Capacidad adquisitiva del salario de hambre sigue bajando a pesar del mezquino aumento oficial

Luchar por un Salario Mínimo al nivel de la Canasta Básica y respaldar el Amparo para que se cumpla el Artículo 91

Domingo, 20/10/2019 02:45 PM

La capacidad adquisitiva del salario de hambre sigue bajando a pesar del mezquino aumento oficial.

Con voceros no oficiales, de manera nada seria y hasta con burla, el gobierno dió a conocer a mediados de octubre su decisión de aumentar el Salario Mínimo a Bs 150.000 y la compensación de Cesta Ticket también a 150.000, para un Salario Integral de Bs 300.000 mensuales. Como ya es costumbre, el Salario Mínimo es fijado por el gobierno de Nicolás Maduro sin tener en cuenta la norma constitucional que en su Art. 91 establece que el SM debe tener como una de sus referencias el costo de la Canasta Básica.

El gobierno no calcula o no informa públicamente el costo de la Canasta Básica y, por supuesto, la fijación del salario es a capricho y no tiene nada que ver con la cobertura de la misma, siendo su aumento y el monto asignado un porcentaje muy pequeño o una fracción casi insignificante del costo mensual de los alimentos, bienes esenciales y servicios básicos (que es la definición de la Canasta Básica). Es obvio para cualquier venezolano y para cualquier trabajador que el SM apenas alcanza para cubrir los gastos familiares de un sólo día y no el costo mensual de la manutención de una familia promedio (30 días). Pero esto no sólo ocurre con la Canasta Básica, sino que tampoco alcanza a cubrir una parte significativa de la simple Canasta Alimentaria. Por eso es verdaderamente un... ¡Salario de Hambre!

Cómo el gobierno no cumple con el cálculo de la Canasta Básica tenemos que recurrir a cálculos realizados por organizaciones sociales de los trabajadores. Entre éstos están los del CENDA y los del CENDAS-FVM, con ciertas diferencias entre uno y otro por sus definiciones, indicadores y metodologías.

Según el CENDA, Costo Mensual CAT (Canasta Alimentaria de los Trabajadores), fue en septiembre 2019 de Bs. 3.724.390,25 equivalentes a $ 177,13 siendo el Salario Mínimo Mensual Bs. 40.000 SM desde el 16/04/2019, equivalente a $ 1,90 (tomando en cuenta la tasa de cambio oficial para el 30 de septiembre, de Bs. 21.026,08 x 1$ EUA). El Poder Adquisitivo del Salario Mínimo Real alcanzó tan solo para la adquisición del 1,1 % de la CAT y el Poder Adquisitivo del SM+Ticket Alimentación fue del 1,7 % de la CAT.

La Variación Intermensual del SM fue del 49,1%, por Bs. 1.225.643,56 en el lapso del mes. La Variación Acumulada a los 9 meses del Año fue del 3.445,6 %, por Bs. 3.619.347,02 en esos meses de 2019. Y la Variación Anualizada Septiembre 2018 - Septiembre 2019 fue del 30.398,9 %, por Bs. 3.712.178,70. En comparación con meses anteriores, el Poder Adquisitivo Real del SM experimentó un descenso.

Con estos datos, CENDA estimó que una familia promedio necesitó de 93 salarios mínimos oficiales sólo para cubrir sus gastos básicos en alimentación y que el SM tiene un déficit del 98.9 % (Bs. 3.684.390,25 ) para poder adquirir la canasta alimentaria completa para el grupo familiar del trabajador o trabajadora. Un trabajador necesitó de al menos Bs. 124.146 diarios (3 salarios mínimos de Bs 40.000) para alimentar a su familia, sin abarcar otros gastos en productos básicos y servicios. Pero, con dos ingresos salariales más cesta ticket una familia tampoco pudo satisfacer los requerimientos alimentarios más allá de un sólo día en el mes.

