(El gobierno antiobrero de Nicolás Maduro)

Leales nunca, traidores siempre a la clase trabajadora

Jueves, 04/07/2019 10:44 AM

El gobierno de Nicolás Maduro representa la mayor traición histórica a los intereses de la clase trabajadora venezolana. La traición de los adecos de hace 60 años se quedó corta con lo que ha ejecutado el gobierno de Maduro a favor del capital mundial y la burguesía local, destruyendo todas las conquistas históricas que durante más de 80 años alcanzamos los trabajadores en Venezuela.

Veamos un breve resumen de los "logros" antiobreros y antinacionales del gobierno madurista:

  • Transformación, o digamos mejor, regresión del aparato económico del país imponiendo un extractivismo minero propio del siglo XIX. Los contratos del Arco Minero del Orinoco son tan favorables a las multinacionales foráneas y tan negativos para los intereses nacionales como los que se firmaron en Venezuela y toda Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX (se puede consultar: Edgardo Lander. Comentarios sobre el Acuerdo con la Gold Reserve. 16/08/16 - www.aporrea.org/contraloria/a232524.html).

  • Destrucción del aparato productivo nacional debido a la corrupción y mala administración de las empresas públicas, unido a los efectos de una política económica absurda e irresponsable.

  • Destrucción de la capacidad de compra del salario de los trabajadores venezolanos, hundiéndolo a niveles muy alejados incluso de los salarios mínimos más exiguos de los países con las economías más débiles de la región (como Haití). Con un salario mínimo de 5 dólares mensuales, el trabajo en Venezuela se ubica en condiciones de esclavitud, semejándose a la época pre independentista.

  • Desaparición de las prestaciones sociales o pago de antigüedad por años de trabajo. En el pasado reciente el pago de las prestaciones sociales representaba una especie de seguro o garantía para los trabajadores al momento de culminar la relación laboral. Con el cobro de las prestaciones un trabajador podía adquirir una vivienda, un vehículo, electrodomésticos y otros bienes imprescindibles para la familia. Hoy en 2019 las prestaciones que cobra cualquier trabajador por 25-30 años de servicio ininterrumpido, no alcanzan ni para pagar una carrera de taxi. Maduro, nuestro flamante (o digamos mejor, farsante) presidente obrero, simplemente las desapareció.

  • Desconocimiento de todas las contrataciones colectivas de la administración pública, mediante el memorándum 2792 del ministerio del trabajo de octubre de 2018. Al desconocer todas las conquistas derivadas de más de 70 años de celebración de contrataciones colectivas con las distintas federaciones y sindicatos nacionales, el gobierno ha desconocido simultáneamente la figura organizativa de los sindicatos como legítimos representantes de los trabajadores, y desconoce simultáneamente a la Ley del Trabajo aprobada por Chávez en 2012. Maduro ha impuesto una nueva doctrina laboral fascista que desconoce completamente la constitución y las leyes que se suponía vigentes en Venezuela.

  • Destrucción de todos los servicios públicos, como la electricidad, el agua, el gas, la telefonía fija e inalámbrica, el transporte urbano e interurbano, y los servicios de información representados en televisoras, emisoras de radio y diarios nacionales y regionales. Esta destrucción golpea considerablemente las condiciones de vida de las familias trabajadoras, particularmente en el interior del país. Los constantes apagones, la escasez y carestía del gas doméstico, la falta de agua por semanas y meses, la desaparición de los servicios de Cantv y Movilnet, la casi desaparición y alto costo del transporte, y la inexistencia de medios de comunicación donde denunciar todas estas calamidades. Esta es la realidad cotidiana de los trabajadores y sus familias en Venezuela.

  • Debilitamiento y proceso de colapso en las instituciones educativas públicas y todo el sector salud oficial. Desde los preescolares hasta las universidades públicas están en vías de desaparición, por el éxodo de estudiantes y profesores, y problemas cada vez peores de falta de presupuesto que imposibilitan todos los procesos académicos y administrativos de escuelas y universidades. La infraestructura del sector salud y educativo también están en vías de colapso por la falta de mantenimiento y reparaciones, los constantes robos y desvalijamientos. Las familias trabajadoras no cuentan con los más elementales servicios de salud, ni pueden enviar a estudiar a sus hijos pues sus mínimos ingresos han obligado a miles de jóvenes a abandonar sus estudios e integrarse prematuramente al mercado laboral (en muchos casos, emigrando del país). Los míseros sueldos de médicos, maestros, y del resto del personal, han desatado una migración al exterior que en algunas profesiones se acerca al 50 % de los profesionales que se han ido del país. Hoy en el gobierno de Nicolás Maduro los derechos constitucionales a la educación y la salud prácticamente han dejado de existir.

En resumen, los trabajadores venezolanos han visto caer sus condiciones de vida y de trabajo a niveles pre-petroleros durante el período de Nicolás Maduro.

Este gobierno es un verdadero traidor a la clase obrera. Ha pisoteado y desconocido completamente derechos que se habían logrado desde las décadas de 1930 y 40 del siglo pasado. El trabajo como fuente de riqueza y canal de superación personal, familiar y social, ha dejado de existir. Hoy impera un régimen de esclavitud salarial donde el ingreso de un trabajador no permite ni siquiera alimentarse más de uno o dos días al mes. La miseria, el hambre, la desnutrición, la ausencia de servicios públicos, la inexistencia de salud y educación, son hoy el pan de cada día de un trabajador y su familia. Hoy en día un trabajador no puede ni siquiera morirse, porque crea problemas insalvables para sus familiares que no pueden costear ni siquiera el velorio y la urna, mucho menos el entierro o cremación. Hoy en día trabajador que se enferma se muere (o cualquier miembro de su familia), porque no hay centro de salud al cual pueda recurrir y no posee recursos para costear la compra de las más elementales medicinas para tratamientos comunes.

Maduro es sin duda un presidente antiobrero. Así será recordado por la historia. Su paso por la presidencia ha sido peor que el de Atila por Europa. Como elefante suelto en una cristalería, Maduro arrasa diariamente con todos los derechos sociales que en más de medio siglo de luchas obreras se conquistaron y consagraron constitucionalmente.

La próxima llegada a Venezuela de una delegación de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) debe servir para que las organizaciones clasistas de los trabajadores le presenten las múltiples denuncias sobre esta realidad que aquí hemos relatado. Maduro y su combo de lacayos del capital trasnacional deben ser denunciados dentro y fuera del país como lo que son, vulgares traidores y negadores de los más elementales derechos laborales y sociales.

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