Presidente Maduro, por favor pague prestaciones sociales a jubilados de universidades públicas

Sábado, 28/09/2019 04:30 PM

El Poeta hermano, Maestro de Maestros, amigo, padre y compañero de viajes Gustavo Pereira (Padre del Preámbulo de la actual Constitución Nacional de 1999) me suele indicar a cuántos dólares equivalía su salario de profesor universitario entre 1982, 1983 y 1984; cuando se marchó a Francia a estudiar en La Universidad de París (llamada La Sorbona, por la plaza homónima frente a su sede principal) el doctorado en literatura hispanoamericana, cuya tesis final es hoy un libro fundamental para desentrañar la identidad cultural y política de Venezuela y demás países latinoamericano: "Historias del paraíso". Sin traer a colación esas cifras de entonces, me señala que con aquel humilde emolumento pudo cubrir sus gastos básicos, pues no tuvo el beneficio de ninguna beca de entonces, por cuanto las autoridades adecas de la Universidad de Oriente y los copeyanos del gobierno de turno, no lo veían a él con buenos ojos por ser ese hombre de izquierda que siempre ha sido; cuya solvencia moral y ética –valores consustanciales con su extraordinaria condición de humanista y profesional probo— no tiene parangón ante el más encumbrado adeco o copeyano alguno del siglo veinte, y del siglo veintiuno.

Otro gran intelectual de izquierda, Maestro de Maestros, Poeta de los más cultos de América, notable hombre de letras, docente de incalculable valor; príncipe de la amistad, de la fraternidad, de la utopía y ciudadano perenne de La Torre de Segismundo en su merideña morada de la Avenida Las Américas; nuestro célebre y hoy olvidado Poeta (con mayúsculas) Lubio Cardozo, también me cuenta de glorias pasadas, cuando el salario de profesor e investigador de la Universidad de Los Andes —donde me dio clases en 1986 cuando yo cursaba la licenciatura en Letras—; que su sueldo le permitía comprar libros, mantener a su familia, realizar viajes para investigar y vivir de manera tranquila; por cuanto podía satisfacer sus necesidades primarias sin tantas premuras. Converso con él la tarde este 27 de septiembre de 2019, y me dice lo siguiente: "A mi no me duele tanto que no me tomen en cuenta a mis 80 años para hacerme homenajes ni para figurar en nada; me preocupa que el salario miserable que cobro como profesor titular jubilado de la ULA no me alcanza para comer más que una vez al día, y ya ha he perdido varios kilos de peso". ¿Eso le dice algo a usted, señor ministro del "poder popular" para la "educación superior", abogado César Trompiz?

Otro notable Poeta, profesor de letras de la ULA de los más inolvidables, quien fuera amigo de Pablo Neruda incluso, Maestro de Maestros, nuestro escuqueño Ramón Palomares, en su condición de profesor titular, murió en 2015 percibiendo un salario miserable. Su viuda, nuestra hermana del alma, amiga entrañable y madre de inestimable valor humano, la doctora María Eugenia Chávez de Sánchez, percibe al día de hoy la Pensión de Sobreviviente que bien merece la pena sea investigada de manera jurídica, legal y ética por las máximas autoridades del gobierno, por cuanto se han cometido muchas injusticias contra su persona, para percibir la miseria económica del beneficio del sueldo del poeta Palomares. Incluso, yo la acompañé a una reunión con el Vicerrector Administrativo ULA, a los pocos meses de la muerte del poeta, para asesorarla en el reclamo justo y legal de que se le incorporara a nómina. Para mencionar sólo una de las dolosas injusticias flagrantes de la ULA contra la Dra. María Eugenia Chávez de Sánchez, denuncio por este medio que el pasado mes de julio de 2019 la Universidad de Los Andes sólo le pagó de bono recreacional (llamado también Bono Vacacional Agosto) la suma de DOSCIENTOS SESENTA Y CINCO MIL BOLÍVARES (Bs. 265.000,00), mientras un profesor titular jubilado y un profesor asociado jubilado de cualquier universidad pública (UDO, LUZ, UCV, entre otras) recibió un monto superior a OCHOCIENTOS TREINTA MIL BOLÍVARES (Bs. 830.000,oo).