Con una variación intermensual calculada por CENDA en Bs. 1.225.643,56 en el mes de septiembre, si ésta se sostuviese para octubre, ya el nuevo aumento del SM a Bs 150.000 (incluso si tomamos el SM + Cesta Ticket = Bs 300.000), estaría perdiendo buena parte de su poder de compra al momento de empezar a cobrarlo, reproduciendo o empeorando la misma situación anterior al ritmo de la inflación: el salario no alcanza ni para la alimentación por un par de días y una parte considerable de él se consume con el propio desplazamiento para llegar al centro de trabajo.

Entre la última quincena de septiembre y la primera de octubre, una persona que tuviese que tomar una buseta de transporte para ir y regresar de su trabajo, tenía que consumir totalmente su salario mínimo, nada más en su traslado, sin quedarle para nada más. Ni las cajas CLAP ni los bonos ocasionales compensan esta carencia de ninguna manera, ni cuantitativamente ni cualitativamente. Ni los peores gobiernos neoliberales han ocasionado semejante catástrofe.

La escalada de los precios ha sido tal frente a escandalosa precariedad salarial, que el el monto calculado por CENDA en agosto para toda la Canasta Básica, de 3.595.488,29 =U$$ 175,29 (al cambio oficial) quedó incluso por debajo del monto alcanzado por la sola Canasta Alimentaria en septiembre (Bs. 3.724.390,25). Los cálculos de la Canasta Básica no suelen hacerse mensualmente, por lo que nos vemos obligados a referirnos por lo menos a la Canasta Alimentaria. Y estamos tomando las cifras más bajas del cálculo, porque la otra fuente informativa conocida que es CENDAS-FVM (Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros) que estima montos más altos, reportando que al cierre de septiembre de 2019 el precio de la Canasta Alimentaria Familiar se ubicó en 6.759.831,93 bolívares, registrando un aumento de 25,7%, equivalente a Bs. 1.381.566,27 más con respecto al mes de agosto de 2019. El incremento en el costo de la canasta alimentaria de un mes a otro ya es, por sí mismo, superior a decenas de salarios mínimos.

Por eso decimos que en Venezuela prácticamente no hay salario o estamos a SALARIO CERO, un salario de semi-esclavitud. Es una violación monstruosa de nuestros derechos con consecuencias calamitosas para la vida de las familias, e impone un régimen terrible de superexplotación y destrucción del trabajo. Estamos hablando apenas de la cobertura de Canasta Alimentaria (sobrevivencia biológica), mientras que la disposición constitucional (Art. 91), es que la referencia sea el costo de la Canasta Básica (alimentos+bienes esenciales+servicios).

De manera que el reciente aumento anunciado por el gobierno (de 150 mil de salario mínimo + 150 mil de cesta ticket para quien la recibe) no representa un cambio en la miserable situación, más allá de que por algunos días, en vez de poder comprar con él, por ejemplo, una sola latica de atún, se puedan pagar seis, o que en vez de comprar un sólo cartón de huevos al mes para toda la familia, alcance transitoriamente para adquirir algunos otros productos adicionales para alimentarse durante tres o cuatro días a lo sumo. Pero eso con la tendencia a ir disminuyendo la capacidad de compra a medida que la inflación siga avanzando y el salario deba esperar por otro aumento en los próximos seis meses.

Cuando vemos la relación entre el salario mínimo y su valor en dólares a tasa oficial, observamos que se le ha mantenido anclado en $ 7,5 al momento de decretarlo; valor que en los meses siguientes se coloca por debajo y ni se diga al cambio paralelo que predomina en muchas de las transacciones económicas. Si vamos al valor en dólares de las canastas alimentaria y básica, según los diferentes costos dados, la primera ronda entre los 200 y 400 dólares y la segunda entre 400 y 600, dependiendo de la fuente estadística que se tome.

Se comenta que lo que pagan los patronos privados suele estar por encima del salario mínimo fijado por el gobierno, pero éste está tan bajo que las empresas hasta se ven obligadas a superarlo para no perder al personal y para no desestimular demasiado la producción, pero de todos modos son salarios que están por debajo del criterio mínimo constitucional (el costo de la canasta básica).

