La injerencista doctrina Monroe está abortada

Martes, 06/02/2024 04:12 PM

La doctrina Monroe es vista por EEUU como la transculturización y motor injerencista de NuestraAmérica y también precisa sus valores socioculturales como patrones o modelo universal, llegando en último término a identificar la historia de los estadounidenses y sus relaciones con los otros continentes como la historia mundial, pues según ellos han sido llamados por Dios para controlar a la humanidad.

EEUU habría sido elegido por el destino para tener en su seno el sentido final de la historia universal: sería el reino de la razón, de la libertad y la autorrealización de Dios, como lo expresa Roosevelt en el "Destino Manifiesto", corolario de la doctrina Monroe.

Esto es una aberración de la geopolítica de EEUU cuyas raíces no van más allá del Renacimiento difundido en el siglo XIX tras conformar una dimensión determinante de la cultura e ideología del mundo capitalista contemporáneo.

Tras esta consideración yanqui se esconde un desconocimiento y desprecio hacia las culturas de las naciones, que develan un estado de constricción mental que les impide entender lo diferente, al asumir la adopción cínica de actitudes paternalistas, además de otras consideraciones más inmorales e inaceptables de explotación y dominación.

Las líneas gruesas de la política de EEUU nunca han cambiado ni siquiera cuando la presidencia y las dos cámaras del Congreso pasan del control de un partido a otro. Eso está históricamente demostrado.

La política exterior de Washington marcada por el injerencismo belicista trazado por Bush padre, Clinton, Bush hijo, Obama, Trump y hoy Joe Biden, se mantiene incólume, pues no admiten la autodeterminación de los pueblos a tal punto que todavía se creen los amos del mundo.

La historia nos dice que los antecedentes más remotos de la política exterior de EEUU dan cuenta de cómo el hemisferio de Latino América ha sido atacado en los últimos doscientos años con intervenciones militares, invasiones abiertas, injerencias políticas y de constantes violaciones a la soberanía de los Estados, prácticamente en todas las naciones de NuestraAmérica o la Patria Grande, por un imperio naciente que se fortaleció después de la Primera Guerra Mundial y emergió como potencia tras la Segunda Guerra Mundial.

Retomando el punto central de este artículo, en 1823 el presidente James Monroe elaboró una declaración de principios basándose en un "destino manifiesto" para invocar su política criminal en materia internacional.

Así la "doctrina Monroe" proclamó el principio estadounidense de "América para los americanos" tras rechazar, además, cualquier intervención desde Europa en América. Esta descontextualizada lógica en la geopolítica está alimentada por la metafísica gringa al considerarse un pueblo elegido por Dios en la búsqueda de la felicidad.

En el referido siglo EEUU inició una voraz guerra bajo la bandera colonialista, saqueo, apoderamiento de territorios, convenios truncados y anexiones. Esta vorágine en la que EEUU mostraba ya su hambre imperial, le permitió agrandar sus trece colonias inglesas en un extenso territorio.

Allí está México a quien le fue despojado más de la mitad de su territorio, el botín de guerra de Puerto Rico y Filipinas, la compra de Alaska a la Rusia zarista, al igual que la de Luisiana a Francia, las inverosímiles anexiones de Florida y Hawai, entre otros despojos de territorios.

EEUU es un ejemplo del imperialista de cómo se edifico tras guerras, la fuerza bruta y cuatro hojas más de etcétera.

A manera de acotación, la historia en sus huellas certifica la existencia de la "República de la Florida" que se mantuvo durante 66 días (desde el 29 de junio de 1817 hasta principios de septiembre) en el momento en que el general Gregorio MacGregor, bajo las órdenes del Libertador Simón Bolívar, tomó militarmente la ciudad de Amelia, situada en la parte nororiental de la Florida que fue brevemente territorio venezolano.

En este discurrir, la tendencia militarista de EEUU colocó también al mundo en la senda de una guerra global contra toda forma de vida en la Tierra en la que no quedaría ni tan siquiera piedras sobre piedras.

Allí están las siete bases militares en Colombia, que elevan su total planetario a 872 lo que no tiene equivalente con ninguna potencia pasada o presente, literalmente insisten en invadir al mundo.

Tal como está planteada la criminalidad estadounidense, lo que está en marcha es el apoderamiento de los recursos energéticos, la biodiversidad y el agua. Este es el fondo de estas virulentas guerras y los poseedores de esos recursos son Estados en su mayoría soberanos que han trazado importantes avances en el ejercicio de su autodeterminación y soberanía.

El núcleo duro del imperio está constituido por un oligopolio de capitales que adoptan la forma corporativa para desde allí tomar las grandes decisiones del "fascismo mundial", tras el armazón de instituciones que le brindan "legitimidad democrática" bajo el dominio de lo privado sobre público. Allí están, por ejemplo, las Naciones Unidas, la OTAN, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, y cuatro hojas más de etcétera, constituidos como expresión de los intereses angloamericanos de las finanzas y del petróleo. La función de esas marionetas es filtrar y adecuar las grandes opciones en materia estratégica, dominio y control del mundo.

Como contraste, la vorágine imperial en la excesiva afición por los gastos militares tanto dentro y fuera, tiene como telón de fondo una de las crisis económicas más severas de la historia del capitalismo salvaje.

La chatarra del dólar como moneda emblemática de su poderío ha sido una herramienta fundamental para controlar al mundo, pero hoy ya no es así, pues tenemos ante nosotros una nueva geoeconomía internacional, otras propuestas y opciones, alternativas que se están distanciando de la yunta petrofinanciera angloamericana que había estado en un papel dominante en el pretérito siglo XX. Esto supone una quiebra de su hegemonía en materia económica y el inicio de su caída financiera como ductor de las finanzas mundiales, que está en pleno desarrollo.