Ante su reclamo por la desproporción de montos percibidos entre Bs. 265.000 y Bs. 830.000, las autoridades de la ULA le arguyeron que eso se debía a que "el profesor Palomares era licenciado y no doctor". Aclaro lo siguiente: la prima por doctorado dentro del bono de vacación y recreación no alcanza los cien bolívares. Aún así, 365.000,oo bolívares no alcanzan ni al 50% del mencionado bono recreacional. En tal sentido, demando al ministro de educación superior, abogado César Trompiz (si realmente sabe algo de justicia) que se aboque a investigar este caso particular que afecta a la viuda del Poeta Ramón Palomares —sin dudas, una gloria de las letras nacionales de todos los tiempos—; puesto que afecta sistemáticamente a sus dos hijos y a su eterna compañera, quien además es una señora de la tercera edad. Al mes de septiembre de 2019 sus quincenas de la Pensión de Sobreviviente ULA es de Bs. 75.000,oo, lo cual es muy dudoso pago para la escala actual de un profesor titular.

Puedo señalar otros casos de profesores eminentes, que son grandes poetas, narradores, investigadores y que han dejado al país una contribución inestimable a su cultura, a su desarrollo y a su identidad como país; que se comieran las verdes desde la trinchera política de la izquierda verdaderamente revolucionaria en tiempos de dictadura perezjimenista y del Puntofijismo — mucho antes que la izquierda fuera gobierno (1998-2019)—; y que hoy no pueden subsistir con un salario de miseria que no pasa de los doce (12) dólares; pero referiré el caso de otro Maestro de Maestros, humanista intachable y traductor al español (por petición de Hugo Chávez) del filósofo marxista húngaro Itsván Mészáros (profesor emérito de la Universidad de Sussex y de la Universidad de York), nuestro fraterno profesor jubilado de la UDO Eduardo Gasca, cuyo salario de miseria tampoco le alcanza para vivir sanamente su senectud. También menciono el caso de otra viuda de Poeta eminente, de un ciudadano sin fin en la alegría, la bonhomía y las utopías como lo fue Orlando Pichardo, profesor jubilado de la UCLA Barquisimeto; quien hoy su viuda y sobreviviente, la poetisa, actriz y profesora Magda Sibira percibe el mísero sueldo de tan grande humanista y luchador social de nuestra mayor reserva moral de aquellos y estos tiempos.

Refiero todos estos casos porque aunque no me considero un anciano todavía, me preocupa que a mis 53 años apenas puedo comer una vez al día (sin consumir carne, pollo, pescado, huevos, queso ni lácteos) al estilo vegetariano sin ser vegetariano, porque las dos últimas quincenas de Bs. 132.725,oo que percibo del estado a través de la Universidad de Oriente (después del ajuste de tablas salariales del mes de agosto de 2019), no alcanzan para comer de manera balanceada. Peor aún es mi situación después de tres años esperando el pago de mis prestaciones sociales e intereses de pasivos laborales por concepto de jubilación; pues di clases en la Universidad de Oriente durante 25 años, entre mayo de 1991 y agosto de 2016. Me he pasado todo este tiempo a la espera de alguna información de ese pago legal pendiente, que también es la esperanza de otros tres mil jubilados de las universidades públicas de Venezuela, desde 2015 hasta 2018. Nada se nos informa al respecto.

El ex ministro Hugbel Roa se paseó como Pedro por su casa en ese ministerio sin encarar esas deudas sociales tan sensibles para obreros, administrativos y docentes universitarios; dedicado como estuvo a su lucrativo Petro y a los pasillos de Miraflores. El heredero del cargo, el actual ministro de 33 años de edad y ex rector de la Universidad Bolivariana de Venezuela, César Trompíz (nacido en Puerto Ordaz, estado Bolívar, el 4 de septiembre de 1986, quien adolece "de un título de doctor, además de no reflejarse en su curriculum, una trayectoria académica con el escalafón de Asociado o Titular a dedicación de tiempo completo o exclusivo que exige la ley, para ejercer el rectorado de una universidad nacional experimental o politécnica del país", según su nota biográfica, aparecida en https://puntodecorte.com/curriculum-cesar-trompiz, del 3 de junio de 2018, antes de ser ministro), ni siquiera ha mencionado esta materia desde que asumió el cargo.

