La lucha por el salario

Martes, 11/08/2020 08:05 AM

Históricamente la resistencia periódica que la clase trabajadora opone a la rebaja de sus salarios y sus intentos continuos por conseguir una subida de salarios, son fenómenos inseparables del sistema asalariado y se explica porque el trabajo se halla equiparado a las mercancías y, por tanto, sometido a las leyes que regulan el movimiento general de los precios. La economía política en los países capitalistas desarrollados ha demostrado, que una subida general de salarios se traduciría en la disminución de la cuota general de ganancia capitalista, pero que no afecta los precios promedios de las mercancías, suponiendo que el valor del dinero sea invariable. Pero, ¿en la lucha incesante entre el capital y el trabajo, tiene la clase trabajadora perspectivas de éxito?

En general, a pesar las subidas y bajadas y a todo lo que el trabajador puede hacer, el trabajador acabará obteniendo solamente, el valor de su trabajo equivalente al valor de los medios de sustento básicos para su supervivencia y reproducción de su familia, lo que se conoce como salario mínimo.

El valor de la fuerza de trabajo es el necesario para poder mantenerse y reproducirse, para poder perpetuar la existencia física de la clase obrera, para obtener los artículos de primera necesidad absolutamente indispensables para vivir y multiplicarse. El valor de estos medios de sustento indispensables es el límite mínimo del valor del trabajo.

Aunque en Venezuela los "honorables" burgueses de Fedecámaras, Consecomercio y Fedenaga, a los que la revolución bolivariana ha tratado con tanta suavidad, siempre han intentado reducir los salarios de la clase trabajadora de la ciudad y el campo incluso por debajo del mínimo estrictamente físico, valiéndose para ello de la burguesía Imperialista de EEUU para manipular el valor de bolívar y bloquear los ingresos en divisas provenientes de la renta petrolera de PDVSA. Estos métodos de la burguesía pretenden convertir al asalariado en esclavo, y al pequeño burgués en indigente.

Por tanto, con estas acciones la burguesía venezolana pretende embolsillarse un máximo de ganancia, llevando al mínimo físico el salario y empujando para crear condiciones que hagan necesaria una futura extensión de la jornada de trabajo en un gobierno neoliberal. Pero estas intenciones se han encontrado con por la lucha incesante entre el capital y el trabajo por un lado; donde el capitalista pugna constantemente por reducir los salarios a su mínimo físico y prolongar la jornada de trabajo hasta su máximo físico, mientras que por otro lado la clase asalariada presiona constantemente en el sentido contrario con la intervención política legislativa de la revolución bolivariana, lo que se hace ante el evidente poder que mantiene la burguesía en la sociedad venezolana.

En todo caso, en tiempos de intensa lucha clases el resultado no puede alcanzar resultados favorables perdurables mediante convenios privados entre trabajadores y los capitalistas; debido a que el capital es la parte más fuerte.

La transformación social revolucionaria debe introducir máquinas de todas clases y aplicar más ciencia y tecnología, transformar algunas ciudades y una parte de las tierras para la industria y agricultura, aumentar la extensión de la explotaciones agrícolas, y con ella la escala de la producción; y de este modo, disminuir la explotación de la clase obrera gracias a la socialización y aumento de sus fuerzas productivas en favor de la sociedad. Es decir, disminuir el poder de la burguesía. En este caso la aplicación de maquinaria no es más que uno de los muchos métodos empleados para aumentar las fuerzas productivas del trabajo, pero no a favor del burgués.

A pesar que la lucha se desarrolle en el seno de la sociedad burguesa, la clase obrera no deba renunciar a defenderse contra los ataques del capital y continuar en sus esfuerzos para aprovechar todas las posibilidades que se le ofrezcan para mejorar temporalmente su situación. La burguesía intenta empujar la clase asalariada venezolana a la degradación y la desgracia. Por ello, las luchas de la clase obrera por aumentar los salarios son inseparables de todo el sistema del trabajo asalariado, que en casi su totalidad son esfuerzos por ajustar los salarios al valor mínimo a pesar de la diversidad de escalas según su tipo, y que la necesidad de forcejar con el capitalista obliga al obrero a continuar su lucha, ahora con perspectivas del socialismo bolivariano.

La lucha contra el capital es contra los efectos, pero no contra las causas estructurales capitalistas; que lo que hace es contener el descenso de las condiciones de vida del trabajador, pero nunca evitar este hecho intrínseco a la acumulación del capital. La clase asalariada debe comprender que el sistema actual, aun con todas las miserias, continua originando las condiciones materiales y las formas sociales necesarias para la reconstrucción revolucionaria económica de la sociedad. Se debe luchar por un salario justo, al mismo tiempo que se avance en la abolición del sistema del trabajo asalariado como causante de los males.

En síntesis, se propone:

1. Una subida general de los diferentes tipos de salarios que a pesar que causen una bajada de la ganancia capitalista, no debería afectar los precios de las mercancías básicas, si se toman las medidas para fijar el valor del bolívar y contener el poder de los monopolios en los sectores alimenticios básicos.

2. Que las organizaciones de trabajadores hagan comprender a sus integrantes que la tendencia general de la producción en el capitalismo no es a elevar el promedio del salario, sino a reducirlo.

3. Los sindicatos deben luchar y resistir las usurpaciones del capital, que aunque solo es contra los efectos del sistema existente, es un avance en la estrategia general para cambiarlo. Esta lucha debe utilizar las fuerzas organizadas en torno al socialismo bolivariano como palanca para la emancipación final de la clase obrera; es decir, para la abolición definitiva de la vieja sociedad.

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