El calvario de los jubilados Pdvsa

Lunes, 11/11/2019 01:39 PM

"La petroadicción y la globalización consumista-materialista que hoy se pretenden mantener o imponer en el mundo conspiran contra la salud…".

Frank Bracho (Petróleo y Globalización, ¿salvación o perdición?, pág. 173)

El tema de los jubilados de Pdvsa lo hemos abordado en varias oportunidades; en primer lugar, porque nos toca de cerca y en segundo término, porque se ha convertido en una de las deudas pendientes que tiene el Estado venezolano con un colectivo de trabajadores, quienes brindamos los mejores años de nuestra vida productiva al país.

Es indudable que la situación económica por la cual atraviesa Venezuela, impulsada por una guerra económica desatada por el imperio norteamericano y hoy ejecutada por sus lacayos de la oposición, nos ha hecho un gran daño a los jubilados petroleros, quienes no escapamos de ella.

A todo el anterior cuadro se suma la deplorable realidad a la cual han conducido a Pdvsa sus actuales dirigentes, quienes fueron designados a dedo y son los legítimos herederos de la administración "roja rojita" del "Virrey petrolero" Rafael Ramírez, quien traicionó al propio Comandante Hugo Chávez.

El problema heredado es de tal magnitud que no sólo es el resultado de una mala gestión, sino que además es la consecuencia de un destino marcado y planificado para una empresa, la cual era el orgullo del país.

Hoy Pdvsa se ha convertido en el plato más apetecible para las trasnacionales de nuevo signo (rusas, chinas, vietnamitas, iraníes, indias y unas pocas gringas) quienes merodean a la primera industria venezolana y son – presuntamente - su tabla de salvación.

Por los pasillos de Pdvsa en La Campiña y en otros centros del país ya son algo más que en un rumor, los comentarios sobre las exigencias de empresas petroleras como Rusneft, Gazprom, CNPC, Corporación Nacional de Petróleo China, Petro Vietnam, CPS de la India, etc.

Las citadas trasnacionales, quienes no se diferencian mucho de la conducta de las siete hermanas gringas, piden al Estado venezolano para poder entrar en asociación con Pdvsa e invertir en el país, la liberación de la industria petrolera de sus pasivos laborales.

Igualmente exigen la limpieza de su gruesa nómina y liberarse del colectivo de jubilados, abultado por el "Virrey rojo rojito", quien dejó un número de más de 150 mil trabajadores y unos 30 mil jubilados, cosa que no es negocio para cualquier empresa petrolera.

La estrategia del "Virrey de las Finanzas" y "Zar petrolero" Rafael Ramírez Carreño era la de convertir a Pdvsa en su plataforma política para su candidatura presidencial, pero ¡oh milagro!; el Comandante Chávez, antes de partir, nombró como su sucesor al "autobusero" Nicolás Maduro Moros y no al "genio de las finanzas", el hoy defenestrado RR.

El asunto es que actualmente quienes dirigen a Pdvsa, encabezados por un MG, se hacen los locos y desde su nombramiento sólo han sabido ignorar y burlarse de los jubilados, a quienes en realidad deberían considerar como un verdadero y potencial salvador, ya que demostró cuando el paro petrolero que podía levantar la industria y su producción.

Actualmente el mapa que presenta Pdvsa es deplorable. Refleja en sus balances una producción rallando los 600 mil barriles diarios – con tendencia a la baja - y con unos pasivos laborales, ambientales y tecnológicos en vías de depreciación.

El cuadro real es que el futuro de los trabajadores activos (muchos han emigrado) y el de los 30 mil jubilados, la mayoría fuimos formados y capacitados por Pdvsa y representamos un capital humano que no podría ser despreciado por cualquier país en vías de desarrollo.

Mucho menos dejado a un lado, por una potencia con unas reservas probadas de petróleo de más de 300 mil millones de barriles en "situ", las cuales son la envidia para cualquier país en el mundo que quisiera asegurar el futuro de sus habitantes.

