Por desgracia, (dicen ellos) no podemos controlar los daños del bombardeo

Miércoles, 28/04/2021 01:07 PM

En los países que sufrieron las limpiezas políticas se han producido esfuerzos colectivos para aceptar esta historia violenta; comisiones de la verdad, excavaciones de tumbas anónimas y el comienzo de los de los juicios por crímenes de guerra contra los culpables. No obstante las juntas de Nuestramerica no actuaron solas; recibieron el apoyo, antes y después de los golpes de Estado, de Washington (tal como se ha documentado ampliamente). Por ejemplo, en 1976 —año en que se produjo el golpe de Estado en Argentina—, cuando miles de jóvenes activistas fueron arrancados de sus casas, la Junta militar tuvo el apoyo económico de Washington ("Si hay cosas que hacer, deberían hacerlas cuanto antes", dijo Kissinger). Aquel mismo año, Gerald Ford era el presidente, Dick Cheney era jefe del Estado Mayor, Donald Rumsfeld era secretario de Defensa, y el ayudante ejecutivo de Kissinger era un ambicioso joven llamado Paul Bremer. Estos hombres no se enfrentaron nunca a un proceso de verdad y justicia por su apoyo a las Juntas y siguieron disfrutando de carreras largas y prosperas; tan largas que tres décadas más tarde seguían en activo para poner en marcha un experimento sorprendentemente similar, aunque mucho más violento, en Irak.

La guerra siempre es en parte una representación y en parte una forma de comunicación de masas, pero la organización de Rumsfeld a partir de sus conocimientos de tecnología y medios de comunicación situó el marketing del miedo en el centro de la doctrina militar estadounidense. Durante la Guerra Fría, el temor a un ataque nuclear fue el eje de la estrategia disuasoria, pero con la idea de que los misiles nucleare permaneciesen en sus depósitos. Este ataque era distinto, la guerra de Rumsfeld iba a utilizar de todo, excepto una bomba nuclear, para representar un espectáculo diseñado con el fin de bombardear los sentidos, jugar con las emociones y transmitir mensajes duraderos, con objetivos cuidadosamente seleccionados por su valor simbólico y su impacto pensado para la televisión. De este modo, la teoría de la guerra de Rumsfeld, que forma parte de su proyecto de "trasformación", tenía poco en común con las estrategias de "fuerza sobre fuerza" de los generales, que siempre intentaban frenarlo, y mucho más con los terroristas a los que Rumsfeld había declarado la guerra permanente. Los terroristas no intentan ganar a través de la confrontación directa, sino minar la moral del pueblo con despliegues televisivos espectaculares que expones de manera inmediata la vulnerabilidad del enemigo y su propia capacidad de crueldad. Esta fue la teoría de los ataques del 11-S, y la misma que motivó la invasión de Irak.

La administración Bush está tan decidida a perpetuar esa falsa unión que, en 2002, la incluyó en la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. "Las grandes luchas del siglo XX entre la libertad y el totalitarismo acabaron con una victoria decisiva de las fuerzas de la libertad, un solo modelo sostenible para el éxito de una nación: libertad, democracia y libre empresa". Esta afirmación, apoyada con tosa la fuerza del arsenal del ejército de Estados Unidos, no bastó para contener la marea de los pueblos que utilizarán sus diversas libertades para rechazar la ortodoxia del libre mercado, incluso en los propios Estados Unidos. Como rezaba un titular del Miami Herald después de las elecciones de mitad de mandato de 2006, "gran victoria demócrata al oponerse a los acuerdos de libre comercio". Una encuesta del New York Times/CBS unos pocos meses después descubrió que el 64% de los ciudadanos estadounidenses creía que el gobierno debía garantizar asistencia sanitaria a toda la población y "mostraban una marcada disposición a aceptar sobrellevar cargas" para conseguir ese objetivo, entre ellas pagar hasta 500 dólares más al año en impuestos.

Más enfrentamientos entre la liberta d de los mercados y la de los pueblos tuvieron lugar en Europa en 2005, cuando la Constitución Europea fue rechaza en dos referendos nacionales. El rechazo frontal de los pueblos que llaman "capitalismo salvaje" toma diversas formas, algunas reaccionarias y racistas. En Estados Unidos la ira ante la reducción de la clase media ha sido redirigida con facilidad hacia peticiones de vallas fronterizas, con Lou Dobbs, de CNN, encabezando una campaña nocturna contra la "invasión de extranjeros ilegales" que planteaban una "guerra contra la clase media estadounidense" robando trabajos, aumentando el crimen y trayendo "enfermedades muy contagiosas". (Esta búsqueda de cabezas de turco provocó las mayores manifestaciones a favor de los derechos de los inmigrantes de toda la historia de Estados Unidos, con más de un millón de personas participando en una serie de marchas en 2006, otra señal de que las víctimas de los Shocks económicos han perdido el miedo.)

¡La Lucha sigue!

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