A Pascualina Curcio: No pongas “potes de humo”; tampoco tú te evadas con el antiimperialismo

Viernes, 02/04/2021 02:08 PM

Anoche me llamó para saber de mi salud, mi amiga de las redes y compañera de páginas, donde ambos escribimos, Amaranta Rojas, una muchacha ingeniosa, incisiva, narradora de mucha calidad, que sabe usar los recursos todos del ambiente margariteño en sus trabajos y particularmente en sus críticas, siempre muy puntuales. Aparte de estar respaldada por una larga y sólida trayectoria académica que ella no exhibe y, por ende, sus lectores desconocen, porque hacerlo es como lanzar "un pote de humo", que pudiera no esconderte, si al escribir no lo haces demostrando que aquello no son papeles, actos formales, protocolares, cumplidos de conformidad a un ritual oficial.

Siempre hago alusión a una cátedra llamada "Aquiles Nazoa", engendrada y puesta a caminar en la UCV, en la que se estudiaba, como parte de un plan de eso que llamaban extra cátedra, el trabajo humorístico del brillante hijo de la parroquia caraqueña de San Juan; pero donde él, el centro y fundamento mismo de la cátedra, no podía dar clases porque carecía de título universitario. Los docentes se valían de la gracia del gran Aquiles, de su arte, que como el hijo de Peleo y Tetis, también estaba ungido de los bienes del Olimpo y de los dioses, para explicarlo a los participantes, como quien lleva un mensaje enviado por otro o porque hace falta el récipe médico para que a uno le vendan la medicina que, toda la vida ha tomado, habiendo llegado a los 84 años.

Justamente, me llamó, cuando recién había leído su artículo titulado "Los potes de humo de Pascualina y su inconsistencia como científica", donde entre tanas cosas dijo, "No le pasó por la mente a la amiga Pascualina, que la OIT le recomendó a Venezuela no seguir violando los derechos laborales, pero el socialista y obrerista Piñate, sostuvo que esta recomendación era un acto hostil al gobierno."

https://www.aporrea.org/economia/a301215.html

Y dijo otras cosas más que, en caso que Pascualina la haya leído, pudieron haberla incomodado, pese en veces pienso que, esos dioses, los mismos a quienes me voy a referir, pero tan delicadamente que ni siquiera osaré nombrarles, a uno no le leen por balurdos (no ellos, si nosotros) y sus razones tienen. Lo digo así, porque yo, que no soy ella, sino alguien que la lee y ha sido partidario de lo que ha venido planteando en materia económica, se sintió como ligeramente herido o más bien incomodado, al pensar que fuese ella y por eso tuviese una reacción que para nada conviene a quienes nos preocupan los problemas de la gente, que son los mismos nuestros, como el salario y reaccionase de manera distinta al deseo de Amaranta y todos nosotros. Queremos a Pascualina de nuestro lado.

Y esta preocupación mía se la hice saber a Amaranta y, de paso, maestro de escuela al fin, me atreví a recomendarle que insistiera en lo que allí planteó, pero como lo he venido haciendo, casi a manera de ruego, sutil, no tan de frente, para no herir susceptibilidades; de hacerle un llamado a todo el que sea menester, que por favor no se evada, escude en eso del puro discurso antiimperialista, mientras el imperio, sus capitales, entre estos sus dólares y agentes, en la propia cara de uno, "cogen nuestras vegas para montar sus potreros".

Dicho de otra manera, Pascualina, a ti directamente ahora me dirijo, desde hace poco tiempo para acá, unos personajes, que no son eso que Miguel Otero Silva llamó la "innombrable", pero se nos vuelven innombrables para evitar contusiones y en algún caso enemistades, han optado en sus publicaciones habituales a volvernos a dar clases acerca del imperialismo y hasta del tema del Esequibo y la línea Schomburg, como si eso se nos hubiese olvidado. Parecieran pretender que uno de eso no se olvide, pero sí de aquello que no sólo Brecth, habló cuando dijo "lo primero es el comer", sino hasta el Quijote, con lo de "Sancho, vayamos a comer, pues para tener el dominio de las armas, hay que tener el dominio de las tripas" y hasta García Lorca, quizás por esto de Cervantes, quien también habló de esa emergencia.

Con lo que parecen decirnos que no es así como aquellos clásicos dijeron, sino al revés; hay que ir a la guerra muertos de hambre, deshechos, bajo un comando que no tiene este "el dominio de las armas", pero no por hambre, falta de comida, sino de otras cosas, para que "terminen de acabar" con nosotros.

Le decía yo a Amaranta, no porque el burro vaya por delante sino por asumir la responsabilidad de lo que dije, que pareciera hubo un conciliábulo, un acuerdo, "dejemos lo concreto, lo inmediato, lo que está aquí y demanda ya nuestra atención para otro día, "ese día llegará" y pongamos la mira hacia allá; de esta manera yo no me meto contigo, porque tú no te estás metiendo conmigo. Vivimos en sana paz y la lluvia seguirá cayéndote encima refrescante y animosa. Y hasta puede que llueva café.

Eso le dije yo, Pascualina, ya hablé del burro por delante, a Amaranta, por haber leído y releído, embobado tantas viejas y como estereotipadas lecciones, de quienes esperaba estuviesen de nuestro lado, para que podamos recuperar fuerzas para enfrentar al imperialismo, con el "dominio de las armas", pero antes de las tripas, mientras el salario de todos los trabajadores, mi clase y hasta la de ellos, se vuelve polvo y disuelve en una lluvia agria y caliente que nos lanzan encima.

Ahora Pascualina, tú que venías combatiendo por el salario y nosotros apoyándote, de repente parecieras haber optado por renunciar a aquello y coger el camino en el que ya otros andan, olvidando al maestro Machado, para quien "no hay camino sino se hace camino al andar".

Pascualina, sabes por demás que, la lucha de los trabajadores en el capitalismo, siendo estos quienes están trabajando en las fábricas, escuelas, hospitales, haciendas y no en los reales escenarios de guerra convencional, empieza por el salario; porque las bombas que les lanzan son los altos precios, que estos suben a cada instante y padecen y sufren de carencias de todo tipo. El enemigo tiene una avanzada en el mismo frente y espacio. Esta en nuestro terreno. Es la lucha cotidiana en la sociedad de ahora, la capitalista venezolana y en ella empieza la lucha contra la explotación del modelo y el imperialismo.

Debes saber, tú lo sabes Pascualina, que no hay lucha contra el imperialismo si no la hay contra las barbaridades del capitalismo y su pretensión de matar de hambre a un pueblo sometiéndolo a una relación tan extrema, brutal, que ya casi adquiere rasgos de esclavismo, donde una minoría se enriquece de manera obscena y eso ocultar bajo la idea que se lucha contra el imperialismo.

Hasta para luchar contra el imperialismo, se requiere energía, moral y de eso que inocula el comer; por eso, un poeta margariteño, llamado Luis Castro, muerto en su juventud, también cantó, "ya comí, mi moral está en el techo". Y no basta Pascualina que comas tú, porque sola no alcanzas para portar las tantas armas, banderas y gritos que hacen falta.

Amiga invisible, como solía decir Arturo Uslar, no caigas en la trampa, no hagas el acordado juego de gritar, señalando a la izquierda "¡Allá va el ladrón!, ¡el ladrón!, ¡el imperialismo!", mientras el verdadero, o los verdaderos, se escapan por la derecha.

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