Diario de una Cuarentena: Capítulo Ciento Veintinueve:

Durmiendo con el enemigo

Lunes, 21/12/2020 02:29 PM

El día de ayer, 20 de diciembre, se conmemoraron los 31 años de la invasión militar a Panamá. Una de las razones más que suficientes para que los revolucionarios y revolucionarias no nos durmamos en los laureles, ya que por estas fechas, al imperialismo le gusta dar nada agradables sorpresas

Honor y gloria a las víctimas del barrio "Chorrillos" de ciudad de Panamá, los que cayeron bajo el "fuego amigo" de la Operación "Causa Justa" que George H.W. Bush realizó para apropiarse del canal de Panamá con la burda excusa de buscar y encarcelar a Manuel Antonio Noriega. Aún las heridas de esa acción en el pueblo panameño, que era parte de la Colombia creada por el Padre de la Patria Grande, Simón Bolívar, aún persisten.

Por ello, es que algunos pensamos que la historia es cíclica. Y la obligación de nuestros pueblos de escribir esa nueva historia.

Nadie puede olvidar que Nicolás Maduro no sólo es el actual Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, sino el sucesor de Hugo Chávez y, por ende, líder de la Revolución Bolivariana. Cuando Chávez el 8 de diciembre de 2018 se despidió, transfirió y transmitió su fuerza, su rol de líder y su legado en las manos de este obrero, digno hijo de nuestro pueblo.

Nicolás Maduro es un ser metafísico de muchos actos espirituales, y está mucho más allá de la dimensión material. Indudablemente que Cilia, es su principal apoyo y soporte, por esa misma energía que necesita para afrontar las difíciles coyunturas que le ha tocado afrontar a lo largo de estos ocho años al frente de los destinos del país.

E indudablemente, como ser humano, es normal que cometa errores, se podrá discrepar de algunas de sus ejecutorias, pero nunca será un traidor ni permitirá que se toque la dimensión espiritual de la Revolución Bolivariana.

Hago esta inusual intervención, porque me preocupa la información salida el pasado fin de semana. Y aunque la misma no haya sido objeto de mayores comentarios debido a la pandemia y las fechas navideñas y de Año Nuevo, no por ello es menos preocupante.

Recordemos que el 4 de agosto del año 2018, Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores, integrantes del Gabinete Ejecutivo, Alto Mando Militar y titulares de ramas del Poder Público Nacional, quienes se encontraban en el 77 Aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana, en un acto en plena Avenida Bolívar de Caracas, fueron víctimas de un magnicidio en grado de frustración, con la explosión de 2 drones con una carga importante de explosivo plástico C-4, destinado a quitarles la vida. Gracias a la intervención de la Guardia de Honor Presidencial y a los inhibidores de señales, uno de los drones estalló antes de llegar a la tarima donde se encontraba el Jefe de Estado y sus acompañantes, y el segundo se desvió y estalló en un edificio cercano.

También cabe destacar que en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2020, el Presidente Maduro develó la principal razón del cambio de su tradicional centro de votación, el cual era el Miguel Antonio Caro de Catia, en Gato Negro, y lo ubicó en su parroquia de toda su vida, El Valle. Informaciones de inteligencia habían detectado un plan promocionado por el presidente colombiano Iván Duque para asesinarlo delante de las cámaras de TV cuando ejerciera su derecho al sufragio ese día. De ahí sobre la necesidad del cambio de su centro de votación.

Y ahora, en esta oportunidad, se devela un nuevo plan, y además peligroso, donde se detiene a un mesonero del Palacio de Miraflores (sede de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela) de nombre Dani José Castillo García y de la azafata Jennifer Osuna Márquez, a quienes se les incautó el siguiente material: 1 kilo veinte gramos de explosivo plástico (C-4), dividido en 9 trozos; 11 detonadores no eléctricos; dos detonadores engargolados; Mecha de seguridad de aproximadamente un metro sesenta y dos centímetros y un teléfono celular marca Huawei, modelo LDN-LX3 color azul, en buen uso de funcionamiento.

Se estima que esto iba a ser utilizado para atentar en contra de la vida del Presidente Maduro, su esposa, los GHP y los alrededores del Palacio de Miraflores, donde muchos inocentes habrían perdido la vida.

Asimismo, y por instrucciones del Mayor General Iván Hernández Dala, Jefe de la Casa Militar y Director de Contrainteligencia Militar, en el marco de la Operación Escudo Bolivariano III, Salud Segura, y del General de Brigada Jesús Villamizar Gómez, 2do Comandante de la Guardia de Honor Presidencïal, se procedió a la detención preventiva del capitán Alfredo Sabas Peña Díaz, quien funge como oficial logístico de la 21 Brigada de Infantería acantonada en el estado Táchira. Evidentemente la detención de este efectivo militar tendría que ver con el reciente plan magnicida recientemente abortado.

Más allá de las informaciones que se manejan, y que por razones obvias no pueden ser difundidas por seguridad de Estado, me parece grave el grado de infiltración que pueda tener la seguridad del Presidente Maduro. Su vida, y la de sus colaboradores más cercanos estaría muy vulnerable.

No olvidemos que, a comienzos de este año, el entonces Fiscal General de EEUU, William Barr, promocionó una recompensa, al estilo del viejo oeste, de 15 millones de dólares, para quien capturase "vivo o muerto" al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. Esto fue en el mes de marzo para ser más específicos, comenzando la contingencia producto de la pandemia global de la Covid-19 en Venezuela.

Dos meses después, se dio la Operación mercenaria "Gedeón", durante los días 3 y 4 de mayo en las poblaciones de Macuto (La Guaira) y Chuao (Aragua) lo que la unión cívico-militar-policial logró repeler el ataque y someter a los terroristas en el marco de la Operación "Negro Primero: Aplastamiento del Enemigo".

Ahora, hay que tener ojo avizor, porque esto no es cualquier tontería. La seguridad presidencial está conformada por hombres y mujeres no exentos de tentaciones y de procesos de captación para que permitan vulneraciones en donde la vida del actual Primer Mandatario Nacional corra peligro. No en balde, pudiera expresar, sin temor a equivocarme, que estamos como aquella famosa película llamada "Durmiendo con el enemigo".

Trump está empeñado entre ceja y ceja que antes de culminar su mandato el 20 de enero de 2021, quiere llevarse como premio de consolación el derrocar el gobierno encabezado por Maduro, y acabar con la Revolución Bolivariana. Pienso que en estos días y en enero, debemos extremar las medidas de seguridad y las alertas.

Ya para ir culminando estas líneas, considero necesaria la depuración de los efectivos de la Guardia de Honor Presidencial y a extremas las medidas de seguridad del actual Primer Mandatario Nacional, de sus colaboradores inmediatos, integrantes del Gabinete Ejecutivo, Alto Mando Militar, titulares de las ramas del Poder Público Nacional, ante la posibilidad de activación de una fase de asesinatos y ataques selectivos donde ellos sean los objetivos de Grupos Generadores de Violencia, a los fines de propiciar la ingobernabilidad y caotización de la sociedad durante las festividades navideñas y de Año Nuevo.

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

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