Cuando intentamos comprender qué causó el fascismo, qué provocó que fuéramos culturalmente invadidos, me digo que los ricos, con su egoísmo, tuvieron un miedo terrible a la Revolución de Octubre. Se dejaron guiar por sus temores. Pero si, hoy como entonces, una minoría activa se revela, será suficiente, tendremos la levadura que levante a la masa. Es cierto que la experiencia de alguien tan viejo como yo, nacido en 1936, es diferente a la de los jóvenes de hoy. A menudo les pido a los profesores de escuela que deben hablar frente a sus alumnos, y les digan: "no tenéis las mismas razones, tan evidentes, para comprometeros". Para nuestros padres, resistir era no aceptar la dictadura de Franco, la derrota. Era relativamente simple. Simple como lo siguió, la descolonización. Después llegó la guerra mundial. Era necesario que España se independizase; era evidente. En cuanto a Stalin, todos nosotros aplaudimos la victoria del Ejército Rojo contra los nazis de 1943. Pero esta amenaza no ha desaparecido, la injusticia sigue intacta, "el fascismo no ha sido vencido, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos".
Hegel, su enseñanza exploraba la experiencia concreta, la del cuerpo y de su realización con el sentido, gran singular frente al plural de los sentidos. El hegelianismo interpreta que larga historia de la humanidad tiene un sentido: es la libertad del hombre que progresa etapa por etapa. La historia está hecha de conflictos sucesivos, la aceptación de desafíos. La historia de los pueblos progresa y, al final, cuando el hombre ha conseguido su libertad completa, obtenemos el estado democrático en su forma ideal.
El motivo fundamental de la resistencia fue la indignación. Apelamos a las generaciones a dar vida y transmitir la herencia de la resistencia y sus ideales. Nosotros les decimos: coged el relevo, ¡indignaos! Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto del pueblo no pueden claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y el socialismo. Estos principios y valores son hoy más necesarios que nunca. Todos juntos debemos velar por que nuestro pueblo sea una sociedad de la que podamos estar orgullosos: no esa sociedad de sin papeles, de expulsiones, de recelo hacia los pobres; no esa sociedad que pone en duda la jubilación, el derecho a la Seguridad Social; no esa sociedad donde los medios de comunicación están en manos de la gente pudiente. El interés general debe primar sobre el interés particular y el reparto justo de las riquezas creadas por el mundo del trabajo, sobre el poder del dinero.
Cuando algo te indigna como a mí me indigna el fascismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente debe seguir gracias a cada uno. Esa corriente tiende hacia mayor Justicia, mayor Libertad, pero no hacia esa libertad incontrolada del "raposo en el gallinero". Esos derechos, cuyo programa recoge la declaración Universal de 1948, son universales. Si os encontráis con alguien que no se beneficia de ellos, compadécelo y ayudadlo a conquistarlos.
—Se atreven a decirnos que el Estado ya no puede garantizar los costos de estas medidas liberadas por el Comandante Chávez en beneficio del pueblo. Pero, ¿cómo puede ser que actualmente no haya suficiente dinero para mantener y prolongar estas conquistas cuando la producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde liberada por nuestro Líder, de un periodo en el que Venezuela estaba en la ruina? Pues porque el poder del dinero, tan combatido por la resistencia, nunca había sido tan grande, insolente, egoísta con todos, desde su propio pueblo hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus dividendos y los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés del pueblo. Nunca había sido tan importante la distancia entre los más pobres y los más ricos, ni tan alentadas la competitividad y la carrera para conseguir los dólares.
—Obama: Deslumbrado por los guarismos de la estadística, que bailan ante sus ojos en el "Progreso del imperio", el secretario del Tesoro exclama con acento de verdadero éxtasis: "Desde 2008 hasta de 2015, la renta imponible del país ha aumentado. Este es un hecho tan sorprendente, que casi es increíble… Tan embriagador aumento de riqueza y de poder –añade– se halla restringido exclusivamente a las clase poseyentes". ¡No jodas tanto!
¡La lucha sigue!