Desde los sectores empresariales y a nivel de la "opinión pública" siempre se ha difundido la idea de que los aumentos de salario son peores porque supuestamente provocan más aumentos de precios e inflación, pero todos sabemos que los precios aumentan de todos modos hasta el punto de limitar por completo nuestra posibilidad de adquirir lo más elemental para la subsistencia.

Por otra parte, los salarios reales han bajado tanto, sobre todo en los últimos dos años, que incrementos porcentuales muy altos no representan casi nada desde el punto de vista de la capacidad de compra para el trabajador, aunque el gobierno y los empresarios se siguen ahorrando mucho dinero o incrementando ganancias con una mano de obra tan barata, casi gratuita.

Otro argumento que se suele dar es que no hay producción para sostener mayores incrementos salariales y que el Estado no tiene más recursos, que la economía nacional no lo aguanta; pero sucede que el Estado sigue extrayendo los recursos del país para alimentar a la corrupción y los negocios de los privilegiados, así como para pagar deuda corrupta e ilegítima que el pueblo no contrajo y que no le benefició. Para poder aumentar la producción de alimentos y mejorar la economía habría que discutir con participación del pueblo otro tipo de economía y medidas muy diferentes a las que aplica el gobierno burocrático o a las que se plantean los empresarios de la oposición, que no van en función del bien común sino de intereses de sectores poderosos. Esta discusión la debemos reclamar y en ella la clase trabajadora puede demostrar que sí hay recursos y que hay otras alternativas en favor del pueblo. Nunca habrá recursos suficientes para el pueblo y para los que vivimos del trabajo mientras los "administren" las burocracias, las mafias y los capitalistas.

Por eso no debemos ceder en el reclamo del derecho y de que se cumpla lo que está en la Constitución, pero que la burocracia y el capital no lo aplican ( el salario mínimo = canasta básica, según el Art 91 CRBV). A partir del reconocimiento de ese derecho podemos discutir cómo garantizarlo. En este sentido es muy importante que las crecientes luchas obreras y populares enfoquen correctamente el reclamo y no nos limitemos a pedir en abstracto un "salario digno", porque la medida concreta la establece la Constitución y es el costo de la canasta básica como nivel y condición mínima para poder vivir con dignidad el trabajador o trabajadora y su familia: con cobertura de las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales.

Mientras tengamos este salario mínimo miserable perderán su sentido las convenciones colectivas que tengan esa base como punto de partida y eso es lo que busca el infortunado Memorando 2791 del Min. Trabajo: comprimir los salarios alrededor del mínimo.

Por todo esto, Marea Socialista pone a la disposición su iniciativa de haber introducido un Amparo en el TSJ para que se haga cumplir el Art 91, el cual no ha sido respondido por los magistrados de la Sala Constitucional (¡un año y varios meses de silencio!).

No se trata de que nos supeditemos al TSJ como un organismo que en definitiva también es burocrático, gobiernero y patronal en su naturaleza y conducta, sino que es una manera de llevar adelante una campaña que ayude a los trabajadores a ser más conscientes de sus derechos, a desenmascarar al Estado capitalista-burocrático y a los patronos, a organizarse y movilizarse en torno a ese reclamo, porque en última instancia nuestros derechos sólo se hacen valer si generamos una correlación de fuerzas favorable y desarrollamos la lucha.

Por eso siempre convocamos a la clase trabajadora, a los sindicatos y al espacio de Trabajadores en Lucha en quel participamos, cada vez que llevamos un escrito del Amparo al TSJ. Si nos movilizamos unidos, con fuerza, persistencia y claridad, nacionalmente, podemos ganar terreno en esta pelea.

Con este fin venimos ofreciendo talleres para organizaciones de trabajadores sobre Art 91 y contra Memorando 2792. Hemos acudido al TSJ con algunos sindicatos y dirigentes sindicales para su adhesión al Amparo y hemos entregado en varias oportunidades firmas de trabajadores de empresas privadas y del sector público en respaldo a este Recurso; campaña a la que invitamos a sumarse con comités en todos los sectores laborales y conformando una instancia nacional de lucha por la aplicación del Art 91.

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