En plena Revolución Bolivariana y con una madurez como la alcanzada por Venezuela, como herencia de las trasnacionales americanas en el campo de la industria de los hidrocarburos, no podría darse el lujo el Estado de dejar a Pdvsa a la deriva por ser un pilar de vanguardia en el campo petrolero de América Latina.

Mientras el tiempo pasa, el peloteo, la falta de respeto y la poca seriedad para el colectivo de jubilados por parte de la Casa Matriz, representa un credencial no muy propio de un Estado revolucionario heredado del Comandante Hugo Chávez, quien consideraba a Pdvsa como una colina y el principal puntal para el desarrollo del país.

Si bien es cierto reconocemos que la herencia petrolera dejada al Gobierno del Presidente Nicolás Maduro no está en su mejor momento, sabemos que es un hecho para la Revolución Bolivariana en manos de un Presidente Obrero, quien debe honrar su palabra y pagar la deuda contraída con el colectivo de jubilados de la industria.

Un ejemplo de inversión y de ahorro se construyó en Pdvsa para asegurar así el futuro de los trabajadores petroleros, activos y jubilados.

La existencia de un Fondo de Pensiones con haberes, inversiones e intereses, más bienes e inmuebles que superan los 7 mil millones de dólares, son un hito histórico, legal y financiero que espera hoy por la justicia.

El colectivo de jubilados, al cual se le adeudan intereses y ahorros acumulados de muchos años, con la llegada de la Revolución, los mismos se convirtieron en un pasivo laboral.

A los jubilados se les debe cumplir a la luz de la Constitución Bolivariana de 1999, porque la deuda se ha convertido en un adefesio laboral.

El robo descarado cometido por un falso revolucionario "rojo rojito" y sus secuaces a todo el colectivo de jubilados de la industria petrolera y petroquímica nacional, es una vergüenza para el Estado venezolano y para la Revolución Socialista.

Con el dinero de los años de trabajo de los hombres del petróleo se ha cometido un vergonzoso agravio y un saqueo. Dichos recursos han sido malversados, por lo cual alguien debe dar la cara ante la justicia venezolana.

Son millones y millones de divisas con las cuales se hicieron negocios no autorizados por la Ley. Los estatutos del Fondo de Pensiones de los jubilados petroleros fueron alterados y violados (art. 33), se realizó un adefesio jurídico que debe enmendarse a la luz de la Constitución, las leyes y la justicia de la República.

El problema ha sido planteado - con pelos y señales - a las instancias del Poder Moral como la Defensoría del Pueblo, la Contraloría General de la República y la Fiscalía General de la República.

Igualmente la situación es del conocimiento del Presidente Obrero Nicolás Maduro Moros a través de la Asociación de Jubilados y Pensionados AJIP, quien ha planteado la problemática en cartas púbicas.´

La paciencia tiene un límite. En tiempos de justicia y del despertar de los pueblos latinoamericanos, quienes ven en Venezuela un ejemplo, no puede dejarse a un lado este reclamo laboral.

En la opinión pública y en las instituciones del Estado venezolano, comenzando por la propia industria petrolera, están a la vista los soportes y documentos de los pagarés, intereses y de los haberes del Fondo de Pensiones de los jubilados de Pdvsa, en manos ahora del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas.

Ha llegado la hora de darle un parao a quienes se han burlado de los hombres quienes levantamos la industria petrolera en tiempos difíciles y quienes además, estamos dispuestos a hacerlo de nuevo en nombre del pueblo venezolano y de la Patria de Bolívar.

Las deudas pendientes deben ser honradas por el Estado venezolano y por quienes tienen dicha responsabilidad de cumplir con el colectivo de jubilados de Pdvsa.

Quienes estamos a punto de perder la paciencia por la irresponsabilidad de unos pocos atornillados en la industria, ya no podemos soportar más el calvario por el cual estamos atravesando los jubilados petroleros en los últimos años.

La salud, la educación y la alimentación han fallado y muchos compañeros han fallecido, acompañados del sufrimiento de sus familiares.

En estos tiempos de crisis, provocadas por el imperio norteamericano y sus lacayos como Juan Guasón, todavía tenemos fe y la esperanza en el triunfo de la justicia en tiempos de Revolución.

¡Amanecerá y veremos!

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