Empiezo por el principio porque debo repetir otra vez lo ya dicho. Lo que desde hace casi un año los grandes medios mundiales controlados por Estados Unidos (EU) y Europa llaman "guerra entre Rusia y Ucrania" o "invasión rusa de Ucrania" no es guerra de Rusia contra Ucrania ni invasión de Ucrania por Rusia. Es otra cosa y mucho más que eso. Es la guerra que, desde hace 2 décadas en forma solapada hoy evidente, EU tenía programada contra Rusia preparando para ello a una Ucrania neonazi totalmente bajo su dominio, a la que ha financiado, armado y dirigido desde entonces contando además con la complicidad servil de esa Europa convertida en dócil protectorado suyo. Todo a fin de debilitar a Europa económicamente, separándola por completo de Rusia y sobre todo -pues ese es su objetivo central- para tratar de destruir a Rusia, usando como instrumento bélico a la Ucrania que ha entrenado y armado hasta los dientes y que esos grandes medios suyos presentan no como el país neonazi, militarista, anti-ruso y agresivo que es sino como una democracia angelical, pacífica e inofensiva, que de pronto y sin razón es invadida por una Rusia militarista, expansiva y criminal que quiere anexarla o destruirla.
Sin tener en cuenta esa provocación generada y alentada por EU utilizando a Ucrania, a la Otan y a Europa para forzar a Rusia a someterse a la permanente agresión ucraniana, nada puede entenderse de la guerra peculiar que debió hacer Rusia contra Ucrania cuando esta inició la guerra a mitad de febrero pasado con un ataque militar dirigido a rendir o arrasar por la fuerza a las 2 repúblicas del Donbass. Algo que la acorralada Rusia, que no quería guerra sino paz, por lo cual había soportado pasivamente 8 años de mortíferos ataques ucranianos contra esas 2 repúblicas pobladas por rusos, no podía dejar pasar ese último ataque, pues hacerlo equivalía a rendirse sin lucha sometiéndose pasivamente al dominio imperial estadounidense.
Pero aquí surge una curiosa pregunta. ¿por qué Rusia, sea comunista como antes o capitalista como ahora, confía tanto en Europa y sigue confiando en EU, su radical enemigo, que desde 1917 intenta destruirla? En los años 30 del pasado siglo XX hizo falta el cobarde y traidor Pacto de Munich en 1938 para que la Rusia soviética entendiera que la monarquía inglesa y la derecha francesa simpatizaban con los nazis y que no era el nazismo alemán sino el comunismo ruso lo que ellos querían destruir aliados a los nazis. Solo entonces Rusia pactó en 1939 una paz con Alemania, que quería empezar la guerra en Europa sin tener que luchar en 2 frentes como en 1914. Así Rusia logró 2 años de paz para prepararse a enfrentar sola a los nazis. Pero hoy esa cínica Europa la acusa de haber provocado la guerra, aliada con los nazis.
En 1945, cuando con sus heroicas tropas acababa de aplastar a los nazis y ganar la guerra, Rusia seguía creyendo que se mantendría la tardía alianza antinazi lograda con EU e Inglaterra, mientras Patton, jefe de las tropas yankees, decía en la radio que había que enfrentar ya "a esos hijos de puta rusos", y Churchill, el líder inglés, preparaba la traidora Operación impensable para rearmar a nazis presos y junto con soldados británicos atacar traidoramente a Rusia.
A fines de los 80 y comienzos de los 90 del mismo siglo XX, el ingenuo Gorbachov, confiando en las promesas del presidente yankee Reagan y en la palabra de la mentirosa Europa, acepta la reunificación de Alemania y la disolución del defensivo Pacto de Varsovia creyendo en la promesa de EU de que la Otan, que debía también disolverse pero no iba a hacerlo, no crecería ni un centímetro hacia el este para rodear a Rusia. Era una cínica mentira y la engañada Rusia quedó rodeada de países nucleares adversos, dividida y fragmentada.