En consecuencia, al revisar la historia de ayer y la de hoy podemos visualizar que el plan expansionista de EEUU configurado desde 1823 con la vetusta y obsoleta "doctrina Monroe" que estuvo actualizada en forma continua y sucesiva por dos siglos consecutivos, las naciones del mundo al unísono le están diciendo adiós no solo a esa criminal doctrina sino también al "sueño americano". Monroe finalmente podrá descansar en paz.

En Venezuela, Monroe no tiene nada que buscar en la Patria de Bolívar, pues a partir de 1998 con la asunción de Hugo Chávez a la presidencia y con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se antepuso la Doctrina Bolivariana, con el agregado de nuestros ancestros, como forma filosófica, liberadora, independentista, antiimperialista, humanizante e inspiradora de las nuevas epistemologías de la Patria Grande.

El Libertador Simón Bolívar, en fecha 5 de agosto de 1829, le advierte al pueblo venezolano y a la Gran Colombia:

"Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad".

Esto lo dijo un hombre que luchó con la pluma y la espada por la independencia de NuestraAmérica, quien además, en fecha 3 de julio de 1822, escribió:

"Me he burlado de la muerte muchas veces, y ésta me acecha delirante a cada paso", así vivió el Libertador, gloria epopeyica de nuestro gentilicio latinoamericano y de la venezolanidad.

Regresando al tema que nos ocupa, la doctrina Monroe es uno de los grandes temas de la historia de las relaciones internacionales del continente americano. Originalmente fue parte del mensaje anual del presidente Monroe al Congreso de EEUU, en fecha 2 de diciembre de 1823, que con el tiempo se convirtió en parte fundamental de la política exterior norteamericana. Mucho de su significado descansa en el hecho de que su esencia ha sido por 200 años parte del pensamiento norteamericano.

El mensaje articuló ideas en la política exterior de EEUU. La representación de la separación geográfica, política, económica y social del mal llamado "nuevo mundo" con respecto al viejo continente, destacando los diferentes intereses estadounidense.

Los principios de Monroe complementaron el arraigado nombre que reciben los planes y programas políticos que inspiraron el expansionismo de EEUU, tras la incorporación de importantes territorios que habían pertenecido al imperio español que se resumen así:

No a cualquier futura colonización europea en el "nuevo mundo", la abstención de EEUU en los asuntos políticos de Europa y no a la intervención de Europa en los gobiernos del hemisferio americano: "América para los americanos".

EEUU inició su expansión territorial no en defensa de la América Latina sino en perjuicio de los países que se habían independizado de la corona española.

Los gringos privaron de su independencia a los pueblos de Filipina, Hawái, Puerto Rico, Haití y República Dominicana; menoscabaron la soberanía de los hermanas naciones de Cuba, Nicaragua, Honduras y Panamá, imponiendo servidumbres políticas, militares y económicas, le segregaron a Colombia su provincia de Panamá, intervinieron en México ocupando por la fuerza al Puerto de Veracruz y la parte de la frontera septentrional.

Esta época fue llamada el "destino manifiesto", el cual se definió, a saber:

"Es un hecho inevitable y lógico que nuestro destino manifiesto es controlar los destinos de América".

A lo que se agrega la proclama de Teodoro Roosevelt, en fecha 2 de abril de 1903:

"Hablad con suavidad y llevad un grueso bastón; iréis lejos", una fórmula que se convirtió en el slogan de la política exterior de EEUU.

Roosevelt, en el mensaje anual de 1904, complementando la doctrina Monroe, formuló el siguiente corolario:

"Si una nación demuestra que sabe actuar con una eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias en materia social y política, si mantiene el orden y respeta sus obligaciones, no tiene por qué temer una intervención de los Estados Unidos. La injusticia crónica o la importancia que resultan de un relajamiento general de las reglas de una sociedad civilizada pueden exigir a fin de cuentas, en América o fuera de ella, la intervención de una nación civilizada y, en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la doctrina Monroe puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra de sus deseos en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer un poder de política internacional".

Asimismo, a través del secretario de Estado, Richard Olney, el presidente Stephen Grover Cleveland hizo saber a Gran Bretaña y al mundo entero que:

"Los Estados Unidos son prácticamente soberanos en este continente y su voluntad es ley para las cuestiones en que intervienen".

Todo esto forma parte de la verdad profetizada por Bolívar acerca de la amenaza estadounidense en el hemisferio de Latinoamérica y el Caribe.

En ese historial, en 1998 triunfa la Revolución Bolivariana, acto que devino nuevos paradigmas tanto para los sectores populares como para la izquierda revolucionaria al igual para el resto de las naciones latinoamericanas y caribeñas, y para esa parte mayoritaria del mundo que durante siglos han sido víctima de las depredadoras, abusivas y criminales prácticas de poderes despóticos, colonialistas del fascismo imperialista.

El Socialismo Bolivariano que irradió Chávez en medio de la noche neoliberal, reinstaló en el debate público latinoamericano y en gran medida internacional, al sustentable sistema socialista.

Hoy ha surgido la necesidad del socialismo como única alternativa real, no ilusoria, ante la inexorable descomposición del capitalismo salvaje que busca solucionar su crisis integral y sistémica preservando los parámetros fundamentales de un orden económico-social históricamente desahuciado que pretende arrasar contra toda forma de vida en nuestra Madre Tierra.

 

 

 

 

 

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