Produce dolor de muelas, para decirlo en sentido figurado, que el actual Ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria, el abogado César Trompiz, sea un funcionario de dudosa cualificación para el cargo, a pesar de desempeñarse durante año y medio como ex rector de la Universidad Bolivariana de Venezuela, "sin méritos a la trayectoria académica ni méritos académicos, que exige el marco legal venezolano" refiere la nota biográfica citada. Este joven ex rector y flamante ministro es conocido además por "reiterados actos de demagogia, acompañados con el uso de un verbo gastado y panfletario", según ese mismo portal de internet.

Sobre esa injusta falta de programas de pagos de prestaciones sociales y pasivos laborales pendientes, considero que este año 2019 se debe cancelar total o parcialmente un monto no inferior a cinco mil dólares ($.5.000), o su equivalente en moneda nacional para el caso particular de los profesores (aproximadamente cien millones de bolívares al cambio oficial vigente); considerando la enorme pérdida del valor del bolívar estos últimos treinta y seis meses. Además, ya no tiene sentido pagar prestaciones sociales mediante el sistema de bonos Petrorinoco. Mientras más se tarde el Estado en asumir responsablemente esta deuda social más nos condena a la miseria material, a la desnutrición por la falta de una adecuada alimentación, a las enfermedades crónicas, a la ansiedad existencial y a la pobreza extrema.

De modo muy personal tengo meses declarándome en pobreza crítica y pobreza extrema, de manera muy seria y sincera porque no estoy jugando carritos cuando lo expongo públicamente; ni tengo tapujos sensibleros hipócritas para ocultar mi verdadero estado material ante las actuales circunstancias socio-económicas de la República Bolivariana de Venezuela. ´Mal que le suene a muchos camaradas del país, verdades son verdades, y he seguido siempre la senda de la verdad, y no voy a cambiar ese rumbo, duélale a quien le duela. Para quienes no tenemos medios de sustento ni ingresos alternativos, los salarios actuales de miseria de las universidades públicas venezolanas en sus cinco escalafones a dedicación exclusiva (Bs. 157.169; 161.747; 203.456; 235.015 y 282.061 respectivamente, para las categorías Instructor, Asistente, Agregado, Asociado y Titular—con la condición de doctorado o PhD en los dos últimos—) nos convierte en tristes miserables, peores que los de Víctor Hugo; pero eso no le duele al gobierno ni a sus flamantes ministros.

Por último, resulta una paradoja que para ese cargo de ministro de educación superior en Venezuela valgan más los cognomentos populacheros de camarada, compatriota, rodilla en tierra, chavista, madurista, patria socialista, venceremos, leales siempre traidores nunca; que el de profesor titular e investigador con PhD (doctorado), obra publicada y reconocimiento académicos concretos, a nivel nacional e internacional. ¿Será por ese camino de la burocracia cooperante que vamos a convertir a la Venezuela potencia en una nación desarrollada, autosustentable, independiente y con absoluta soberanía tecnológica y alimenticia? Una acción de buena fe sobre esta problemática de la penuria universitaria puede empezar por discutir y aprobar, con carácter de urgencia, la IV Contratación Colectiva Única para ajustar todas las primas y el bono de alimentación a un nivel de mediana aceptación, dado que será imposible que el salario pueda cubrir el costo actual de la canasta básica nacional. El artículo de Henry Escalante aparecido en aporrea.org el 26-27 de septiembre de 2019, sobre esta materia, es bastante esclarecedor. Si no se hace algo concreto en el mediano plazo, habrá muchos muertos por el hambre, las enfermedades y la pobreza extrema en el seno de las universidades públicas venezolanas.

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