Pero es que, en 2014, después del golpe de estado promovido por EU que pone en el poder ucraniano a los neonazis, ocurre lo de Minsk, el fraudulento acuerdo que esta vez se traga la actual Rusia de Putin. Lo evidenció cínicamente la Merkel el mes pasado y hace poco el expresidente francés Hollande lo confirmó. Los acuerdos de Minsk se redactaron en 2014 y se ratificaron en 2015. Iban dirigidos a aceptar la seguridad fronteriza reclamada por Rusia y a lograr convivencia y paz entre ella y Ucrania. Esta firmó, pero se negó a cumplir con lo firmado. Alemania y Francia fueron con Rusia garantes de su aplicación. Pero se trataba de una trampa ideada por EU para engañar a Rusia y darle tiempo de armar a Ucrania a fin de que enfrentara a Rusia. La Merkel y Hollande fueron cómplices del engaño y Rusia cayó en la trampa y luchó por su aplicación hasta enero pasado, cuando le quedó claro que EU promovía la guerra y esta era inminente.
La situación rusa era complicada. No responder a la agresión ucraniana y al plan guerrerista yankee del que esta era parte clave era rendirse, pero enfrentar militarmente a Ucrania, que tenía el ilimitado apoyo mediático, político y militar de EU y de Europa le generaría serios problemas difíciles de evitar. A lo largo de los años de Minsk, Rusia había demostrado hasta la saciedad que no quería la guerra y que quería una paz segura resultante de compromisos y acuerdos serios. Las guerras no son humanitarias, son brutales y asesinas. Las guerras se hacen como las hace EU, que es siempre el país que ataca. Se toma el cielo con la aviación, se descargan bombas y se envían misiles y drones que lo destruyen todo; y en cosa de horas o días el país atacado se queda sin agua, luz, teléfonos, medios, hospitales, energía, comunicaciones y hasta sin alimentos, lleno en cambio de edificios y casas en ruinas y de centenares o miles de cadáveres, civiles, sobre todo. Los medios, que son todos del implacable atacante, ocultan los muertos, embellecen el criminal ataque y lo presentan como victoria de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad, como todo lo que hace EU.
Rusia ni quería ni podía hacer eso. No es solo que no es ese su modelo, sino que, para Rusia, Ucrania es un país hermano porque ambos países comparten un origen común y una historia estrechamente ligada, aunque no desprovista de serios conflictos, y por supuesto los ucranianos y las ucranianas son también hermanos y hermanas. Lo que exigía y necesitaba Rusia era garantizar el respeto debido a sus fronteras que todo país requiere y lograr una paz necesaria, para lo que era indispensable desnazificar y desmilitarizar a esa Ucrania neonazi y guerrerista enemiga declarada suya y sierva de EU.
Por eso Rusia, que podía destruir a Ucrania en una semana, preparó y lanzó la Operación militar dirigida a desnazificar y desmilitarizar a Ucrania, una suerte de guerra humanitaria que solo quería atacar al poder neonazi gobernante del país y a su ejército evitando hacer daño a la población civil, a ciudades, escuelas, hospitales y a sus fuentes de energía. Y a abrir vías protegidas por sus tropas para que los civiles que quisieran huir pudieran hacerlo sin peligro. Esa "guerra patas arriba" tuvo un inmediato efecto de sorpresa que pronto se agotó porque la respuesta militar del nazismo ucraniano fue brutal, siguiendo el modelo de EU y utilizando las armas y apoyo mediático que este le daba. Las tropas neonazis cometieron crímenes horrendos, empezando por el de Bucha, de los que acusaron a los rusos. Los medios difundieron eso y el papa fue el primero en condenar sin pruebas a los rusos. Estos trataron de informar la verdad, pero los medios ignoraron sus respuestas. Poco a poco se impuso esa falsa realidad y aunque las tropas rusas destruyeron casi todo el armamento ucraniano, Ucrania siguió recibiendo de EU y Europa toneladas de nuevo armamento y la situación generada por Rusia comenzó a estancarse.
Seguimos en próximo artículo.
Tomado del diario Últimas Noticias.