Si no hubiésemos vivido la experiencia del golpe de estado contra Chávez en abril del 2002, quizás nos sorprendería la reacción de opositores que al día de hoy, 22 años después de aquellos tiempos, concluyen una discusión con cualquier “maldito chavista” diciéndole que la solución al problema de Venezuela vendrá cuando Trump gane la Presidencia de los Estados Unidos.
El propio Donald Trump públicamente se encarga de alimentar las esperanzas de los que apuestan a la invasión de Venezuela para salir de la “tiranía” que lleva 25 años gobernando al país.
Semanas atrás el candidato republicano a la Casa Blanca, durante una Convención en Carolina del Norte, entre otras cosas dijo a los presentes “¿Cómo les parece que estemos comprando petróleo a Venezuela? Al irme, Venezuela estaba lista para colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella. Hubiéramos tomado todo su petróleo. Pero ahora compramos petróleo a Venezuela. Estamos haciendo a un dictador muy rico. ¿Pueden creerlo?, nadie puede creerlo.”.
La diferencia sustancial es que Trump tiene licencia para vociferar públicamente sus apetencias injerencistas sobre Venezuela, mientras la ultraderechista María Corina Machado, líder del “fraude electoral” opositor, ni de vaina se permite expresar hoy públicamente cosas como las que en 2019 llegó a afirmar, cuando suplicaba por la intervención armada contra el país como la solución,“…las democracias occidentales tienen que entender que un régimen criminal solo saldrá del poder ante la amenaza creíble, inminente y severa del uso de la fuerza”
A pesar del apoyo electoral que recibió María Corina Machado el 28J, todos sabemos que ella y su gente nunca han estado interesados en “elecciones democráticas, limpias y transparentes”, su objetivo final es tomar el poder a cualquier precio y por cualquier medio. Lo triste es que el desencanto de muchos los ha llevado a creer en el “hasta el final” que la inhabilitada MCM fraudulentamente ofrece.
Es cierto que Maduro no es Chávez y que muchos de los problemas de hoy se padecen podrían ser atendidos de manera distinta. Pero también es cierto que María Corina Machado nunca ha dejado de ser quien es. De asumir el poder político, esta gente no tendrá miramientos ni reparos que tenga que ver con democracia, con minorías, con derechos humanos, ni con nada que se le parezca. Si algo sabe ejercer la derecha es el poder para el dominio y sometimiento pleno.
Ver en las redes sociales la jauría desatada puede servir para alertar a muchos de los venezolanos desencantados, inocentes e incautos que el domingo 28J optaron por María Corina Machado (eligiendo a Edmundo González U.), apostando a un “futuro” y un cambio que no ofrece sino sufrimiento, dolor y miseria para la absoluta mayoría de pobres y de los no tan pobres, en favor de elites exclusivas y minoritarias.