Especialmente si se toman en cuenta las condiciones geográficas de América. El océano ha aumentado poderosamente el carácter selectivo del emigrante europeo en América. Si la continuidad física de Europa permite al hombre desplazarse desde el estrecho de Bering hasta Gibraltar y desde el extremo septentrional de Suecia hasta el Cabo de Buena Esperanza, los dos océanos que rodean a América impiden y aíslan a este continente del intercambio migratorio que ha caracterizado a aquellos tres segmentos del mundo, lo que coloca una etiqueta de emigrantes inobjetable a toda la raza blanca de América. Si los rasgos negroides de algunos habitantes del Sur de España e Italia nada pueden decir sobre el origen del trasplante, en lo que respecta a América la raza blanca no es más que la expresión de una voluntad de desarraigo de un individuo, de su cultura originaria, o expresión de la voluntad de esa cultura de desarraigarlo a él. Lo que hace del habitante blanco de América la expresión de una curiosa selección psicológica y, por ende, biológica, como tiene que ser toda población que proceda de emigrantes y delincuentes.
¿Cómo averiguar lo que de cierto hay en las afirmaciones de Fray Bartolomé de Las Casas sobre "la extraña crueldad de los conquistadores", o la defensa que de ellos hace Fernández de Oviedo? La toga y la espada desde entonces no se han entendido. Unos acusan a los otros de crueles, éstos a su vez los cubren de improperios. López de Gomara compara a las tropas de Cortés con las hordas de Atila. Bernal Díaz del Castillo, el soldado cronista, publica su Historia de la Conquista para rebatir al clérigo. Motolinía clama contra los conquistadores. Oviedo lo rebate. La leyenda trae una imagen doblemente confusa, donde lo mismo aparece la bizarría que la crueldad, el odio que el amor, la creación que la destrucción, la gallardía que la miseria.
Cabe preguntarse ¿Cómo sería en pleno siglo XVI, cuando a las penurias más espantosas se unía el panorama de un mundo que apenas despertaba? Eco de su atrocidades, el juicio terrible que lanzan contra ellos sus contemporáneos parece robustecer la presunción de sus anomalías. Gil Fortoul recuerda el caso de una población de degenerados en el interior de la República, provenientes de los conquistadores españoles del siglo XVI, sin mezcla de otras razas. Observo un número exorbitante de sordos, mudos y locos. Más adelante señala: "enajenados nos parecen hoy, cuál más cuál menos, la mayoría de los conquistadores". El académico de la Historia Jerónimo Becker escribe que "el valor y la audacia de estos hombres raya en la locura". Arcaya atribuye el genio de Bolívar a la constitución anormal de sus antepasados. Majo Framis lo repite con insistencia a lo largo de su obra.
Mariano Picón Salas habla de la personalidad psiquiátrica de un Lope de Aguirre y de un Francisco Carvajal. Alberto Seguín y Juan Lastre diagnostican a Lope de Aguirre como un caso de Personalidad Psicopática. La ferocidad de su carácter todavía hace temblar de espanto a los pueblos que arrasó a su paso. Personalidades crueles, como la de El Tirano, florecen en toda Nuestramerica: Juan de Carvajal, el de El Tocuyo, es un ejemplo; Alfinger y Federmann, otro. En Panamá hay un Pedrarias. En Centro América, Alvarado. Nombres como los de Ovando, Alonso de Ojeda, Belalcázar, Mendoza y Pizarro son recordados con horror por sus fechorías y crueldades.
Antes de abocarnos al estudio de nuestros personajes será necesario responder a una pregunta: ¿Cómo es posible que de aquel minúsculo número de expedicionarios de la Conquista proceda el 75% de la población venezolana, si en Venezuela y en Nuestramerica son dos mil y veinticinco mil hombres, respectivamente? ¿No eran acaso 300.000 los indígenas de Venezuela y 14 millones los del Continente? De haber aportado alguna tara hereditaria es obvio que ella se habría disuelto sin significación dentro de una numerosa masa de personas normales (si es que aceptamos la igualdad biológica del indio con el europeo en sus medios nativos).
