El presidente electo el demente, mentiroso y extorsionador Donald Trump, da un manotazo en el tablero geoestratégico al reclamar el control sobre el canal del país centroamericano, resucitar su idea de comprar la isla asociada a Dinamarca y fantasear con la anexión del vecino del norte. En concreto ahora quiere a: Groenlandia, Panamá y Canadá, sin duda estamos en presencia de una persona que está muy cerca de la locura, en tremendo problema metieron los electores estadounidenses a la sociedad de EE.UU, y al mundo con un Presidente que le mete al capricho. Ahora también quiere el petróleo venezolano, pero para coger parco, la Unión Europea, no debe comprar nada a China y la Federación Rusa, sin su autorización. Como dijo el otro se acabó el pan de piquito.
Estamos hablando de vieja aspiración de Donald Trump, de hacerse con el control de Groenlandia, territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. Es la isla más grande del mundo que no forma un continente: una vasta porción de tierra y hielo entre los océanos Ártico y Atlántico de exigua población (56.000 habitantes), pero rica en recursos naturales y valor geoestratégico.
La ambición o la locura lleva a Donald Trump, con el expansionismo subido de tono hacen varios días, en los que ha reclamado el control del canal de Panamá, ha abierto la puerta a una invasión “blanda” de México y fantaseado con anexionarse Canadá, volvió este lunes a poner sobre la mesa el asunto de Groenlandia. Lo hizo, en el interior de uno de sus mensajes en la red social de la que es dueño, Truth. En él, anunciaba que Ken Howery será su embajador ante Dinamarca. Tras cantar las alabanzas de Howery, otro trasplante de Silicón Valley en el Ejecutivo estadounidense es cofundador de PayPal y del fondo de capital de riesgo Founders Fund, al presidente electo le bastó una frase para dar un manotazo al tablero geopolítico: “Para los fines de la seguridad nacional y la libertad en todo el mundo, Estados Unidos, considera que la propiedad y el control de Groenlandia son una necesidad absoluta”.
En el primer Gobierno de Donald Trump, en la Casa Blanca, expreso la posibilidad de Groenlandia, pero los gobernantes del País escandinavo, socio fundador de la OTAN y miembro de la Unión Europea, le respondieron que la isla no vende, “No estamos en venta y nunca lo estaremos. No debemos abandonar nuestra lucha de años por la libertad. Sin embargo, debemos seguir abiertos a la cooperación y al comercio con todo el mundo,
Donald Trump, ha manifestado su interés de meter sus manos en territorio Mexicano, iniciando su intervención con designar a los carteles mexicanos como “organizaciones terroristas” una vez tome posesión el 20 de enero dejó también más preguntas que respuestas. ¿Qué implicaciones tendría esa designación? ¿Supondrá su inclusión en la lista del Departamento de Estado el paso previo para ataques controlados en territorio mexicano para descabezar a esos poderosos grupos dedicados al narcotráfico? ¿Y de qué manera podría el vecino del sur responder a una actuación que puede suponer cruzar una línea roja sin precedentes en las relaciones bilaterales?
No es la primera vez que la idea de designar a los carteles como organizaciones terroristas recorre centros de decisión de Washington. Cuando Hillary Clinton era secretaria de Estado y Barack Obama estaba en su primera presidencia, la política declaró en 2010 en un discurso en el Consejo de Relaciones Exteriores de la capital que la Administración de Obama estaba considerando una especie de Plan Colombia para México y Centroamérica.