Sin querer queriendo me detuve a oír una perorata de Donald Trump en la Universidad de la Florida; precisamente uno de los estados donde salió favorecido en las recientes elecciones presidenciales. No sé si escogió a ese estado para agradecer al voto latino; sobre todo a la gusanera cubana y al voto de los autoexiliados venezolanos; quienes `permitieron torcer la balanza a su favor. Donde enfiló las baterías; en medio de una andanada de señalamientos y acusaciones nada edificantes que reflejan una ignorancia supina de lo que pasa realmente aquí. Lo que dijo fue a ex profeso y con todo el ensañamiento; o el entorno lo asesoran mal o el tipo miente a sabiendas que lo está haciendo. Para nada se refirió a las 930 sanciones contra nuestro país.
Algunas de las aseveraciones de este estulticia personaje, señalo que el 90% de la población vive en la pobreza; pero no ve en sus adentros, donde viven cerca de 50 millones de habitantes en la extrema pobreza. Un país que se encuentra en franca decadencia; ahogada por una crisis que cada día se hace más peligrosa. Hay algo muy curioso en su intervención, no mencionó para nada al edmundito; a pesar que Biden lo reconoce como el ganador en las presidenciales, junto con la Unión Europea y algunos países latinoamericanos. A Guaido lo llamó "presidente Guaido", nada de "interino" en varias oportunidades. Posteriormente se fue por todo lo ancho contra el presidente Maduro a quien calificó de dictador, narcotraficante y unos cuantos calificativos y amenazas. En el presídium había algunos rostros de venezolanos, pero en especial hizo referencia a David Smolanski, de vieja prosapia anticomunista, militante de Voluntad Popular; connotado desestabilizador de larga trayectoria. Con esta intervención de Trump nos pone sobre aviso que estamos en el ojo del huracán y por los pitos que tocan, la elección de ese halcón de la guerra llamado Marcos Rubio como secretario de Estado. Cualquier cosa es de esperarse de Trump.