Históricamente, todo Presidente cuando se le acerca entregar su mando, o cuando su reelección está en duda, y más en el caso de Trump, es capaz de cualquier cosa, ya que priva aquel pensamiento, "ya me voy no me importa nada".
Por todos es conocido, que según expertos políticos reconocidos, la gestión de gobierno de Trump, ha sido una de las más nefastas, en la historia estadounidense y mundial.
A estas alturas del partido, en lenguaje beisbolistico, Trump mantiene, entre muchos otros aspectos negativos, un 20% de desempleo, una crisis de salud, que en caso del Covid-19 ha sido totalmente desfavorable, por lo que el grado de complejidad aumenta significativamente.
El virus sigue causando una gran cantidad de muertes y buena parte de la economía permanece paralizada. Y nuevos sondeos del Comité Nacional Republicano y de la campaña de Trump pintan un cuadro desalentador de las posibilidades de reelección del magnate. Sus asesores destacaron el creciente costo político de la pandemia y los errores que comete Trump al hablar demasiado en las conferencias de prensa.
Las informaciones señalan que Trump está preparando la transición, apostando a todo que será reelegido, y sus funcionarios ya hacen los preparativos para un segundo mandato, pero también, se está preparando para formalmente entregar el mandato.
No obstante, la transición se daría si Trump pierde la reelección. En este sentido, ya alimenta acusaciones contra Joe Biden candidato virtual presidencial demócrata, que no sabemos si son parte de sus artimañas y su "transición", o en todo caso, las acusaciones le caen "como anillo al dedo".
Las acusaciones son "tocamientos, besos, abrazos inapropiados", hacía ocho mujeres durante su periodo como senador y vicepresidente. Pero lo indigno, es que Trump también tiene acusaciones de abuso sexual y denigrar contra mujeres en público.
Parte también de esa "transición" es descargar su ira contra sus principales asesores políticos, ante su pérdida de popularidad en varios Estados de USA.
Lo cierto es que éste periodo de transición para Trump, lo evidencia como capaz de hacer cualquier locura, no sería irracional que hubiera avalado el ataque con proyectiles a la embajada cubana en Washington; no sería disparatado que se atreva a una intervención armada, de última hora e insensata en Venezuela, no sería descabellado que utilizara cualquier elemento de intrusión o bloqueo sui generis en Cuba, debido al amplio apoyo de países aliados al levantamiento del bloqueo contra Cuba, y así por el estilo, ya que se ha catalogado a Trump con cierto grado de demencia, por utilizar un término suave.
Si esto es medianamente estimable que ocurra, esperemos en materia de política nacional e internacional, durante éstos próximos seis meses, toda clase de acciones, posiciones y avalamientos de Trump, que rayen en lo inverosímil, inaudito, asombroso y muy peculiar.