Día del trabajo y la esclavitud moderna

Jueves, 02/05/2019 04:26 PM

¿Cuántos y cuántas no han recibido una oferta laborar cuya premisa es "Trabaja desde tu casa"? la mayoría de ellas vienen acompañadas de un pago en divisas (en el mejor de los casos), no existen contratos formales, ni seguridad social, mucho menos beneficios ni nada parecido a bonos de alimentación, pero es un trabajo que cuando no cumple con todo lo que estipula la ley, no solo transforma al sujeto en una pieza más de las fuerzas que mueven las economías, sino lo convierte en un esclavo moderno.

El Estado de Bienestar garantiza un sistema laboral totalitario y mercantilista donde el trabajador o trabajadora cede al empleador (que de ahora en adelante llamaremos patrono) un conjunto de derechos inalienables solo por librarse de variables como transportarse al trabajo o cumplir con determinadas reglas estrictas de socialización en el entorno laboral. La ventana inmediata a la oficina es la computadora y el asiento da igual si es un mueble o la cama. Las jornadas laborales en estos trabajos superan las 8 horas, esto solo se compara con las tareas herejes desempeñadas por Charles Chaplin en Tiempo Modernos.

La teorías al respecto de la esclavitud moderna son mantequilla en arepa caliente, las proyecciones de aumento en la productividad del ser que reducirían las jornadas a 3 o 4 horas se derriten, esto cuando más de la mitad de los 7545 millones de habitantes de la tierra trabajan más de 8 horas, tienen más de un trabajo o mecanismo de ingreso de dinero y seguramente no se sienten más libres (aunque este sea un concepto filosófico).

En algunos países le llaman "trabajo en negro" para evadir impuestos o trabajadores independientes, freelance, empresas colaborativas, subcontratados entre muchos otros términos que mistifican esta nueva condición de "esclavitud voluntaria" o consentida como describe Jean-François Brient en su libro "De la servidumbre moderna" y además adornan el entorno de explotación y rehacen hasta los espacios de trabajo, así que ya el patrono no tendría que pagar por alquilar una oficina sino el explotado paga su propia renta, electricidad, alimentación y conexión a internet entre muchas otras cosas como las que define Guy Debord, en La Sociedad del Espectáculo, donde la dominación absoluta pasa por rediseñar el espacio de desarrollo del ser humano es sus actividades laborales sean intelectuales o no.

El reconocimiento de la clase asalariada pasa por asumir que en la modernidad existe un clase esclavizada que carece de conciencia sobre su alienación o simplemente no quieren asumirse a sí misma como enajenados, sin tomar en cuenta que tan solo con cambiar las relaciones sociales en los procesos de producción tradicionales estarían colaborando al menos en romper un eslabón en la cadena de explotación moderna que en pleno siglo XXI con las nuevas ciencias, avances tecnológicos y utopías todavía, siguen apropiándose del trabajo ajeno.

 

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