En tal acaso, nos sentiríamos inclinados a suponer que la actual población del Nuevo Mundo más tiene de indios que de españoles. ¿Qué puede significar para un país de 14 millones un aporte migratorio de 25.000 personas, o sea, el número de expedicionarios que pasaron a Nuestramerica entre 1492 y 1570?
Si los Viajeros de Indias hubiesen venido al Nuevo Mundo en calidad de inmigrantes, quizás tendría validez ese argumento. Pero no sucedió de esa manera. Los Viajeros de Indias no fueron inmigrantes sino conquistadores. Por eso no hay que creer que su proporción ínfima se mantenga equivalente con el correr del tiempo. Si cuando llegan son el1 por mil, ciento cincuenta años más tarde son el 12,24% de la población de Nuestramerica. El indio, por el contrario, ha descendido de un 100% a un 80,85% en 1650, a un 25,10% para la época de la Independencia de Nuestramerica y en la fecha actual es apenas de 2,95%.
Causas de la desaparición del indio:
Gonzalo Fernández de Oviedo afirma que solamente en Nicaragua murieron en la época de Pedrarias (1514-1530) dos millones de indios.
Según el Padre Las Casas, los españoles mataron en el Perú más de cuatro millones en diez años. El mismo informante dice que, de los tres millones que tenía La Española en 1502, no encontró doce años más tarde un número superior al de doscientos. Carlos Salas escribe que los españoles mataron, entre las Antillas y Tierra Firme, diez millones de seres.
Las enfermedades del Viejo Mundo —la viruela, el sarampión, la escarlatina, la difteria, la influenza, la tuberculosis y el cólera— fueron particularmente mortíferas para los indios. Según dice Rosenblat, causaron más estragos que las armas europeas. En 1736, una epidemia llamada el Matlazahualt mató las dos terceras partes de la población del virreinato de México. En 1779 las viruelas mataron 9.000 personas en la capital de aquel país. Según Las Casas, en la región de Paria, para la época del Descubrimiento, había una población de dos millones, La despoblación tremenda que se observa más tarde, se debe a esta enfermedad.
Aunque las leyes de Indias prohibían esclavizar a los aborígenes que se sometiesen a la Corona, cuando escaseaban los insurrectos, se echaba mano a los otros para venderlos como esclavos en Orán y Trípoli.
En 1504 se declaron esclavos a los caribes "por el pecado de sodomía y de idolatría y de comer hombres". Como es de suponer, no tardaron los conquistadores en encontrarlos plagados de esos defectos, De esta forma se despoblaron las Antillas y toda la costa de Tierra Firme.
La mita era una ley bárbara, según la describe Humboldt, que consistía en trasladar al varón indio lejos de su familia a trabajar en minas o donde faltasen brazos para beneficiar la tierra. Todavía se practicaba en el Perú en 1804. La mayoría muere, sea por hambre, nostalgia o cambio de clima. En 1678, Melchor de Liman refiere cómo se mueren los indios que son traslados de la sierra al llano.
Con la introducción del negro, se empeoran sus condiciones al ser desalojados de los sitios de trabajo. Desposeído e impedido de ser esclavo, la situación del indio es miserable. En la noche del 28 de agosto de 1784, una helada destruyó en México la cosecha de maíz; por esta causa murieron 300.000 personas en todo el reino de la Nueva España.
No permanecieron impasibles los aborígenes ante este estado de cosas. En Venezuela, y en todas las regiones ocupadas por los Caribes, combatieron hasta desaparecer. La mayor de la población prefirió la muerte o la emigración, antes que someterse al régimen de encomiendas.
En otros países como México y Perú, cada cierto tiempo se producían levantamientos destinados a restaurar a los descendientes de los aztecas y de los incas. Cada insurrección se acompañaba de matanzas, deportaciones en masas de los hombres y rapto de las mujeres.
Esta es una de las causas fundamentales de la despoblación indígena. El Viajero de Indias se igualaba con el indio a punta de tizona, hambre, viruela y encomiendas.
¡La Lucha sigue!