujetos bajo estudio, era la propensión a las fantasías y a perder contacto con la realidad. "Me imagino que tengo mucho dinero y hago grandes hazañas, grandes robos. Dejo de ser un ladrón común y me vuelvo un ladrón famoso. Planeo mis asaltos y veo en la imaginación todos los detalles. Todo ocurre como si llegara realmente a cometer el robo con éxito" (Revista peruana de medicina experimental y salud pública, v.3 n.1, Lima, mar. 1944), indicaba uno de los sujetos bajo estudio. Las ideas de grandeza y la exaltación de su propia personalidad, es una de las manifestaciones típicas de los cocainómanos. "Llega un nuevo día en América Latina, ya viene. En Venezuela, y en el hemisferio occidental, el socialismo está muriendo y la libertad, la prosperidad y la democracia están renaciendo", es un frustrado sueño de Trump. Chile, Colombia, Brasil, Ecuador, cada vez demuestran con hechos reales de cuán alejado está de la realidad de Suramérica. Países, que antes de la llegada de Covid-19, se encontraban en abierta rebelión popular contra los gobiernos neoliberales de derecha que les gobiernan, y después de Covid-19, el pronóstico es devastador.

En su obsesión por destruir a Venezuela, país en que ha simbolizado Donald Trump, la idea del Socialismo posible, los venezolanos y venezolanas, han sido testigos mudos de una realidad inexistente a la reflejada por los medios de comunicación occidentales y que solo Trump, cree como reales: "Nuestros corazones están llenos de esperanza por la determinación de millones de venezolanos; del patriotismo de la Asamblea Nacional de Venezuela y el coraje increíble del presidente interino Juan Guaidó". En la actualidad, EEUU, lidera el número de casos contagiados por Covid-19, pero Trump cree que es Venezuela quien necesita ayuda humanitaria para combatir la pandemia, y que dicho pueblo está sufriendo –severamente- con sus apenas 146 enfermos por Covid-19, contra los 252 mil casos que hoy presenta EEUU y 5,712 muertos contra las solas 05 muertes en Venezuela. El mundo al revés, es una constante en la realidad –no real- que visualiza Donald Trump. Negado, a toda posibilidad de cuarentena, ahora tiene el tupé de criticar al gobernado de New York, quien le exigía con ansiedad, y ahora es blanco de la crítica de Trump: "Por la razón que sea, New York empezó muy tarde".

"La psicosis cocaínica, se caracteriza por ideas delirantes persecutorias que impulsan la agresividad, con ansiedad y esterotipias compulsivas", tal es el cuadro psiquiátrico de Trump, cuando se le escucha hablar de Venezuela. Afirma, uno de los drogos analizados en el estudio peruano: "Si deseo una cosa, primero la veo en mi imaginación y después llego a verla delante de mí". Los intoxicados por cocaína, tienen la experiencia que sus representaciones se transforman, en verdaderas alucinaciones. También, es muy característico del adicto a la cocaína, la experiencia de un gran aumento del vigor físico. Los viejos cocaineros, como Trump, se sienten –bajo sus efectos- como en sus años juveniles, algunos dicen sentirse como "superhombres", verdaderos rambos, para designar esa ilusión de vigor físico. "Si Ivanka no fuera mi hija, quizás saldría con ella", confesó Trump en 2006. "Tengo a la gente más leal. ¿Alguna vez habéis visto algo así? Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos", declaró –henchido de orgullo- en un mitin de campaña en Iowa.

No hay referencia escrita, que certifique el cuadro de adicción de Donald Trump a alguna droga conocida. Tan solo, sus actuaciones le desnudan y certifican que algo oscuro se mueve tras las mismas. Pues, no son del todo normales. Trump, se rodea de narcotraficantes, mientras grita que va a combatir al narcotráfico. Elliot Abrams, fue juzgado por ello, por traficar drogas en Centro América en conjunción con el Cártel de Medellín, dirigido por Pablo Escobar Gaviria, para armar sus escuadrones de la muerte. Clíver Alcalá, es un narcotraficante ligado al Cártel de la Guajira, que –recientemente- le fue desmontado un plan de guerra que pretendía organizar escuadrones de la muerte, que actuarían en territorio venezolano, procurando la muerte de líderes revolucionarios de Venezuela. El autoproclamado, Juan Guaido, es otro jefe del narcotráfico, ligado al grupo narcoparamilitar de los Rastrojos. En fin, toda la campaña de guerra contra el pueblo y la nación venezolana, Trump, la ha depositado en filas del narcotráfico colombo-venezolano. Su confianza, la ha puesto en la delincuencia cocainómana vinculada al Cártel de Nariño, liderado por Álvaro Uribe y su lugarteniente Iván Duque. Pretender, como pretende Trump, utilizar a las drogas como artificio político para desacreditar a la nación, pueblo, instituciones, gobierno y Fuerza Armada Nacional Bolivariana, vinculándolos a las mismas, es un artilugio que se cae con los kilos y nuevamente, Donald Trump, fracasará en su obsesión de destruir, "aplastar", es el término que le gusta usar, a la República Bolivariana de Venezuela…

Para una reflexión final: "Los Estados Unidos del Norte, que por su comercio pudieron haber suministrado elementos de guerra, nos privaron de ellos por causas de su contienda con la Gran Bretaña. Sin esto, Venezuela sola habría triunfado y la América del Sur no habría sido asolada por la crueldad española, ni destrozada por la anarquía revolucionaria. Nosotros, no tenemos más armas para hacer frente al enemigo que nuestros brazos, nuestros pechos, nuestros caballos y nuestras lanzas. El débil, necesita una larga lucha para vencer; el fuerte, como en Waterloo, libra una batalla y desaparece un imperio." […] "Los suramericanos, ya no temen sino la tiranía; su espíritu se ha elevado; las persecuciones de España les han dado la fuerza que necesitaban. Al amor a la patria, a las virtudes que no podían adquirir bajo el régimen absoluto, se han unido profunda aversión a nuestros enemigos y una terrible desesperación que casi ha asegurado la victoria…" (Artículo del Padre Libertador, Simón Bolívar, fechado en Kingston el 28 de septiembre de 1815, dirigido al editor de The Royal Gazette sobre la lucha por la independencia)

Caracas, 03-04-2020

Nota leída aproximadamente 3460 veces.

Las noticias más leídas: