Luego de los últimos acontecimientos violentos en la frontera colombo-venezolana, es evidente que algo bien grave ha estado ocurriendo en el marco de las cada vez más tensas relaciones de Venezuela y Colombia. Podríamos, incluso, estar en presencia de un conflicto bélico como tal entre las dos naciones hermanas, azuzado por Estados Unidos y otras potencias en plena pandemia por COVID-19 y consecuente crisis socioeconómica global. Y no se trataría simplemente, como se intenta hacer creer por parte de distintos medios y de voceros de los gobiernos colombiano y venezolano, de enfrentamientos del ejército de Venezuela con fuerzas irregulares de Colombia, específicamente guerrilleros.
Analizando dichos acontecimientos, se evidencia que además de la posible participación de las guerrillas en el conflicto, están actuando otras fuerzas irregulares y regulares de Colombia y de otros países, incluso contratistas. En realidad, ya son varias las incursiones militares y paramilitares colombianas en territorio venezolano, algunas bien adentro del mismo, con la excusa de ir tras terroristas y narcotraficantes, necesaria para ir incrementando la escalada bélica, hasta el punto que se llegue a transformar en una guerra al máximo nivel. Guerra enmarcada en un conflicto mundial en ciernes liderado en parte por Estados Unidos, Israel y algunos aliados, que lo han impulsado debido, entre otras razones, a la creciente influencia orbital de China, Rusia, Irán y sus socios.
Si en verdad el Estado colombiano estuviera en la búsqueda de terroristas y narcotraficantes, aún en suelo ‘neogranadino’, grupos paramilitares, por ejemplo, no contarían con el apoyo encubierto de la institucionalidad de ese país, mientras que el narcotráfico no sería una actividad de primer orden para la economía de la élite de Colombia, e influyente en casi toda la sociedad colombiana. El dinero generado por el narcotráfico, incluso sirve para financiar en buena parte a las mismas fuerzas armadas que aseguran luchar contra las organizaciones de narcotraficantes:
"21.05.21 - El exalcalde del municipio Puerto Tejada (Cauca, Colombia), Luis Fernando Santa Muñoz, señaló este viernes que la deuda externa que tiene Colombia ‘es impagable’ por lo que aseveró que ‘si no fuese por el narcotráfico estarían peor que Haití’. Asimismo, afirmó que la nación andina es la mayor cultivadora de cocaína en el mundo.
‘El planeta de los 7 mil millones de habitantes, que tenga 100 millones de adictos a la cocaína y cada uno consuma medio gramo, hay que hacer urgente 50 toneladas diarias para poder suplir ese mercado (...) Nosotros somos los mayores cultivadores de coca en el mundo, producimos más del 60% de la cocaína que se exporta hacia todos los países’, dijo.
Aseguró que la banca colombiana guarda dinero del narcotráfico. ‘No hay banqueros presos. Ellos guardan el dinero proveniente del narcotráfico’, sostuvo.
Asimismo, habló acerca de los conflictos de narcotráfico que atraviesa el país desde hace varias décadas.
‘Colombia es el mayor productor de coca en el mundo. El 90% de la droga sale a Panamá’, dijo el ex alcalde (…)" https://www.aporrea.org/internacionales/n365013.html
Tristemente Colombia está siendo utilizada como ‘cabeza de playa’ por el moribundo Imperio estadounidense y sus oscuras intenciones de encender la pradera en América del Sur y más allá. Cada día que pasa, se entiende con más claridad el papel de primer orden que al respecto podrían desempeñar los miles de hombres de la fuerza especial creada por Iván Duque en reciente fecha, y la importancia estratégica-operacional de los reiterados ejercicios militares entre la nación suramericana y Estados Unidos. Es indudable, entonces, que Venezuela está en la mira de Colombia y Estados Unidos, cuyos gobiernos buscan a como dé lugar hacer estallar una guerra total que pueda favorecer de una u otra forma a sus intereses, entre estos preservar el control regional y global del narcotráfico, e intentar detener el avance en la patria de Bolívar y el resto de Latinoamérica de potencias como China y Rusia.