Ahora mismo la comisión de Tarek el Aissami está haciendo una propuesta de "reestructuración" de PDVSA que implica cambiar la Constitución o violarla, cambiar la LOH (Ley Orgánica de Hidrocarburos), que significa la entrega a privados, extranjeros y nacionales, de toda nuestra industria petrolera y gasífera, lo que pertenece a todos los venezolanos a manos de uno pocos. Y, hasta ahora no ha habido una declaración, una reacción de los trabajadores petroleros, ni de sus representantes en la ANC, ni en favor ni en contra, de esa villanía hecha con la anuencia del gobierno nacional.
La revolución venezolana no cuenta con una clase obrera a su lado, no cuenta con eso de la consciencia de clase. En la lucha de clases criolla, los representantes obreros encarnan a una pequeñaburguesía miserable, rara, capaz de traicionar cualquier causa por 6 cervezas y dos kilos de harina pan; por unos dólares son capaces de desfilar el primero de mayo desnudos. No se ven muchos líderes sindicales que deseen hacer una revolución socialista, que hablen de tomar el poder y organizar una sociedad distinta, la mayoría solo busca una oportunidad de ascender socialmente dentro de una sociedad bien estratificada – si no, el esfuerzo no tendría gracia ¿si no, ante quien presumirían?. Se trata de una psicología simple –. Hasta ahora los representantes obreros que dicen ser chavistas han actuado como esquiroles de la revolución.
Cambiar eso es lo importante, crear conciencia de clase. De los trabajadores depende mucho que podamos revertir la privatización de PDVSA y nuestra industria petrolera, que ahora está en "pleno desarrollo", como diría Walter. Pero la conciencia de clase se adquiere estudiando, en la discusión política y en la lucha por el poder, es una opción de vida, un compromiso con el cambio. Como vanguardia revolucionara, los trabajadores, empleados y obreros, deberían estar al frente de esta lucha por defender nuestra soberanía y en la defensa de la revolución chavista. Pero no es así.
La actitud o vocación revolucionaria del obrero no viene dada de la nada, como piensan algunos, que creen que por pertenecer a un sindicato ya eso te hace revolucionario. Conciencia de clase y socialismo es estudio, trabajo y lucha. Es distinto que ejerza desde su reconocimiento como clase, a que un obrero sea presidente y con esa excusa y a nombre de los trabajadores (el presidente obrero) beneficie los intereses privados; que como fue militante socialista tiene ahora licencia de traicionar los intereses de los trabajadores y de toda la sociedad venezolana, como es el caso de la privatización de PDVSA; lo importante es tener claro cuál es la opción de vida que quiere el obrero: ¿socialismo o escalar socialmente, ser un tonto aspirante?
En de los representantes obreros maduristas y que se dicen chavistas predomina un espíritu pequeñoburgués (se trata de un concepto, no hay mejor forma de definir al aspirante), el mismo del "pacto social" adeco copeyano (sindicatos, gobierno y empresarios) de antes de Chávez, hoy reactivado y potenciado. Con sus excepciones, que son bastantes pero siempre la minoría, ese resto de sindicatos y corporaciones sindicales solo buscan emerger socialmente como un "pequeño poder", la tercera pata dentro de del pacto, dentro de la sociedad clasista que genera el capitalismo, es un fenómeno clásico de la sociología política: el sindicato y el sindicalismo es otro mecanismo de ascenso social. Nuestra tarea es que se conviertan en instrumentos de cambios revolucionarios, ahora es la oportunidad, denunciando la privatización de PDVSA, defendiendo los avances en materia constitucional y legal a favor de la sociedad.
A PDVSA se la quebró para partirla en pedazos y venderla. No se puede culpar a Chávez y al socialismo de algo que fue planificado y ejecutado por Maduro y su círculo más cercano, sus asesores.
Nosotros necesitamos sindicatos obreros revolucionarios, una escuela verdadera de cuadros políticos, una clase obrera verdadera, consciente de su papel en la historia, no traficantes de empleos y apaga fuego, esquiroles de la revolución a favor de la empresa privada y de un gobierno complaciente, no necesitamos mercenarios. Necesitamos obreros revolucionarios que denuncien esta traición.
La distorsión de la dirigencia obrera chavista ha llegado a la ridiculez de defender la subordinación del gobierno al capitalismo; solo han sabido justificarlo, culpando a otros de lo que ha sido solo responsabilidad del desgobierno de Maduro ¿Acaso Tarek el Aissami no es gobierno? ¿Cómo explican que quiera violar la constitución, cambiar las leyes, para privatizar a PDVSA? Solo sirven a Maduro, no son ni gobierno ni poder.
El sindicalismo oficial no se ocupa del tema de los derechos de los trabajadores ni de sus derechos humanos, no se hace solidario con los trabajadores detenidos sin debido proceso legal, no responde a las denuncias de torturas, ni siquiera presume que existan, como si eso no fuera de su competencia, como si la "clase obrera" nada tuviera que ver con lo que pasa en el país. A estos representantes obreros no les interesa de dónde saca el gobierno el dinero para pagar los sueldos, si es de la venta de nuestras reservas de oro, del narcotráfico, de la venta del territorio nacional, selvas, ríos, ¡no importa!, solo les importa que sirven para sostener a los trabajadores engañados y amarrados a la pobreza, atados a la esclavitud, conscientes los muy pícaros de que esa limosna de sueldos no sirve para sostener la vida, son indiferentes a las condiciones laborales, de la salud, a la educación, NO SE INVOLUCRAN EN EL PODER, se lo delegan a burócratas y empresarios.
En el caso de PDVSA y el ministerio de petróleo, los trabajadores conscientes están presos o son escasos los que se atreven a protestar, de resto pareciera que no existen. Los sindicatos petroleros han estado dirigido por mercenarios, por adecos y seudo dirigentes que solo han sabido mantener apagados los conflictos laborales y ocultas las deudas de la empresa con los trabajadores y el país, mediante los mismos chantajes y amenazas que usan sus amos en el gobierno; y salir a marchar, como esquiroles. Carecen de toda voluntad o vocación revolucionaria o socialista, cuando se llaman socialistas lo hacen como lo haría Lacava, o Pérez Abad, o el mismo Maduro.
¡Rescatemos el espíritu revolucionario y socialista de nuestra clase obrera! ¡Rescatemos el espíritu revolucionario de Chávez! ¡Viva Chávez!